El representante de la Dirección Nacional de la Federación de Industria de CC.OO., Francisco Figueroa, ha recalcado que el avión siniestrado en Sevilla realizaba un vuelo de preentrega, había pasado «todas las pruebas y no había dado ningún fallo anterior, ni en monitores«, por lo que señala que se cree que pueda ser «un fallo técnico porque dio una vuelta entera e intentó un aterrizaje forzoso que no salió».
Tras señalar que las familias y los trabajadores de Airbus en la planta de Sevilla están en estos momentos «desolados» por lo sucedido, Figueroa, también trabajador de la compañía, ha subrayado que, aunque todavía hay que esperar a conocer el informe de la empresa y lo que desvela el contenido de las cajas del avión, «todo apunta a que ha sido un fallo técnico».
A su entender es «bastante inexplicable», habida cuenta de que el aparato había pasado «todas las pruebas sin problemas y no se había detectado ninguna incidencia en los vuelos anteriores».
Preguntado por los periodistas sobre las posibles repercusiones negativas que este accidente puede conllevar para la industria aeronáutica sevillana, el dirigente sindical ha reconocido que en estos momentos no se está «para pensar en eso».
«Ahora mismo lo que nos queda es la amarga alegría de que esto no ha sido muchísimo peor», ha aseverado Figueroa, quien ha asegurado que si no llega a ser por la «sangre fría» del piloto», que optó finalmente por intentar el aterrizaje forzoso en un sembrado de patatas teniendo en cuenta que «era el primer sábado que acudían a trabajar en la planta de Coca-Cola o que había personal en Aerópolis, por lo que hoy se podría estar hablando de un desastre bastante mayor».
Tras subrayar el «prestigio» que tiene el sector aeronáutico andaluz, Figueroa recuerda que el avión no habría de arder a no ser que existiera una chispa eléctrica o una salida de queroseno, añadiendo que el choque contra la torre de alta tensión «podía ser lo que faltó para que el queroseno prendiera».