El bloque técnico de la Terminal 2 de El Prat está blindado. En la puerta se arremolina la prensa y varios Mossos d'Escuadra vigilan que nadie entre. Autobuses y ambulancias se vislumbran al otro lado de la valla. Allí están algunos de los familiares y amigos de los pasajeros que iban en el avión de Lufthansa que se ha estrellado esta mañana en los Alpes franceses.
Un equipo de psicólogos acompaña a varios de los familiares de esos 148 pasajeros que iban en el vuelo a Dusseldorf. Otra parte de los familiares han sido transportados en autobuses a tres hoteles cercanos al aeropuerto para tomarles muestras de ADN y poder así identificar a las víctimas mortales, según han confirmado los Mossos d'Esquadra. Sólo media hora antes la vicepresidenta de Lufthansa se negaba a reconocer este hecho finalmente confirmado por los agentes. Sí decía que es una práctica habitual para poder reconocer a las víctimas. Hay alrededor de 150 personas en las cercanías del aeropuerto relacionadas con los pasajeros del avión siniestrado. Los primeros indicios, aseguran, señalan que la causa ha sido un accidente por las circunstancias meteorológicas y no quieren entrar a valorar otra posibilidad por el momento.
Las malas condiciones del tiempo están retrasando la búsqueda y las labores de investigación, tal y como ha asegurado la vicepresidenta europea del grupo Lufthansa. «Este es un momento trágico para Lufthansa», ha concluido.
Con pocos datos y apelando a la precaución, ha asegurado que hablar de supervivientes en estos momentos es una especulación. La información está blindada y aseguran no quieren dar un dato sin precisión.
Mientras la normalidad se instala en la T1 y la T2 de Barcelona, ajenas al suceso. Toda la prensa y familiares se arremolinan en el bloque C de la T2 sin afectar al tránsito de viajeros. Sólo el tiempo acompaña a este siniestro. Las nubes se han instalado en la capital condal y la lluvia acompaña el llanto de las víctimas.