Margarita Toledo, madre del cabo Francisco Javier Soria Toledo, que murió el pasado enero por disparos israelíes en Líbano, ha afirmado este miércoles que está «indignada» con el Gobierno español por su respuesta «demasiado tibia y fría» tras la muerte de su hijo, y ha confirmado que la familia pedirá una investigación judicial.
En declaraciones a la Cadena Ser recogidas por Europa Press, Toledo ha lamentado que el ministro de Defensa, Pedro Morenés, no haya condenado a Israel por lo que ella considera «un asesinato» y no «un error». «Israel no comete errores», ha manifestado y, en todo caso, ha subrayado que «los errores se pagan».
La familia acudirá a la Audiencia Nacional (tal como avanza hoy 'El País') porque considera que «el que mata a alguien lo paga, y aquí tiene que haber un culpable». Eso sí, ha puntualizado que ella no acusa «al Estado de Israel» de ser culpable y ha recordado a los dos soldados israelíes que murieron ese día. «Pobres madres que tienen que llorar a sus hijos, pero es que mi hijo no los mató, él estaba allí para ayudar», ha recalcado.
La madre del cabo ha criticado que Defensa «dé el asunto por cerrado» y considere una «victoria» que Israel vaya a pagar una indemnización a su viuda y su hija, nacida apenas unos días después de la muerte del militar. «Sólo faltaba que mi nieta tuviera que pasar necesidades», ha espetado.
Margarita Toledo se ha preguntado si «la vida de un soldado tiene precio» y ha tachado de «muy injusto» que el Gobierno no defienda a un miembro de sus Fuerzas Armadas. También ha relatado que no han recibido de Israel ninguna disculpa ni explicación.
Y, aunque ha dejado claro que ella «no entiende de bombas», ha rememorado cómo en las imágenes se veía que «caían montones de bombas» y ha reconocido que está «confundida» por las explicaciones que apuntan a que su hijo estaba en una torre «demasiado alta». Toledo ha recordado que estaba «amparado» por la bandera de la ONU «y les dio igual disparar».
Margarita Toledo ha relatado que su hijo era «muy feliz» en el Ejército. «Yo creía que estaba seguro, él estaba en servicio humanitario, no estaba en guerra con nadie», ha dicho.
El ministro de Defensa confirmó la semana pasada que el cabo Soria Toledo falleció a causa de «varios errores» cometidos por el Ejército de Israel, según lo que se desprende de las investigaciones que se iniciaron tras el ataque y que corrieron a cargo del Ejército español, la ONU y el Gobierno hebreo.
Sobre esos errores, Morenés indicó que el Ejército israelí «asumió un riesgo excesivo al considerar como distancia de seguridad menos de 500 metros con respecto al objetivo», los artilleros «carecían de la posibilidad de efectuar corrección del tiro», y no tuvieron en cuenta «el alzado de las instalaciones» de la ONU –el cabo Soria se encontraba en una torre de observación de 10 metros de altura– ni «los márgenes de error producidos por el viento».
En Líbano hay actualmente algo más de 550 militares españoles desplegados en la Fuerza Interina de Naciones Unidas (FINUL), cuya misión es impedir un recrudecimiento de las hostilidades entre Israel y milicias como Hezbolá que devenga en otra guerra como la que tuvo lugar en 2006, además de contribuir a garantizar el acceso humanitario a la población civil y facilitar al Gobierno libanés el dominio total de la zona sur del país.
La situación general en Líbano es considerada por el Gobierno español como de «calma tensa», ya que continúa marcada por las «tensiones sectarias» y en los últimos años por la «influencia de la crisis de Siria».