El director del secretariado de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, José Luis Pinilla, ha lamentado que «Europa se ha convertido en una fortaleza casi impenetrable» y ha pedido a la UE que aumente la cooperación exterior, exima temporalmente de la obligación de visado o al menos, los conceda por motivos humanitarios.
Así lo ha indicado Pinilla tras la publicación del último documento de la Conferencia Episcopal Española 'Iglesia, servidora de los pobres' y ante los 1.700 inmigrantes muertos en el Mediterráneo en lo que va de año.
«Imagino al hidalgo manchego Don Quijote montado a lomos de Rocinante a Estrecho traviesa, al pie de las verjas de Ceuta y Melilla que él toma por encantados castillos, socorriendo a unos inmigrantes cuyo único crimen es su instinto de vida y el ansia de libertad», pensaba Pinilla, mientras releía el texto cervantino de Goytisolo en la ceremonia de la aceptación del Premio Cervantes.
Según explica, dibujaba en su mente «un cuadro medieval de Europa como una fortaleza con sus murallas y sus fosos» en el que manos de niños y adultos sobresalían del agua intentando asirse al puente levadizo que cerraba las puertas de la muralla, ante las «miradas perplejas de los habitantes europeos desde las almenas».
Pinilla explica que estos inmigrantes que mueren ahogados «huyen de un conflicto, de la violencia y de la persecución» e invita a pensar cuáles serán sus circunstancias en los países de origen para «pagar miles de dólares a un traficante para atravesar el mar en un bote roto». «Es casi la única opción que les queda», subraya.
El director de la Comisión de Migraciones de la CEE dice haber reconocido a Dios entre estos «náufragos para los que no ha habido lugar en la posada de la UE» y que huyen «de unos tiranos cualquiera de los países de origen».
Por ello, critica que ahora «Europa y el gobierno español dentro de ella ofrezca soluciones tan imaginativas como hundir barcos abandonados en los que huyen», a su juicio, «una nueva modalidad de la llamada externalización de fronteras». «Ante la gran evasión, el Norte, en vez de procurar pasillos humanitarios, quiere hundir los únicos agarraderos de 'los nadie'», denuncia.
Ante esta situación, pide a Europa, «si es preciso de rodillas ¡por ahora!» que «aumente la insignificante cooperación exterior, sin hipocresías»; que «practique la hospitalidad reasentando a los refugiados sin protección en la región»; que «reunifique a las familias de refugiados que ya están en la UE»; y «exima temporalmente de la obligación de visado o, al menos, conceda visados por motivos humanitarios».