El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, considera «un problema político trágico» que «aún» haya «entre 400 y 500 prisioneros (de ETA) retenidos en cárceles a cientos de kilómetros de sus familias», según afirma en una entrevista en la revista New Left Review.
En ella, Iglesias sostiene que en los últimos años «el conflicto en el País Vasco ha perdido algo de su centralidad, que era esencial para el régimen», por el alto el fuego y el posterior abandono de la «lucha» por parte de ETA. «Aunque aún hay entre 400 y 500 prisioneros retenidos en cárceles a cientos de kilómetros de sus familias. Aún es un problema político trágico», prosigue el texto.
Para el líder de Podemos, –que en un momento se refiere a la intención de voto del partido «en el País Vasco, incluido Navarra»– «la cuestión nacional» es probablemente el asunto más importante que ha dejado abierto «el régimen del 78», así que ha estado «sangrando abiertamente» desde la Transición tanto en el País Vasco como en Cataluña y «en menor medida en Galicia».
Según su análisis, a medida que la «cuestión vasca ha ido perdiendo centralidad», la catalana se ha ido haciendo más «prominente», de modo que «hasta la emergencia de Podemos en 2014, Cataluña era el aspecto más visible y mejor articulado de la crisis del régimen».
De hecho, cree que «el desafío catalán al régimen de 1978» ha perdido parte de centralidad con la emergencia de Podemos, porque la formación 'morada' pone «la cuestión social» por delante de la «nacional» y eso les ha granjeado críticas. Sin embargo, Iglesias cree que Podemos podría ser primera fuerza en Cataluña en las generales y, de ese modo, estar «en mejor posición» para afrontar los dos retos en un proceso constituyente.
Eso sí, admite que la cuestión del soberanismo es difícil para podemos, porque «coexisten muchas sensibilidades» y admite también que abrir un proceso constituyente «requeriría un nivel de apoyo que es difícil de imaginar ahora mismo».
Además, reconoce que Cataluña es muy importante para las aspiraciones de Podemos. Según dice, el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero debía de ser consciente de que necesitaba ganar Andalucía y Cataluña para ganar las generales, pero el Tribunal Constitucional, con la sentencia de 2010 que recortó el 'Estatut', «ayudó a hundir» al PSOE (el PSC) en esa comunidad y, de ese modo, asestó «un golpe mortal a las posibilidades del PSOE de volver a ganar unas elecciones generales».
La entrevista tuvo lugar el pasado 15 de abril, más de un mes antes de las elecciones municipales y autonómicas, y en ella avanzaba que todos los acuerdos postelectorales debían evaluarse en función del objetivo principal de Podemos, ganar las elecciones generales de noviembre.
Ese fue el día en que el Rey Felipe VI visitó el Parlamento Europeo en Bruselas y Pablo Iglesias le regaló la serie 'Juego de Tronos' diciendo que le sería útil para entender la realidad política española. En la entrevista, explica que regalarle la serie, en la que el rey es una figura frágil y siempre cuestionada, fue «un mensaje muy agresivo» porque venía a decir «en el juego de la política, en el futuro puedes dejar de ser jefe de Estado, porque así es como funciona la política».
Es más, defiende que la mera posibilidad de decir al Rey, aunque sea de una forma «irónica», que todas las opciones son posibles, fue «en sí mismo un gesto subversivo». Iglesias argumenta que su decisión de ir a aquella cita con el Rey, pero sin corbata fue su forma de «bailar» o «jugar» con un escenario que le resultaba «incómodo y contradictorio», porque declararse republicano y no ir a la cita (como hicieron los eurodiputados de IU) enfada a sectores de la sociedad «que son fundamentales para el cambio político.
Así, él mismo explica que evita pronunciarse en el eje «monárquico-republicano», porque recuerda a la herencia de la Guerra Civil española y ésta «desgraciadamente» está perdiendo la batalla de cómo explicar la realidad, y en cambio prefiere plantear el asunto en términos de democracia, de que los ciudadanos deban poder elegir a su jefe de Estado. También asume el «problema» de que la Transición aún tiene «un enorme apoyo social».
También reconocía que la «construcción» de Ciudadanos fue «un movimiento inteligente» por parte de lo que llama «el adversario», no porque le «quite votos directamente a Podemos» sino porque con él Podemos deja de ser la única opción para la regeneración y porque les quitó espacio en los medios.
Con Ciudadanos, explica, se complica su estrategia de ocupar «una posición transversal», la «centralidad» –que no el centro– del espacio político, porque se reduce el espacio político que se puede atraer. Ello ha hecho que Podemos tenga que «reformular la hipótesis de Podemos» y «resintonizar su discurso», porque en el nuevo escenario el partido corre el riesgo de que le vuelvan a colocar en el eje «izquierda-derecha», porque puede perder la transversalidad y que su discurso se reinterprete como el «tradicional de la extrema izquierda» y porque corren el riesgo de «normalizarse» en las instituciones.
El líder de Podemos reconoce que buscar la centralidad y la transversalidad implica «inmensas contradicciones y ambigüedades» relacionadas también con el hecho de que Podemos no proclama una transición al socialismo, sino un enfoque neokeynesiano típico de la derecha europea.
«Es cierto que esta elección del término medio genera ambigüedades, al menos hasta que alcancemos el control el Estado y las instituciones, porque hay dos momentos, este momento, el estratégico, y el momento del Estado, porque uno es inseparable del otro», prosigue.
Por otro lado, se refiere a las negociaciones de la UE con Grecia y apunta que la presión al Gobierno de Syriza son también presiones a Podemos, para «decir que no hay más alternativa». En su opinión, un Gobierno de Podemos en España tendría mucha más capacidad de presión que el griego –España es el 13% del PIB de la Eurozona, frente al 3 o 4 de Grecia–.
Su objetivo sería, primero aumentar el gasto en inversión y política social y pensiones y, después, plantear una reestructuración de la deuda ligada al crecimiento, pero sabiendo que sólo es posible cambiar el paradigma de austeridad si se hace en el nivel europeo. Además, arguye que eso crearía contradicciones en los socialdemócratas.
Que las elecciones sean un «plebiscito»
Además, en un artículo publicado en la misma revista, llamado «Entendiendo a Podemos», expresad su deseo de convertir las elecciones generales en un «plebiscito» que «simplifique las opciones políticas en la elección entre el conservador PP y Podemos».
En este sentido, reconoce que su «objetivo vital» como partido es «adelantar al PSOE, aunque no gane al PP. Eso obligaría a los socialistas a «reconocer el liderazgo de Podemos o cometer un suicidio político sometiéndose al del PP», Sin embargo, reconoce que el Partido Socialista está «lejos de la 'Pasokización', haciendo referencia a la debacle del partido PASOK griego que pasó de ser el partido más poderoso de Grecia a ser prácticamente irrelevante.
Además, relata que fue en mayo de 2013 cuando empezaron «a pensar en la posibilidad de usar» la presencia de Iglesias en los medios de comunicación «para una intervención política nacional». Según dice, en ese momento pensó que el proyecto «sólo podría llevarse a cabo en colaboración con la izquierda ya existente» pero la «cabezonería conservadora de los líderes de IU, incapaces de pensar en otros estilos y perspectivas» les hizo llevar su proyecto a la realidad solos.