«No hay ningún tema del que no se pueda hablar. Debemos de poner sobre la mesa todos los temas y debatirlos». Este es el mantra que durante las últimas semanas no ha parado de corear el Partido Popular respecto a la Conferencia Política que celebrará este fin de semana en Madrid. Las últimas elecciones supusieron un buen correctivo para los conservadores, y aunque Rajoy en un principio se negó a mover ninguna ficha, finalmente no le quedó más remedio que actuar. Hoy, el PP ya cuenta con cuatro caras nuevas en la cúpula -jóvenes y televisivas-, con una Conferencia Política en la que la formación se esforzará sobre todo por demostrar que ha entendido el mensaje, y hasta con un logotipo nuevo. Para ello, el PP insiste en que está dispuesto a abrir todos los melones y en que no habrá líneas rojas en sus discusiones, aunque no es del todo cierto. Los conservadores hablarán mucho de ideología; y poco de propuestas concretas. Ni siquiera la posibilidad de cuestionar el liderazgo de Mariano Rajoy estará sobre la mesa este fin de semana, pese a haber sido uno de los grandes motivos de discusión interna de las últimas semanas.
Hace casi dos meses, tras el 24M, se produjo una revolución interna sin precedentes. Muchos 'barones autonómicos' vieron cómo su poder se diluía y pagaron su frustración con Rajoy. Los mentideros políticos ardían en cuanto a si Mariano Rajoy era el apropiado para encabezar la lista del PP en las próximas elecciones. La mayoría lo hizo en privado; aunque hubo quien se atrevió a hacerlo en público. Este fue el caso del presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. El 26 de junio, dos días después de la hecatombe electoral, el veterano dirigente 'popular' -que también había perdido cota de poder en su tierra- concedió una entrevista en Onda Cero.
El ambiente estaba caldeado. El día de antes Rajoy había comparecido ante la prensa para informar de que a pesar de los nefastos resultados obtenidos no tenía intención de hacer un cambio, y la pregunta no podía ser más esperada: «¿Usted cree que Rajoy debería repetir como candidato a las elecciones generales?». Aunque lo que dejó boquiabierto al personal fue la respuesta: «Le diría al presidente [del Gobierno] mírate al espejo y respóndete a ti mismo [si debe ser el candidato] y si es así tiene todas las razones, motivos y legitimidad para serlo (…) Tiene todos los derechos. Si él internamente tiene esa ambición, y esa fuerza, no hay en estos momentos otra persona con esa legitimidad». Era la primera vez que un dirigente de este nivel cuestionaba a Mariano Rajoy en público.
Posteriormente, la cúpula del partido ha intentando por activa y por pasiva acallar estas voces. El presidente ha repetido hasta la saciedad que quiere repetir como candidato y que eso no está en cuestión, pero eso no quiere decir que el debate esté zanjado. Y si no que se lo digan a Cayetana Álvarez de Toledo, la diputada 'popular' -bebedora del estilo aznarista y aguirrista– que lleva meses liderando un sector crítico cuyo objetivo es acabar con Rajoy. «El paisaje popular es hoy un campo arrasado en el que no quedan referentes activos a los que dirigirse en busca de consuelo o esperanza». Ésta ha sido una de sus últimas declaraciones incendiarias.
La Junta Directiva Nacional y mucha militancia, en total unas 1.200 personas, pasearán, debatirán y probablemente discutirán este fin de semana en el recinto ferial de Ifema de muchas cosas. Pero ninguna de ellas versarán sobre el liderazgo de Rajoy. Puede que el runrún esté en pasillos o puestos de café, pero desde luego no será un debate abierto y público, del que se pueda extraer el sábado una conclusión lógica y definitiva, y que consiga apagar este incendio.
Esta semana, en el marco de la organización del cónclave, estrelladigital.es preguntó a la nueva vicepresidenta de Estudios y Programa, Andrea Levy, a este respecto, y no supo contestar. «No sé muy bien qué dicen los estatutos a este respecto», admitió la catalana. Finalmente fue el departamento de prensa el que zanjó esta cuestión: «Ese es un tema que tiene que discutir y decidir el Comité Ejecutivo Nacional». O lo que es lo mismo, Rajoy. El PP ha cambiado la imagen, e incluso ha organizado una Conferencia Política sin precedentes por su despliegue tecnológico 3.0 y una llamativa puesta en escena, pero las cuestiones importantes se seguirán decidiendo como siempre.
El PP hablará de «todo» este fin de semana, salvo de los temas que conciernen a su funcionamiento interno. Debatirá sobre lo que hace tiempo que debate: empleo, vivienda, desahucios (pero «sin pancartas»), reforma electoral para que gobierne la lista más votada (por lo menos en el ámbito municipal), reforma constitucional (aunque con pinzas), o la «necesaria» reforma del Senado («cara que sea una verdadera Cámara de representación territorial»). Pero no de primarias «tramposas» o «de quita y pon» como las que proponen el PSOE y Podemos -así al menos es como se ha referido a ellas el vicesecretario de Organización del PP-. O de adelantar el Congreso Nacional en el que poder cambiar a la cúpula antes de las elecciones generales de «finales de año». Rajoy aún se resiste a desvelar la fecha que tiene prevista para convocar los próximos comicios electorales.
Éstas no son cuestionas que el partido considere de primer orden ahora. Los objetivos son otros. En concreto, movilizar al partido de cara a la larga precampaña que aún queda por delante, reconciliarse con los votantes perdidos, -especialmente los más jóvenes-, y desgastar a sus principales adversarios, principalmente a Ciudadanos, la formación liderada por Albert Rivera, y que está usurpando sus bases electorales. De esta Conferencia no saldrá el programa electoral prácticamente elaborado, ni siquiera propuestas concretas, sino «líneas maestras» con las que luego las comisiones de estudio y de expertos del PP dibujarán su programa electoral. La misión a partir de ahora parece clara: «reforzar la ideología de centro derecha liberal, recoger la insatisfacción de los jóvenes con la política y no abandonar esa insatisfacción a la hegemonía de la izquierda».