domingo, noviembre 24, 2024
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UPyD, a favor del ‘fracking’ y el recorte a las renovables

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El nuevo asesor económico de UPyD, Nemesio Fernández-Cuesta, defiende el fracking, las prospecciones petrolíferas y el recorte de primas a las renovables, sector en el que, según él, se generó una burbuja especulativa por la existencia de una retribución asegurada durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Así lo explica en una entrevista apenas dos semanas después de sumarse al proyecto de la formación magenta en calidad de asesor «transversal» sobre temas relacionados con la empresa en todos los sectores, y no únicamente en el energético, su especialidad tras pasar más de tres décadas en Repsol.

Fernández-Cuesta, que entre 1996 y 1998 fue secretario de Estado de Energía y Recursos Minerales con Josep Piqué en el primer Gobierno de José María Aznar, cree que el actual ministro de Industria, José Manuel Soria, está «tratando de capear las dificultades» mediante «parches» a la situación «muy difícil» que heredó de la legislatura pasada.

«Hubiera sido mejor un planteamiento más global, pero han hecho lo que se podía hacer en unas condiciones complicadas», opina, señalando algunas carencias como, por ejemplo, una normativa reguladora del fracking, que constituye «una de las necesidades que cualquier equipo ministerial debería abordar en un plazo corto».

Y es que con el déficit comercial exterior de España, derivado sobre todo de las importaciones energéticas, el país no se puede permitir renunciar a ninguna fuente de energía que reduzca los costes. Lo que incluye tanto al fracking como a las prospecciones petrolíferas.

Sobre el primero, Fernández-Cuesta niega su peligrosidad, que a su juicio no ha sido demostrado por ningún estudio, aunque admite que cualquier proyecto deber realizarse «bien» y «con transparencia».

Algo parecido opina de las prospecciones. «Que España renuncie a explorar con dinero privado si tiene recursos en su subsuelo no tiene mucho sentido. Aunque, como siempre, hay que hacerlo todo bien, sometido a las normativas medioambientales», precisa, afirmando que el riesgo por ejemplo de que las Islas Canarias se vieran afectadas por un vertido no estriba tanto en las prospecciones realizadas por Repsol como por los cientos de barcos cisterna que «todos los días del año bordean sus costas».

En cuanto a las renovables, defiende que son «imprescindibles» y que hay que «buscar su compatibilidad» tanto en coste como en aportación al mix energético con el resto de tecnologías, pero también cree que se ha hecho bien al recortar sus primas, fijadas en un porcentaje asegurado por el Ejecutivo socialista, lo que generó una «burbuja» que había que pinchar.

Fernández-Cuesta se muestra también en contra del «excesivo intervencionismo» en el ámbito de la empresa que algunas formaciones políticas propugnan y que, «en general, sólo llevan a más burocracia e ineficiencia».

Así, defiende que una buena regulación de los mercados es «mucho más importante que la intervención en las decisiones de las empresas» o su nacionalización, y critica también a quienes promueven la fijación de topes salariales a los altos cargos de las grandes compañías españolas.

«Creo en la autonomía de la empresa privada», proclama, matizando a renglón seguido que esa independencia de gestión debe ir acompañada de unos «claros límites» establecidos por los comités de nombramientos y de retribuciones, y de una ejecución «correcta» de las normas retributivas que los accionistas decidan en cada caso.

En relación con las posturas proteccionistas de algunos gobiernos con respecto a sus empresas estratégicas, Fernández-Cuesta las ve justificadas si se trata de protegerlas ante los intereses de empresas públicas de otros estados pero no cuando es en operaciones protagonizadas por empresas privadas de la UE.

«Si una empresa europea que no es pública quiere invertir en España difícilmente se le puede impedir, es una de las consecuencias lógicas y obvias de formar parte de la Unión. Pero si se trata de una empresa pública habría que hacérselo mirar. Que un estado cualquiera sea propietario de una empresa importante en un sector relevante no es lo más conveniente. Si tiene que haber control estatal de alguna manera, más vale que sea el nuestro», explica.

Vinculado desde finales de los años 80 a la empresa Repsol, Fernández-Cuesta ha hecho el camino entre la política y la empresa a la inversa de lo que suele ser habitual, algo que le causa «vértigo», según reconoce, pero también supone un nuevo reto para «intentar hacerlo lo mejor posible» en su nueva ocupación.

Preguntado por su opinión sobre las puertas giratorias, defiende que «los viajes de una vez no son un problema», ya que altos cargos públicos como los expresidentes del Gobierno «tienen mucho que aportar» a las principales multinacionales españolas. «Lo que es más complicado es que los viajes sean continuos, en péndulo», reconoce, abogando por «acotar» esa posibilidad y que el camino sólo se pueda recorrer en un sentido.

El nuevo asesor de UPyD explica que su acercamiento a la formación magenta comenzó a fraguarse hace tiempo, aunque sólo se formalizó tras su salida de la petrolera, porque UPyD es «el único partido» que propone ideas como «recuperar las competencias estatales en materia de enseñanza o sanidad, quitar peso de los políticos en las instituciones o delimita competencias entre administraciones», planteamientos que comparte.

«El paro que tenemos es por una inadecuación de la oferta y la demanda de trabajo, y eso fundamentalmente arranca de la formación. Y tenemos campus en todas las ciudades mínimamente importantes de España pero no tenemos excelencia, que es absolutamente necesaria para el futuro», pone como ejemplo.

Por eso, a partir de ahora tratará de «echar una mano» a la formación, aportando «pinceladas de corte un poco más empresarial» a la «aplicación directa» de su programa económico, que ya está redactado y Fernández-Cuesta no revisará. Igualmente, ayudará a UPyD en «cualquier tipo de análisis de corte económico y empresarial» que requiera a la hora de plantear sus propuestas.

Sin embargo, asegura que entre sus ambiciones no se incluye participar en ninguna de las listas electorales que UPyD confeccione a lo largo del año para enfrentarse a las múltiples citas electorales que hay previstas. «No pretendo llegar a nada. Mi objetivo es echar una mano y ver cómo van yendo las cosas», concluye.

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