La Dirección General de la Policía, con el visto bueno del Ministerio del Interior, también va a relevar de su puesto en los próximos días al comisario José Villarejo, quien ocupará un puesto en la Subdirección General de Recursos Humanos de la que depende la Unidad de Régimen Disciplinario de la División de Personal que instruye los expedientes disciplinarios como el que se podría iniciar contra él por sus actividades empresariales, han confirmado fuentes conocedoras de estos movimientos.
De este modo, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, tercian en el enfrentamiento que mantenía Villarejo con el jefe de la Unidad de Asuntos Internos, Marcelino Martín Blas-Aranda, relevado también de su cargo para ocupar un puesto en el Consejo de la Policía como asesor y sin funciones específicas.
Según las mismas fuentes consultadas, estos cambios de destino han contado también con el visto bueno del propio Eugenio Pino de quien dependían jerárquicamente ambos mandos policiales, inmersos en una gran rivalidad que trascendió a los medios de comunicación. La decisión de cambiar el destino a Villarejo ya está tomada si bien aún no se ha hecho oficial por parte de la Administración.
«Por lo menos hasta ahora»
Este mismo miércoles el ministro Fernández Díaz se refería así al asunto: «No me consta que se haya producido un relevo, por lo menos hasta ahora, según me ha confirmado el director de la Policía, no me consta que se haya producido un cambio de destino del otro comisario (Villarejo) que hasta ahora estaba en la Dirección Adjunta Operativa». En cuanto al relevo de Martín Blas-Aranda ha argumentado que «no es una degradación ni un cese, aunque no lo parezca» y que asesorará a Pino y a Cosidó.
De la Subdirección General de Recursos Humanos, el futuro destino de Villarejo, depende la Unidad de Régimen Disciplinario de la División de Personal que investiga las posibles infracciones disciplinarias. Cosidó anunció públicamente que Villarejo sería investigado por la filtración de la grabación de su encuentro con el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, pero Fernández Díaz nunca se ha referido a ese asunto en público, tan sólo al que afecta a sus actividades empresariales.
Fue el propio ministro Fernández Díaz el que ordenó hace ya un mes un informe a la Policía después de que 'El País' desvelase que tenía participaciones en 12 sociedades con un capital de al menos 16 millones de euros. Según la Ley de Régimen Disciplinario de la Policía se considera una falta muy grave «el incumplimiento de las normas sobre incompatibilidades cuando ello dé lugar a una situación de incompatibilidad» por lo que se contemplan sanciones que van hasta la expulsión del Cuerpo.
Confianza del Ministro
No obstante, las fuentes consultadas no confían en que la investigación acabe derivando en alguna sanción para Villarejo. El propio ministro ha reiterado este miércoles su confianza en que este comisario actuaba de acuerdo con la legalidad «salvo que se demuestre lo contrario». De hecho, la investigación oficial podría no llegar a abrirse siquiera ya que para ello tiene que existir un informe previo que considere que hay elementos suficientes para incoar un expediente.
Ese informe previo lo está elaborando desde hace semanas la Dirección Adjunta Operativa en la que estaba destinado el comisario Villarejo. Para la elaboración de ese informe Eugenio Pino designó a un Inspector Jefe de su confianza. Es habitual que estas primeras pesquisas las realice un funcionario de Policía de mayor o igual graduación que el investigado, algo que en este caso no se ha producido.
Fuentes policiales conocedoras del funcionamiento del Cuerpo apuntan a que los cambios de destino de Martín Blas-Aranda y Villarejo pretendían ser una solución salomónica, pero consideran en que quien ha salido más perjudicado es el ya ex responsable de Asuntos Internos al haber perdido sus funciones operativas. En cambio recuerdan que Villarejo se define a si mismo como agente encubierto y que esas funciones podría seguir haciéndolas como hasta ahora.
«Por nada del mundo»
El propio Villarejo ha descrito su función policial en algunos textos que él mismo ha hecho públicos: «sólo soy oscuro, mejor anónimo, ante los delincuentes y creo que mi labor es eficaz desde la discreción… y no existiendo oficialmente». «Cuando estoy en Líbano fingiendo ser transportista de droga o en Irak de comerciante o en Afganistán simulando ser tratante de caballos, estoy realizando una labor que me apasiona, que es mi vida, que no la cambiaría por nada del mundo», advierte.
«El comisario Villarejo ha prestado relevantes servicios, y es mi obligación decirlo, en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado y eso no se puede olvidar en ningún momento», subrayó el ministro del Interior en plena polémica sobre estas actividades empresariales. Este alto mando tiene 63 años y está próximo a su jubilación. Tras una década de excedencia voluntaria regresó al Cuerpo y estuvo adscrito a la Comisaría General de la Policía Judicial y posteriormente a la Comisaría General de Información.
Enfrentamiento
Villarejo acusa a Martín Blas-Aranda de haber tratado de involucrarle en algunas de las investigaciones realizadas por Asuntos Internos como la 'Operación Emperador' contra la mafia china. Así lo explicaba el medio de comunicación Información Sensible, gestionado por el propio Villarejo: «resulta que un hijo del Comisario (Villarejo) con una empresa de ambientadores, llama a un ciudadano chino para preguntar si conoce a un fabricante de esos productos en China y que no le engañe en el precio».
«¿Tiene relevancia esto como para incluirlo en un Sumario por parte de Asuntos Internos? ¿O será porque reprocha a su colega Marcelino Martín Blas que emplee a Asuntos Internos para acosar a los policías de la UDEF que están investigando corrupciones políticas como la Gürtel?», se preguntaba ese mismo medio de comunicación.
Posteriormente, Villarejo acusó también al responsable de Asuntos Internos de fabricar pruebas falsas contra él en el sumario de la investigación del pequeño Nicolás para tratar de involucrarle en las actividades del joven.