El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ya ha contactado con el líder de la oposición, Pedro Sánchez, y con el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, tras los comicios municipales y autonómicos celebrados el pasado domingo. El objetivo: tantear el ambiente y no ser excluido de los posibles pactos postelectorales que surjan en las próximas semanas. El veredicto de las urnas ha sido demoledor para el Partido Popular, que sigue siendo la fuerza más votada, pero ha perdido 2,5 millones de votos, 500 mayorías absolutas y más de 3.700 concejales. Hoy, media España se debate entre continuar siendo azul (con el único apoyo posible de Ciudadanos) o tornar a rojo (ayudado, eso sí, con el apoyo de Podemos). Se acabaron las mayorías totales, ahora es tiempo de sentarse en la mesa a negociar. Y eso es lo que están haciendo todos los líderes políticos, incluido el presidente del Gobierno.
Su objetivo actualmente es doble, puesto que la crisis que le está tocando capear es doble. Por un lado, intentar conservar el mayor poder territorial posible. Y para ello no le ha quedado más remedio que ponerse en contacto ya con sus rivales en las urnas con las que hoy puede tener algún tipo de afinidad. Este es el caso del PSOE y Ciudadanos. Los líderes de ambos partidos ya han recibido una llamada telefónica del presidente del Gobierno. Se trata de una primera toma de contacto y «se continuarán las conversaciones», ha advertido Santamaría, que tampoco ha querido desvelar más detalles al respecto. La vicepresidenta ha enmarcado estas conversaciones dentro de la normalidad. Sin aclarar, eso sí, si esa «normalidad» se extenderá también al líder de Podemos, Pablo Iglesias, o incluso al de Izquierda Unida; o si el encuentro de Rajoy tanto con Sánchez como con Rivera se producirá en breve. «Sólo puedo informar de las conversaciones que se han mantenido. No de las que puede haber en un futuro», ha zanjado la portavoz gubernamental.
El PP necesita el apoyo de Ciudadanos en varias autonomías para mantener el gobierno regional, como por ejemplo en Madrid, y también en casi una veintena de capitales de provincia. De hecho, es su única esperanza. Pablo Iglesias y Pedro Sánchez ya han empezado a entenderse. Y todo apunta a que esos pactos serán posibles. Este jueves, el líder de Podemos ya anunció que su formación no formará parte de ningún Gobierno presidido por el PSOE, pero que sí apoyará algunas de sus investiduras. Ahora la duda está en la posición que adoptará Ciudadanos de cara a estas negociaciones. En realidad, la más importante para Rajoy. ¿Se unirá al bloque de izquierdas para desbancar al PP, se abstendrá, o permitirá que los conservadores mantengan el poder?
La vicepresidenta del Gobierno no ha querido entrar en valoraciones sobre el 'frente Antipodemos' liderado por Esperanza Aguirre, que parece haber calado en las filas conservadoras, y que consistiría en unirse con el PSOE y Ciudadanos a cambio de lo que sea -incluido el bastón de mando-, con tal de evitar que Podemos toque poder. Las conversaciones que Rajoy ha mantenido con Sánchez y Rivera se desconocen. Y no sabemos si habrán ido en esta dirección. Lo único que ha dicho este viernes la vicepresidenta es que el Gobierno «respeta el resultado de las urnas», que sigue creyendo que la estabilidad pasa por que gobierne la lista más votada, y que su único objetivo es que «la economía crezca y se genere empleo». Santamaría no ha querido decir si el Gobierno se arrepiente de no haber impulsado la reforma de la ley electoral que planteó hace unos meses el PP, en referencia a que gobierne la lista más votada, y que finalmente se guardó en el cajón por no contar con el consenso parlamentarios suficiente. Pero sí que ha apelado a la «responsabilidad» en los pactos y ha hecho un «llamamiento a la no exclusión». Según la vicepresidenta, ahora todos los partidos deben de «tener presente una cuestión fundamental»: «A los gobiernos los eligen para solucionar los problemas de todos los ciudadanos y gobernar para todos, les hayan o no votado».
Cambios en el PP y en el Gobierno
Aunque este no es el único flanco abierto de Rajoy. Apagar el fuego interno que mantiene descontrolado al PP y que podría acabar costándole la reelección como candidato conservador a las generales es otro de sus principales objetivos. Un día después de la debacle 'popular', Mariano Rajoy comparecía en la sede del PP para dar la cara y analizar los resultados. Parecía que estaba dispuesto a cambiar las cosas. Ante su Comité Ejecutivo Nacional, achacó la derrota a un problema en la comunicación y todo apuntaba a que esa rueda de prensa podía ser reveladora. Pero nada más lejos de la realidad. Volvió a dejar boquiabiertos a muchos de sus compañeros, que tuvieron que presenciar cómo su líder sacaba pecho de unos resultados demoledores, se seguía postulando como candidato para las generales y para colmo cerraba la puerta a cualquier tipo de cambio. Tanto en el partido, como en el Gobierno.
Pocas horas después, la indignación latente se hizo palpable. Y la frustración explotó por los aires. La presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, el valenciano, Alberto Fabra, y el balear, José Ramón Bauza, anunciaron que querían dejar el partido. En parte como consecuencia de los resultados obtenidos en sus respectivos territorios, pero también como consecuencia de la pérdida de rumbo general de la formación. Tal y como ha confirmado este viernes Santamaría, el presidente también ha mantenido una ronda de contactos con algunos de ellos. En concreto, con la presidenta de Aragón en funciones la charla ha sido en persona en el Palacio de la Moncloa, según ha informado el Periódico de Aragón en su edición de este viernes. Aunque la vicepresidenta se ha negado a dar más explicaciones recurriendo a la eterna justificación de que ella no habla del partido, sino del Gobierno. «Son reuniones del presidente del PP con los distintos presidentes autonómicos del partido después de unas elecciones autonómicas y municipales. Y como es lógico es con ellos con los que hay que hacer una análisis y una reflexión en este momento para poner a punto el PP y preparar los siguientes comicios que se vayan a producir», ha zanjado.
Un día después del revuelo levantado por la inacción de Rajoy, el presidente del Gobierno rectificó y anunció en los pasillos del Congreso que sí que estaba dispuesto a hacer cambios, pero «poco a poco». Sobre la posibilidad de que se produzca algún relevo en el Gobierno, Santamaría no ha confirmado ni desmentido nada, simplemente se ha limitado a apelar a la «serenidad», al «análisis» y a la «reflexión» antes de tomar una decisión.