La corrupción ha protagonizado los dos rifirrafes que le ha tocado encarar a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, este miércoles en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. Normalmente su rival parlamentario es el portavoz del PSOE, Antonio Hernando, pero la ausencia del presidente Mariano Rajoy, que se encuentra en Bruselas para participar en la primera jornada de trabajo de la Cumbre Unión Europea-CELAC, le ha obligado también a enfrentarse a los reproches de la portavoz de Unión Progreso y Democracia, Rosa Díez.
Los socialistas han centrado su intervención en el exdelegado del Gobierno en Valencia, Serafín Castellano, cesado el pasado 29 de mayo de su cargo pocas horas después de ser detenido por supuesta corrupción. Al también dirigente 'popular' se le atribuyen los presuntos delitos de prevaricación, malversación y cohecho relacionados con una serie de adjudicaciones realizadas durante su etapa de consejero del Gobierno valenciano.
Hernando ha recordado a la vicepresidenta que fue ella quien nombró a Castellano delegado del Gobierno en junio de 2014 a pesar de todas las sospechas que ya existían sobre su gestión desde 2009. En concreto, el socialista se ha referido a una información que en agosto de 2013 ya fue publicada en la prensa sobre la pasión del también secretario general del PP en Valencia por la caza. Según estas informaciones, Castellano, que por entonces era conseller de Gobernación, firmó en marzo de 2010 la adjudicación del servicio para extinguir los fuegos a la empresa de aviones Avialsa T-35 por un importe superior a los 22 millones de euros, con cuyo director general, Vicente Huerta, ha compartido sonadas cacerías. Así como también a la información publicada por el diario El Mundo en referencia a un rifle semiautomático Browning valorado en 1.861 euros que el mismo empresario regalaría poco después al dirigente 'popular'.
«Si tuviera una gota de humildad reconocería que no debería de haber nombrado delegado del Gobierno en Valencia a Castellano», le ha afeado Hernando, quien además ha aprovechado su intervención para recordar a la vicepresidenta una respuesta parlamentaria que el Gobierno remitió al Congreso defendiendo la legalidad de los contratos concedidos por Castellano sólo tres días antes de que fuera detenido. «¿Qué comprobaciones hizo para dar esta respuesta, quizá ninguna porque se fió de él igual que Rajoy con Bárcenas», le ha reprochado. «Tuvo pasividad a la hora de perseguir la corrupción de Castellano y no debió tapar sus mentiras al Congreso», ha rematado el socialista.
Soraya Sáenz de Santamaría, visiblemente molesta por la intervención del socialista, ha respondido con el ya mítico 'y tu más' y no ha querido desaprovechar la oportunidad de afear también al PSOE por sus casos de corrupción. «Consejos vendo que para mí no tengo. Le encanta hablar corrupción pero su bancada es su mayor autoenmienda», ha arrancado la vicepresidenta del Gobierno su respuesta, que ha recordado a Hernando las detenciones en Andalucía por los cursos de formación, el caso del exdelegado del Gobierno en Melilla Gregorio Escobar, que va a ser juzgado tras ser acusado de comprar de votos o el hecho de que el expresidente andaluz Manuel Chaves -actualmente imputado por el Supremo- aún ocupe escaño en el Congreso.
Santamaría ha insistido en que ella ya asumió su responsabilidad cesando a Castellano el mismo día en el que fue detenido y ha exigido al PSOE que siga el ejemplo, adopte decisiones y dé «menos lecciones» a los demás». «Aplíquese el cuento», ha espetado la vicepresidenta, quien además ha recordado a Hernando que en su bancada tiene sentados a imputados -Chaves, Gaspar Zarrías y José Antonio Viera- que no «vienen a escucharle hablar de corrupción porque les debe de dar apuro». Una afirmación que ha incendiado el Hemiciclo y que incluso ha obligado al presidente de la Cámara, Jesús Posada, a interrumpir el Pleno hasta conseguir que cesaran las protestas de los socialistas y permitieran continuar a los oradores.
Transparencia y transfuguismo
En el caso de UPyD, Rosa Díez, la corrupción era la excusa perfecta para sacar los colores al Gobierno por su Ley de Transparencia. La diputada magenta ha insistido en que esta normativa llegó «tarde y mal», que no se ha demostrado «eficaz» para combatir la corrupción, como sostiene el Gobierno, y que se hizo «a la defensiva» para «defenderse de las ansias de transparencia y participación de los ciudadanos». Según Díaz, siguen existiendo «trabas» y «barreras» para el acceso a la información hasta hacerlo «casi imposible».
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que como siempre ha defendido las normas elaboradas por el Ejecutivo 'popular', también ha aprovechado este miércoles su debate en el Pleno del Congreso con la líder de UPyD, para reprochar a Díez que «con su historial» haya osado plantear medidas contra el transfuguismo político. «No me diga que no tiene mérito», le ha espetado, tras recordar sus «muchos años de militancia» en el PSOE. La diputada magenta ya había agotado su tiempo parlamentario y no ha podido responder a la vicepresidenta.