Las primaveras árabes, fallidas casi todas, han traído inestabilidad creciente en el Magreb, en la otra orilla del Mediterráneo. Libia está camino de desaparecer en manos del Estado Islámico (IS), Egipto vive una suerte de dictadura militar, y Túnez, el pionero en la primavera, se ha visto sacudido por el último atentado mortal. Ante esto, España carece de una estrategia clara, aunque ya dispone de medios militares en regiones vecinas, como el Sahel, donde está instalada Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI).
España se relaciona con el mundo físico principalmente por agua: 8.000 kilómetros de costa, dos archipiélagos, el 90% de las importaciones y el 60% de las exportaciones navegan. El espacio marítimo también es fuente potencial de inseguridad, de fácil acceso y aparentemente menos controlado que el aéreo o el terrestre.
La Fundación Alternativas acaba de presentar un estudio, financiado por el Ministerio de Defensa, que pone el acento en el Mediterráneo y la seguridad, estableciendo tres planos de interés -Sahel al sur del Sáhara, los vecinos norteafricanos del Mágreb y el propio Mediterráneo occidental y central, como área estratégica de interés prioritario- y lanza algunas propuestas que se corresponden con carencias detectadas: la oportunidad de crear un servicio de guardacostas, que concentre recursos hoy dispersos; la necesidad de un mando único y centralizado ante una crisis, que la lógica sitúa en Presidencia del Gobierno.
El capitán de fragata Francisco Ruiz es el autor del informe, El papel de España en la seguridad del Mediterráneo occidental: «la actual situación geopolítica del Mágreb es más inestable que la anterior a las revueltas de la llamada primavera árabe, y ha desestabilizado la región del Sahel, especialmente crítica para Europa», resume. Para potenciar el papel de España en la seguridad marítima del Mediterráneo propone actuar en tierra, lejos de la costa, «así como reducir las actuales deficiencias de la administración marítima española».
Alternativas y Elcano han analizado el Mágreb y el Sahel por iniciativa del Ministerio de Defensa
Bajo el prisma de la seguridad, el Mediterráneo aparece como un escenario amenazante: terrorismo yihadista mezclado a menudo con redes de crimen organizado, vulnerabilidad del suministro energético, Libia en estado de descomposición, flujos migratorios descontrolados, riesgo potencial de que milicias o terroristas den el salto a la piratería o ataques a buques. Por el contrario, los grupos violentos hasta la fecha tienden a alejarse de la costa, prefieren ocultarse en las fronteras difusas al sur del Sáhara, y se reconoce que atentar en el mar requiere unas capacidades técnicas de las que hoy no disponen.
«Es necesario actuar anticipatoriamente en el Mágreb o incluso en el Sahel, antes de actuar reactivamente cuando las amenazas se materialicen en nuestros espacios marítimos de responsabilidad», afirma el autor.
El documento de la Fundación Alternativas propone concentrar en el Sahel las intervenciones militares españolas en el exterior, bien en el marco de la UE o incrementando el apoyo directamente a las operaciones militares de Francia en la zona, en detrimento de otras actuaciones «en regiones remotas en las que nuestros intereses no están tan en juego». El autor señala las limitaciones de la OTAN, actualmente volcada en el Este de Europa, para actuar en estas zonas donde considera que se concentran las mayores amenazas a la seguridad.
En relación con el Mágreb, el informe apuesta por la cooperación bilateral para reforzar las capacidades de seguridad de estos Estados, muy débiles en materia de seguridad marítima. Se sugiere avanzar con Marruecos y Argelia con la firma de acuerdos en este ámbito.
En consecuencia, “se propone dar prioridad a la UE y al 5+5 frente a la OTAN para canalizar en este ámbito los limitados recursos y en la que España debe promover un enfoque global en las políticas de la Unión Europea hacia el Magreb, que incluya una dimensión de seguridad inexistente en la fracasada Unión por el Mediterráneo”, ha explicado Ruiz González.
