Esperanza Aguirre da un paso atrás y sacrifica su bien más preciado: la Presidencia del PP de Madrid. La joya de la Corona que durante casi tres años ha intentado conservar, pese a abandonar la Presidencia de la Comunidad de Madrid en 2012, y que le ha permitido mantener el poder que hasta el pasado 24 de mayo atesoraba. Un poder indiscutible que a principios de este año llevó al presidente de la formación, Mariano Rajoy, a confiarle la capital madrileña. Y que incluso activó en varias ocasiones las alarmas del PP nacional sobre el rearme del aguirrismo, una de las grandes pesadillas de Rajoy. Pero este martes ha empezado a escribir la que probablemente sea una de las últimas páginas de su historia política, en la que ha sido casi todo -ministra, presidenta de la Comunidad de Madrid, y presidenta del Senado-, menos presidenta del Gobierno y alcaldesa de Madrid, donde ha encarnado su gran derrota electoral.
Dicen quienes la conocen que el Gobierno de la capital era el broche de oro que Aguirre buscaba para concluir una carrera de más de 30 años dedicados al servicio público. Pero sus planes se torcieron al inicio de la última campaña electoral. Durante meses las encuestas le colocaron en la picota. Rajoy y su 'gurú' Pedro Arriola intentaron por todos los medios buscarle competencia. Pero fue imposible. La popularidad de Esperanza Aguirre había subido como la espuma. Los sondeos realizados por Arriola no consiguieron hacerle sombra, y finalmente no le quedó más remedio que recomendar a su jefe que si quería mantener el Gobierno de la ciudad de Madrid debería contar con ella, que hacía meses que ya se había postulado para el reto. Y así fue. El pasado 6 de marzo, el Comité Electoral Nacional presidido por Alicia Sánchez Camacho, acabó dando luz verde a su candidatura.
Aunque por el camino tuvo que dejar el cadáver de su gran delfín, Ignacio González. Fuentes 'populares' admiten que Rajoy siempre tuvo claro que un tándem Aguirre-González en Madrid reforzaría el aguirrismo en la región madrileña, así que se quedó «con el más fuerte». Aguirre fue designada candidata del PP al Ayuntamiento de la capital, aunque para la región optó por una persona más cercana a su cuerda: Cristina Cifuentes. No fue una decisión del agrado de Aguirre, pero no le quedó más remedio que tragar si quería lograr su sueño más preciado: ser alcaldesa de Madrid. Faltaban dos meses para las elecciones autonómicas y municipales; y sin duda alguna fueron las candidatas madrileñas las que más dieron la batalla en precampaña. Aguirre llegó a la campaña aupada por las encuestas, que ya le advertían del fin de la mayoría absoluta, aunque ninguna ponía en duda que sería la nueva alcaldesa de la capital.
Pero una campaña desgarradora y «muy torpe» a ojos de varios dirigentes 'populares' consultados por estrelladigital.es, acabó de golpe y porrazo con sus aspiraciones. Su obsesión por Manuela Carmena le hundió. Y ella misma lo ha reconocido. «Polarizar las críticas en Ahora Madrid provocó algún rechazo hacia la candidatura que encabezaba», ha lamentado Aguirre este martes. Aunque no ha sido su único «error». «Otro fallo fue que no fuéramos capaces de identificar a los componentes de Podemos, donde hay personajes con historia y actividades anteriores que teníamos que haber dado a conocer a los madrileños para que conocieran a quien votaban», ha añadido, en referencia a los famosos tuits por los que Guillermo Zapata ha tenido que dimitir de la Concejalía de Cultura. Aguirre ha admitido que la corrupción le ha pasado factura, pero también «el tono» durante la campaña.
Los 10 concejales que el último CIS publicado antes de la campaña le otorgaba de diferencia respecto a su rival de Ahora Madrid, se redujeron a uno el día de las elecciones. La noche electoral del 24M probablemente haya sido la peor de su carrera política. Aguirre se dio de bruces con una realidad que nunca hubiera imaginado: no sólo se quedó a años luz de la mayoría absoluta (obtuvo 21 concejales), sino que ni siquiera el apoyo de Ciudadanos le valía para gobernar si PSOE y Ahora Madrid decidían unirse, como finalmente ha sido.
Intentó por todos los medios evitar que la exjueza llegara a la Alcaldía, y para ello incluso ofreció a Antonio Miguel Carmona (PSOE) el bastón de mando. Pero de nada sirvieron sus esfuerzos. El pasado 13 de junio Manuela Carmena se convirtió en la nueva alcaldesa de Madrid; y Aguirre ya ha reaccionado. Tras los resultados obtenidos el 24M, la gran incógnita era si la dirigente 'popular' seguiría al frente del PP de Madrid. Y ella ha jugado al despiste hasta el último momento. El trato apalabrado con Rajoy y su 'número dos' en Génova, María Dolores de Cospedal, para conseguir la candidatura al Ayuntamiento de Madrid, consistía en que si lograba ser investida alcaldesa dejaría la presidencia del PP de Madrid.
Eso significa que tenía vía libre para continuar al frente de la formación si así lo hubiera deseado. Quemada, eso sí. Pero no hubiera incumplido su acuerdo con la dirección nacional. Podía parecer lógico que el descalabro sufrido en las urnas supusiera el fin de su reinado en el PP de Madrid, aunque lo cierto es que hasta ese martes nada era seguro. Aguirre llevaba días resistiéndose a explicar sus planes para la formación, pero el anuncio de un Comité Ejecutivo Nacional extraordinario por parte de Rajoy para este jueves, donde tiene pensado anunciar sus cambios, ha acelerado su calendario. Fiel a su estilo de verso suelto, la 'popular' ha querido ser la primera en sumarse al carro de la regeneración y anunciar cambios importantes en su formación. «Es la hora de la humildad y de la generosidad», ha señalado Aguirre este martes ante el Comité Ejecutivo Regional, el primero tras las elecciones. Y para ello ha pedido a la presidencia nacional «la convocatoria de un congreso abierto y de refundación» bajo el lema «un militante, un voto».
Ella no presentará su candidatura pero pondrá a disposición del partido toda su «experiencia», con sus «errores incluidos» para lograr que el partido «vuelva a ilusionar a los que no quieren que España sea una mala imitación de Grecia», como ha defendido ante la previsible presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes. Aguirre quiere que este congreso se celebre lo «más pronto posible» porque las pasadas «han demostrado que muchas cosas no han funcionado como debería en el partido», y en este punto «hay que hablar» de la «desilusión» que ha generado el «incumplimiento» de algunos «compromisos electorales básicos», como la Ley del Aborto, la «contundencia ante ETA» o la presencia en Cataluña.