El presidente ‘in pectore’ de Extremadura, Guillermo Fernández Vara ha llegado al extremo de transmitir en streaming sus reuniones con Podemos para pactar su investidura. Ganador de las elecciones, con 30 diputados en la Asamblea extremeña por los 28 del PP, el barón socialista extremeño necesita de un acuerdo con Podemos, aunque Monago ya aseguró que permitiría que gobernara la lista más votada. Sin embargo, las intenciones de Vara de arrebatar las alcaldías de Cáceres y Badajoz a la lista del PP, más votada, lo han llevado de cabeza a pactar con Podemos.
Otra cosa es el peaje que impone Podemos. La formación que lidera Álvaro Jaén no está dispuesta a dar una sola concesión a Fernández Vara, que se ha comprometido a llevar redactadas a la reunión clave del 10 de junio dos leyes que no estaban en su programa: La denominada “Ley de Mínimos Vitales” y la llamada “Ley de emergencia social de la vivienda y los desahucios”. Vara, además ha asegurado que va a ser firme con los bancos “no permitiendo un desahucio más”. Sin embargo, como ha sucedido a la misma Manuela Carmena en Madrid, la realidad es que los desahucios dependen en realidad de los jueces, no del poder político, al margen de lo que digan las promesas electorales.
Pero la escenificación de la rendición a la forma de hacer política de Podemos tendrá lugar con el escenario elegido por Podemos para la siguiente reunión de la negociación. Fernández Vara y su equipo tendrán que trasladarse a la ‘Corrala Dignidad 1º de Mayo’, unas viviendas ‘okupadas’ en plena campaña electoral, pertenecientes a la Sareb y promovidas por un banco.
Las peticiones de Podemos para pactar se resumen en una sola palabra: gasto. Gasto en positivo y en negativo. Mientras piden compromisos contra la denominada por ellos “pobreza energética”, apertura de comedores escolares y los desahucios, quieren recortar los sueldos de altos cargos, asesores, diputados y que se deje de apoyar con fondos públicos a los expresidentes extremeños. Realmente solo hay uno, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Próximamente se incorporará a la lista de ex el mismo Monago. Es claro el desequilibrio en la balanza gastos/ahorros a favor del gasto.
El nombramiento del director de la radio y televisión pública extremeña es otro asunto espinoso. Fernández Vara ha prometido “un concurso” (sin especificar más), así como que la publicidad institucional sea repartida por “una comisión”, en la que lógicamente estarán el PSOE y Podemos. Además, se publicará casi toda la literatura oficial, como informes de interventores o de la abogacía de la Junta de Extremadura.
Lo que subyace debajo de todo esto es la desconfianza de Podemos, expresada literalmente por su portavoz Álvaro Jaén, hacia el PSOE, que no va a impedir que apoyen a un partido denominado “casta” por ellos mismos hasta la saciedad en Extremadura.
Fernández Vara prefiere hablar de “Gobiernos de progreso”. Los pactos se complican y enrevesan en infinidad de municipios extremeños, en los que también juegan IU y Ciuidadanos. Lo que parece claro es que el pacto de Ferández Vara va a llevarse por delante a las listas más votadas (ambas del PP)en Cáceres y Badajoz, territorio popular desde 1995, 20 años.