Falta de estrategia, descoordinación de recursos y duplicidades afloran en la actuación del Estado
Las deficiencias señaladas por Alternativas ya en territorio nacional y sus costas cercanas, que por tanto centra sus propuestas de actuación, son la descoordinación de recursos, apuntando por ejemplo a duplicidades como que la Armada y la Guardia Civil cuentan cada una con un avanzado centro de coordinación -en Cartagena y en la sede central de la Guardia Civil en Madrid-, el segundo probablemente sobredimensionado para las competencias del cuerpo policial. El informe propone un solo centro de coordinación y un mando operativo único, localizable por elevación en el Departamento de Seguridad Nacional de la Presidencia del Gobierno. Se recuerda una experiencia que califica de exitosa, en la crisis de los cayucos en 2006 que llevó en un año más de 30.000 inmigrantes a Canarias (hoy la cifra se ha reducido a la décima parte), cuando se creó un único centro de coordinación.
“Ese es el modelo francés, en el que las órdenes del primer ministro, a través del secretario general del Mar, se trasladan al prefecto marítimo (un almirante), bajo cuyo mando efectivo quedan todos los recursos del Estado con independencia de su adscripción administrativa”, explica Francisco J.Ruiz González.
Se plantea también la creación de una Fuerza de Guardacostas, que asuma las competencias del Servicio Marítimo de la Guardia Civil (Ministerio del Interior), Salvamento Marítimo (Ministerio de Fomento), Vigilancia Aduanera (Agencia Tributaria), Secretaría General de Pesca (Ministerio de Agricultura) e Instituto Español de Oceanografía (Ministerio de Economía), así como las misiones menos exigentes de la Armada, que podría centrarse en la disuasión y la defensa. Habla el autor de la necesidad de «coordinar la actuación y optimizar el uso de los recursos de toda la pléyade de organismos con competencias, a veces duplicadas, en cuestiones de seguridad marítima», todos celosos de su área de actuación.
En la presentación del documento, el responsable del área de seguridad y defensa de la Fundación Alternativas, Constantino Méndez, destacó la importancia de que España se proyecte sobre su espacio marítimo, dimensión abandonada durante mucho tiempo, que además otorgaría al país una centralidad política en el contexto europeo donde se sitúa en la periferia al menos geográfica. Méndez aludió a que las aguas de soberanía y las internacionales vecinas suman un espacio de millón y medio de kilómetros cuadrados, el triple de la superficie de la península.
España ha avanzado mucho en el ámbito de la seguridad marítima con la aprobación de la Estrategia de Seguridad Nacional 2013, pero, a juicio del autor del documento, “aún nos queda un largo camino por recorrer”.
«Las amenazas en la mar siempre tienen su origen en tierra», afirma un investigador
El informe de Alternativas se centra en los riesgos actuales y posibles, fundamentalmente de respuesta militar, que España puede encontrar en el Mediterráneo y zonas vecinas. Para otra ocasión quedan temas relacionados como la reacción de España y la UE a los procesos políticos recientes en el norte de África, las políticas de desarrollo, las actuaciones que deben acompañar la preocupación por la seguridad.
En cualquier caso, en una modernidad que los sociólogos han calificado de líquida, con identidades globales, volubles y escurridizas, y difíciles de interpretar, el mar recupera protagonismo. A lo que se puede añadir otra sentencia del capitán de Fragata autor del informe de Alternativas: «las amenazas en la mar siempre tienen su origen en tierra».
El documento de la Fundación Alternativas puede ponerse en relación con otro informe presentado en diciembre por el Real Instituto Elcano, España mirando al sur: del Mediterráneo al Sahel, impulsado también por el Ministerio de Defensa, con un foco más amplio pero centrado sobre todo en la seguridad, en el que se concluye que «la intervención española en el Mediterráneo y el Sahel se desarrolla de forma compartimentada y sin coordinación previa entre diferentes Ministerios y agencias».
En la presentación del documento de Elcano, el ministro de Defensa -el de Exteriores no estaba presente- destacó que «el despertar de África nos obliga a tener un papel proactivo» y la relevancia de estudios de este tipo, «el conocimiento como requisito previo a la acción».
El Mediterráneo y África se afirma que son espacios de carácter ambivalente, ofrecen múltiples oportunidades y también riesgos y amenazas a la seguridad. Esta última faceta es hasta ahora la que centra la atención del Gobierno, a través del Ministerio de Defensa.