Uno de cada tres niños en España es pobre y uno de cada diez sufre pobreza extrema, según un estudio presentado este viernes por la Colección Estudios Sociales de Obra Social La Caixa, que analiza los datos disponibles de 2004 a 2012 e indica que los hogares en régimen de alquiler, las familias numerosas y las familias con hijos adolescentes son las más propensas a sufrir esta situación. La autora de la investigación, la doctora en economía aplicada Sara Ayllón, ha asegurado que la tasa de pobreza infantil en España es la más elevada de todos los países de la UE, solo por detrás de Rumanía.
Los resultados del estudio, titulado Infancia, pobreza y crisis económica', señalan que la crisis, entre los años 2008 y 2012, no solamente ha elevado el riesgo para la infancia de caer en la pobreza (el 44% ha pasado por esta situación durante el periodo estudiado y el 10,6% no ha salido de la pobreza) sino que, además, ha profundizado en la gravedad de la situación de los hogares que se encuentran en situación de carestía, hasta el punto de provocar la «cronificación» de la pobreza. «Los resultados son completamente extrapolables a la actualidad porque, desgraciadamente, la situación no ha cambiado mucho», ha asegurado.
Por otra parte, ha explicado que la tasa de pobreza relativa se calcula en base a los ingresos medios de los hogares de cada año, por lo que, en un marco de empobrecimiento general de la población, el umbral de la pobreza se sitúa en un nivel de ingresos cada vez más bajo. En el caso de España, ha explicado que la tasa de pobreza infantil que indica el estudio se refiere, por ejemplo, a hogares con dos hijos en los que los ingresos son inferiores a 1.264 euros o a hogares monoparentales con un hijo, en los que no superan los 782 euros al mes.
A su vez, los niños que viven en situación de pobreza extrema son niños que viven, por ejemplo, con un hermano y sus dos padres y tienen unos ingresos inferiores a 630 euros al mes. «De estos encontramos a uno de cada diez en España», ha reiterado. De hecho, ha asegurado que, si en lugar de la tasa relativa se emplea una tasa de «pobreza anclada» en el nivel de ingresos medio de las familias en 2004, teniendo en cuenta la variación de precios, la tasa de pobreza infantil entre 2008 y 2012 aumentó un 34%.
Sin embargo, el estudio de Ayllón va más allá y elabora un índice de pobreza infantil calculando la renta disponible de los hogares después de descontar los gastos de vivienda y suministros básicos (agua, luz y gas). «A lo largo de esta etapa, las diferencias han ido en aumento. Cada vez es más difícil para los hogares cubrir las necesidades de vivienda», ha asegurado.
Desde esta perspectiva, la tasa de pobreza infantil varía desde el 29% de pobreza infantil relativa al 35% de pobreza infantil bajo este criterio. «Por lo tanto, un número mayor de niños podría ser considerado pobre si tenemos en cuenta los gastos de vivienda». De hecho, ha indicado que «prácticamente uno de cada dos niños que viven en régimen de alquiler es pobre».
Las consecuencias que esto tiene para los niños que viven en hogares en situación de pobreza significan, por ejemplo, que el 3% no se puede permitir consumir proteinas (carne, pescado o equivalentes) al menos una vez cada dos días; el 7,9% vive en hogares en los que no se pueden permitir mantener la casa a una temperatura «adecuada» durante el invierno; el 17,7% vive en casas con problemas de goteras, humedades o podredumbre; el 6,8% de los hogares no dispone de coche por no poder permitírselo y el 45,4% no sale de casa al menos una semana al año para ir de vacaciones.
«Nacer y crecer en un hogar pobre tiene consecuencias muy graves a largo plazo, para toda la vida de los niños que serán adultos -ha advertido la autora del estudio-. Para empezar van a tener menos salud y menos oportunidades en el mercado de trabajo». Según Ayllón, la tasa de pobreza infantil en España «ya era un problema antes de la crisis económica» y ha defendido que esto se debe a la «falta de una verdadera política familiar» pese a que se ha visto agravada durante los últimos años debido a «las altas tasas de paro, la caída de los salarios y la inseguridad laboral».
Prestación por hijo a cargo
Por ello, ha apuntado a una «descompensación» del gasto social que se destina en el país, y del que el 5% es para políticas familiares y el 1% para combatir la exclusión, mientras que el 36% de los recursos se destina a políticas de apoyo a personas mayores. En consecuencia, asegura que el actual sistema de prestaciones «es más capaz de reducir la pobreza entre los adultos que entre los niños» y ha indicado que, durante la crisis económica, la infancia ha sustituido a los mayores de 65 años como el colectivo más vulnerable a la pobreza en España. En conjunto, la probabilidad de que un niño que cae en la pobreza permanezca en la pobreza es 5 puntos superior a la de un adulto, ha asegurado.
En cuanto a la propuesta de implantar una prestación de 1.000 euros al año por hijo a cargo, ha asegurado que «es una medida costosa» pero «no tanto» como para ser imposible de asumir, y ha incidido en que los datos del estudio indican que con un aumento de los ingresos de los hogares en esa cantidad, 400.000 niños superarían el umbral mínimo de ingresos para salir de la pobreza.
Según ha asegurado, la aplicación de esta medida en el país supondría destinar el 0,9% del gasto social que realiza España, que es uno de los seis países de la UE que no contempla una prestación de este tipo. Aún así, considera que «lo más urgente hoy es una transferencia condicionada a la renta y al número de hijos en el hogar» y ha indicado que la implantación de una renta universal por hijo a cargo «es algo que se debería plantear a largo plazo».
«Todos los estudios demuestran que cuantos más recursos se destinan a los niños más oportunidades tienen y más igualdad hay en la sociedad -ha incidido- Unicef dice que los niños son el sismógrafo de los pueblos y creo que no nos está yendo muy bien. La clase política tiene pensar cuál es el futuro que quiere que tengan los niños en España».