Primera sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados tras las últimas elecciones municipales y autonómicas; y como era de esperar, los nefastos resultados obtenidos por el Partido Popular no han pasado desapercibidos. El pasado domingo, el PP volvió a ser la formación más votada -sus dirigentes lo recuerdan siempre que pueden- pero ha perdido gran parte del poder que atesoraba desde 2011. En concreto, 2,5 millones de votos, más de 500 mayorías absolutas y en torno a 3.700 concejales. Y aun así, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sigue empeñado en seguir adelante con sus políticas económicas y sus reformas «porque están dando resultados». Así es como se ha expresado este miércoles en el Parlamento Nacional.
Todos los ojos estaban puestos en él, pero su cabeza estaba en otra parte. Probablemente con los 'barones' autonómicos que este martes empezaron a abrir la puerta para salir de la formación tras la debacle del domingo. Tal ha sido el despiste, que Rajoy ni se ha inmutado ante los fuertes embistes que ha recibido por parte de una de las formaciones que más le molestan del Parlamento Nacional. Según el diputado de Amaiur, Sabino Cuadra, «60 o 70 escaños ocupados por el PP son ilegítimos porque ha perdido el respaldo de la mayoría de los españoles desde hace mucho tiempo». El parlamentario abertzale ha acusado a Rajoy de «pucherazo», le ha avisado de que la mayoría que logró en las últimas generales «ha caducado» y le ha exigido que frene sus políticas ya «ilegítimas».
El presidente ni se ha despeinado: «El Gobierno que presido es legítimo y democrático y parece mentira que aún se puedan escuchar en 2015 en esta Cámara interpretaciones tan burdas, antidemocráticas e ilegítimas«.
Es evidente que el problema este miércoles no lo tenía dentro del Hemiciclo, sino fuera. No es habitual que el presidente del Gobierno se pare en los pasillos del Congreso a hablar con los periodistas, y menos aún cuando le rodea la controversia. Pero este miércoles lo ha hecho. Era necesario apagar el fuego desatado en el seno de su formación. Este lunes, Rajoy compareció en la sede nacional del PP eludiendo la autocrítica e insistiendo en su habitual política de los cero cambios. Pero las reacciones no se hicieron esperar. Varios dirigentes de su partido se han mostrado dispuestos a abandonarle. Y a Rajoy no le ha quedado más remedio que matizar.
El también presidente del PP parece que ahora ya no descarta cambios en el partido. Eso sí, no serán inmediatos. «Lógicamente iremos poco a poco tomando las decisiones que creamos que son más oportunas y convenientes para poder presentarnos a las próximas elecciones generales de la mejor forma posible y para pedir a los españoles que vuelvan a darnos su confianza», ha aclarado el presidente. No ha mencionado expresamente a nadie, pero sí ha reconocido que en su partido existe una importante decepción por los resultados del domingo. «Hay algunas personas en el partido, algunos candidatos, que han dicho que efectivamente no se presentarán a próximos congresos que tendrán lugar más adelante. Siguen en sus responsabilidades, pero han dicho tras un resultado que no han considerado satisfactorio, que no van a presentarse más», ha zanjado.
Este martes, uno de los 'barones' autonómicos más veteranos del PP, Juan Vicente Herrera, recomendaba a Rajoy «mirarse al espejo» antes de decidir si se presentará a las próximas elecciones generales. Pero de eso aún no quiere hablar el presidente. Él sigue creyendo que es el mejor candidato para encarar el final de año, pero por el momento insiste en que sus prioridades son dos: «cumplir con la responsabilidad que le encomendaron los españoles» y «seguir gobernando hasta el final de la legislatura». Rajoy cruza los dedos para que los «efectos» de sus políticas «cada día sean mejores». Está convencidido de que eso le salvará.