Mariano Rajoy cumple con su compromiso de tomar las riendas del Partido Popular. El pasado jueves, durante el Comité Ejecutivo Nacional extraordinario, asumió sus errores y anunció su intención de volver a recuperar el control de la formación, después de casi cuatro años centrado principalmente en el Gobierno de España. Este miércoles a las 17.00 horas presidirá en la sede nacional el Comité de Dirección de la formación, donde no sólo estarán presentes la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y sus nuevos cinco vicesecretarios, sino que también acudirán los portavoz parlamentarios del PP en el Congreso, el Senado y el Parlamento Europeo.
Normalmente, este tipo de reuniones se celebran los lunes, aunque probablemente esta semana ha sido pospuesta debido a su apretada agenda gubernamental. Este lunes, a primera hora tuvo que presidir la XXVIII Cumbre Hispano-Portuguesa junto al primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho, en el Parador de Baiona (Pontevedra). A su finalización tuvo que viajar a Bruselas para participar en la reunión extraordinaria del Consejo Europeo que tenía como objeto analizar la situación griega. Este martes tenía sesión de control al Gobierno en el Senado por la tarde. El miércoles tiene control en el Congreso. Y el jueves tiene que volver a viajar a Bruselas, esta vez para participar en la reunión ordinaria del Consejo Europeo que se celebrará el viernes.
Esto significa que su único hueco libre esta semana era este miércoles por la tarde. En otros momentos, esta reunión o bien no se hubiera producido por incompatibilidad de agendas, o bien la hubiera presidido Cospedal, como así era hasta el momento. Pero es evidente que el presidente ha decidido tomarse en serio su compromiso de coger el timón del PP y recuperar el rumbo perdido que demuestran los últimos resultados electorales. No hay tiempo que perder.
Por ello, el presidente del PP no sólo ha diseñado una nueva estructura de partido, sino que también ha decidido reforzar el nexo de unión entre el Gobierno y el PP. Para ello, además de nombrar a su hombre de confianza en el Gobierno, Jorge Moragas, director de la próxima campaña electoral, ha decidio recuperar una tradición organizativa y de coordinación de la 'era Aznar': los famosos 'maitines'. El actual presidente de Honor de los conservadores solía reunir al Comité de Dirección en Moncloa. Rajoy, al menos esta semana, ha decidido convocar a su nueva cúpula en la sede nacional.
A la cita asistirán la secretaria general, el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maillo, el vicesecretario de Autonomías y Ayuntamientos, Javier Arenas, el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, el vicesecretario de Sectorial, Javier Maroto, y la vicesecretaria de Estudios y Programas, Andrea Levy. Además, también participarán los portavoces parlamentarios del PP en el Congreso y en el Senado, Rafael Hernando y José Manuel Barreiro, respectivamente, y el jefe de la delegación española del Grupo Popular en el Parlamento Europeo, Esteban González Pons.
Ésta no es la primera vez que Rajoy amaga con recuperar los 'maitines' de Aznar. El actual jefe del Ejecutivo intentó hacerlo en septiembre de 2013, en plena crisis por el desafío soberanista de Artur Mas. Pero la fiebre sólo le duró un día. Reunió en Moncloa a los principales dirigentes del PP para preparar el arranque de un curso legislativo cargado de importantes reformas, como la de las pensiones, así como también sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. Y nunca más lo volvió a hacer.
En esta ocasión, la situación es más complicada: el pasado 24 de mayo, el PP perdió 2,5 millones de votos. Rajoy está convencido que se quedaron en la abstención, y por ello ya ha iniciado el diseño de su próxima campaña electoral. Al frente ha colocado a un hombre de su máxima confianza, pero necesita de la colaboración del resto del partido. En el horizonte más cercano: la Conferencia Política de los 11 y 12 de julio que anunció durante el último Comité Ejecutivo. Ahí surgirá el boceto del nuevo programa electoral; y probablemente se discutan los próximos Presupuestos Generales del Estado. Unas cuentas que el Gobierno quiere presentar a toda costa antes del 30 de septiembre, dos meses antes de las elecciones generales, aunque no le dará tiempo a aprobar.