El año en el que la hasta ahora alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ha dejado de tener la mayoría 'absoluta' en el 'cap i casal', que le ha llevado a renunciar a liderar la oposición en el consistorio, ha sido el que también se ha visto inmersa en algunas polémicas que han afectado a su imagen pública, en especial, su discurso en «valenciano» en el acto de la 'Crida' de las Fallas y las facturas publicadas en la web 'Ritaleaks', dadas a conocer públicamente por quien será su sustituto en el consistorio, Joan Ribó, y que reflejan gastos del equipo de gobierno que están siendo investigados por la Fiscalía.
Por ello, junto a la pérdida de poder, éste puede ser calificado como un 'annus horribilis' para la exalcaldesa que ha estado al frente del consistorio durante 24 años, que también se ha visto afectada por casos judiciales con implicación de miembros de su equipo de gobierno o asesores.
El más significativo, la marcha obligada en plena semana fallera de su vicealcalde y mano derecha en el consistorio, Alfonso Grau, que se sentará en el banquillo por el 'caso Nóos', en concreto, por la tramitación de los conocidos como 'Valencia Summit', por cuyas tres ediciones el Instituto presidido por el duque de Palma, Iñaki Urdangarin, recibió unos tres millones de euros –1,044 millones por cada una, aunque el coste real era de 300.000 euros en cada caso–.
La causa llegó a afectar directamente en su día a la propia exalcaldesa, –por alusiones a un posible encuentro con el duque en la Zarzuela para tratar de este asunto–, y que vio como el instructor del caso, José Castro, pedía a las Corts que certificaran la condición de diputados tanto de ella como de Francisco Camps, como trámite previo a elevar al Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana una exposición razonada de los hechos por los que podrían ser imputados.
De hecho, Fiscalía pidió su imputación aunque el TSJCV la rechazó al considerar que no había indicios suficientes para hacerlo. Sin embargo, la Audiencia de Palma, en uno de sus escritos, dejaba entrever que hubiera cabido esa posibilidad ya que el argumento de la sala valenciana «no fue terminante, ni dejó ya definitivamente cerrada o juzgada la cuestión». En todo caso, Barberá sí que deberá declarar en el juicio al haber sido reclamada su comparecencia como testigo.
Indirectamente relacionado con este caso, por lazo conyugal, Barberá vio como resultaba empañada su campaña nada más empezar por las grabaciones que se hicieron públicas, dentro del 'caso Imelsa', a María José Alcón, candidata número 16 de su lista electoral y esposa de Grau, en relación a presuntas 'mordidas'. Alcón renunció el 8 de mayo a formar parte de ella tras haber sido suspendida cautelarmente de militancia del partido. No fue hasta una semana después cuando fue cesada formalmente como asesora de la entonces alcaldesa.
De bolsos de Loewe
Un poco más alejados en la distancia temporal, la oposición centró el foco de sus críticas en regalos que habría recibido la alcaldesa -bolsos en concreto– por parte de la empresa Emarsa, de la trama Gürtel -a raíz de una conversación grabada a Álvaro Pérez 'El Bigotes'– o de Feria Valencia. Todos estos casos están bajo investigación en distintos procesos. No obstante, en su día, la Fiscalía archivó la denuncia presentada por Compromís para que el ministerio público investigara si los bolsos que pudo recibir Barberá de la 'trama Gürtel' eran por su condición de primera edil.
«Estoy aquí en Louis Vuitton porque hay una cosa que no habíamos pensado. Llevamos cuatro años aquí regalando a la alcaldesa y este año no voy a dejar de regalarle algo. Luego no nos da nada. No sirve de nada, pero tampoco jode. Voy a comprar un bolso de la colección nueva…», describía 'El Bigotes'.
Del mismo modo, en el caso Emarsa, la empresa que gestionó la depurado de Pinedo donde se produjo un agujero económico de 28 millones de euros, salpicó a la exalcaldesa cuando la secretaria del exgerente Esteban Cuesta –que fue alcalde pedáneo 'popular' de Benimàmet– declaró que le llevó dos bolsos de Loewe pagados por la mercantil.
«Todos los políticos y funcionarios de este país, incluidos los medios de comunicación, han recibido regalos y ya está bien de hipocresía». «Yo he recibido regalos de medios de comunicación en Navidad, porque ésta es una costumbre normal y habitual en esta sociedad», justificó la alcaldesa, quien consideró que bolso de Louis Vuitton le parece un regalo «habitual», aunque también dijo que hay obsequios «más caros». La oposición le afeó el gesto y reclamó la «responsabilidad» de Barberá para «aclarar el saqueo de dinero» de los valencianos en la gestión de la depuradora.
42.000 euros en factura
Sin embargo, de todas las polémicas, la que más daño político le puede haber hecho es el conocido a principios de la campaña electoral, al hacerse público que Fiscalía investigará los gastos del equipo de Gobierno de Barberá entre junio de 2011 y septiembre de 2014 y desvelados por Compromís en 'Ritaleaks'.
Se trata de un total de 466 facturas, cuyo montante asciende a 278.000 euros en gastos de representación de Alcaldía. En el caso de Barberá, el importe atrbuido ascidende a cerca 42.000 euros, en concepto de billetes de avión, hoteles, coches, tren y restaurante. Son en total 89 recibos de gastos aprobados entre junio de 2011 y septiembre de 2014.
Queda asimismo pendiente la investigación de Fiscalía sobre sobrecostes en Feria Valencia. En este caso, la oposición ha acusado a Barberá, presidenta del patronato, de ser incapaz de «vigilar» su funcionamiento y evitar un «grave daño» en una institución «estratégica para la economía de la ciudad».
De hecho, según declaraciones realizadas en su momento por el secretario general del PSPV y candidato a la Presidencia de la Generalitat, Ximo Puig, Rita Barberá, es la «clave de bóveda de lo que ha sido la corrupción en Valencia ciudad: Emarsa, Fira Valencia y Nóos» y la «responsable política» en la capital valenciana.
'El caloret faller'
Otra polémica más «festiva» protagonizada por Barberá fue su discurso en «valenciano» en la Crida fallera de 2015, cuando utilizó un término, 'caloret', que ha acabado acuñándose en el habla coloquial del 'cap i casal' y ha logrado tener su propia melodía para ser bailado en verbenas y fiestas populares.
Tras una lluvia de críticas a la imagen ofrecida por la alcaldesa en un acto tan singular, Barberá comenzó pidiendo «disculpas» al mundo fallero y «perdón» a sus compañeros por el uso que hizo del valenciano y se justificó en el hecho de quedarse «en blanco» a pesar de tener un discurso «trabajado». De ahí pasó a calificar «exagerada y desproporcionada» la polémica surgida y a defender que 'Caloret' es una palabra que «existe».
Finalmente hizo del fallo virtud, hasta el punto de que miembros de la corporación municipal y asesores del PP lucieron chapas con el lema 'I Love Caloret faller' en la primera 'mascletà'.