«Corregiré lo que haya que corregir». Así de contundente se mostró este martes el presidente Mariano Rajoy en la rueda de prensa que concedió en La Moncloa junto al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, cuando fue preguntado por las manifestaciones públicas y privadas de algunos de sus 'barones' cuestionando la estrategia actual del partido y exigiendo un cambio de rumbo de cara a los próximos comicios de mayo. Y dicho y hecho. Según confirman fuentes 'populares', el presidente del Partido Popular ha convocado para el próximo martes 7 de abril, inmediatamente después de volver de las vacaciones de Semana Santa, a la Junta Directiva Nacional del partido para analizar y valorar la estrategia que seguirá la formación de cara a las próximas elecciones municipales y autonómicas.
Andalucía ya supuso un buen toque de atención. Y aunque el presidente del Gobierno -susurrado al oído por su 'gurú' Pedro Arriola- intente 'vender' a los suyos que la gran perdedora el pasado 22 de mayo fue Susana Díaz, cualquiera sabe que el gran castigado por la irrupción de nuevas fuerzas políticas, especialmente de Ciudadanos, fue el Partido Popular, que pasó de 50 a 33 escaños, sus peores resultados de los últimos 25 años en la región. Un día después de estos devastadores comicios, y como suele ser habitual, el líder de la formación convocó a su Comité Ejecutivo Nacional en Génova. Once 'barones' ni siquiera se molestaron en moverse de sus despachos. Se olían lo que iba a ocurrir. Cero autocrítica. De hecho, para Rajoy los grandes perdedores fueron los socialistas, pese a conservar el mismo número de escaños que en 2012, convertirse en primera fuerza política y contener el avance de una fuerza (Podemos) que presumía de ser una verdadera alternativa.
Una actitud que ha agravado aún más el malestar interno que lleva instalado en el partido conservador desde las pasadas elecciones europeas. Donde ya se pudo apreciar la tendencia a la baja del voto conservador. El PP resultó la fuerza más votada de aquellos comicios, pero perdió 2,6 millones de votos y 8 escaños. Desde entonces, muchos 'populares' ya alertaron de la necesidad de un cambio de rumbo. Y Rajoy reaccionó parcialmente. Aumentó la presencia de su partido en la televisión para intentar contrarrestar el poderoso avance de Podemos. Nombró a un nuevo portavoz para tratar de reforzar el área de comunicación en La Moncloa. De hecho, el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, lleva desde enero reuniéndose una vez a las semana con los periodistas que habitualmente cubren la información de Gobierno para tratar de explicar mejor la acción del Ejecutivo. Incluso él ha multiplicado sus actos públicos y sus apariciones televisadas, en contra de las recomendaciones iniciales de Arriola.
En Andalucía ha estado más presente que nunca. Hasta cinco mítines ha protagonizado en 15 días de campaña electoral. Pero de poco ha servido. Los resultados no han podido ser peores. Así que el diagnóstico generalizado entre muchos 'populares' es que la presencia de Rajoy y sus ministros en las campañas electorales es un lastre para la formación. La opinión mayoritaria es que los ciudadanos no han entendido las políticas puestas en marcha por el Gobierno y están castigando en las urnas a la formación que lo sustenta. «Hay que esforzarse más», advirtió en el último Comité Ejecutivo a sus compañeros, y volvió a insistir este martes en La Moncloa. Claro que para ello primero tiene que apagar el incendio que actualmente está descontrolado en el seno de la formación y reformular una estrategia con la que todo el partido esté de acuerdo.
Por ello ha optado por convocar al órgano más importante del partido, formado, entre otros, por los miembros de la cúpula 'popular', los parlamentarios nacionales y europeos, los presidentes autonómicos y los máximos responsables del PP en cada provincia y abordar desde él el grave problema que actualmente azuza dentro de sus filas. «Cuando se gobierna es bueno tomar decisiones para que las cosas puedan salir mejor y actualizarse», reconoció este martes. Se supone que Rajoy debería convocar a la Junta Directiva Nacional cada trimestre, pero lo cierto es que durante estos últimos cuatro años sólo la ha hecho en casos de extrema gravedad. Lo hizo en abril de 2013, tras el estallido del 'caso Bárcenas', y lo vuelve a hacer ahora que se acercan unas elecciones decisivas para la formación. El ambiento es tenso y pesimista en Génova, 13 y el presidente intenta por todos los medios ponerle solución.