«El PP ha decidido dar cobijo en el Senado a sus presidentes que han perdido las elecciones. Seguramente, no tiene otro sitio donde mandarlos…». Así es como el portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, intentaba polemizar la semana pasada con los últimos fichajes ‘populares’ del Senado: El expresidente de La Rioja, Pedro Sanz, la expresidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, el expresidente valenciano, Alberto Fabra, el expresidente balear, José Ramón Bauzá, y la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Cinco polémicos desembarcos que han vuelto a poner en cuestión el valor de la Cámara Alta. ¿Agencia de colocación para perdedores o una institución pública donde se supone que se defienden los intereses de los ciudadanos? Su mantenimiento cuesta 52 millones de euros al año. Y sus sueldos oscilan entre 60.000 y 100.000 euros anuales.
Aunque éste no es un “pecado” únicamente cometido por el PP. Es más, El PSOE no tiene nada de lo que presumir a este respecto. De hecho, hasta este numeroso desembarco anunciado por los conservadores hace dos semanas, eran los socialistas los que se llevaban la palma en este tipo de fichajes. El último y más polémico, el del expresidente y exministro andaluz, José Antonio Griñán, que abandonó la Junta de Andalucía tras su presunta relación con las ‘trama de los ERE’. El 24 de julio de 2013 anunció su dimisión como Presidente andaluz; y el 12 de septiembre, en el Pleno del Parlamento andaluz, se designó a Griñán senador. Un año y medio después, el Tribunal Supremo le cita a declarar como imputado. Y el pasado 15 de junio, deja obligado su escaño. Diez días después de tomar esta decisión, el juez instructor en el Supremo imputa formalmente al exsenador por presunta prevaricación administrativa.
Ahora bien, Griñán no fue ni el primero ni el último. En el Senado, actualmente encontramos a tres expresidentes autonómicos, una exministra, tres expresidentes y exministros, un exministro y exalcalde; y un exsecretario de Organización. Y todos ellos pertenecientes al Partido Socialista.
Entre los socialistas más llamativos del Senado se encuentran tres expresidentes autonómicos: el expresidente aragonés Marcelino Iglesias y exsecretario de Organización del PSOE entre octubre de 2010 y febrero de 2012, que fue nombrado senador el mismo día que dejaba el Gobierno de Aragón. Vicente Álvarez Areces, presidente de Asturias entre 1999 y 2011, que fue designado senador autonómico seis meses después de dejar el Gobierno del Principado de Asturias. Y Francesc Antich, que fue designado senador el 22 de junio de 2011, cuatro días después de dejar la presidencia de las Islas Baleares. Entre 2004 y 2007 también estuvo en el Congreso.
Además, el PSOE también ha colocado en el Senado a varios exministros que también fueron o bien presidentes autonómicos o bien alcaldes. Este es el caso concreto de José Montilla, que lleva treinta años en la política y lo ha sido todo menos presidente del Gobierno. Comenzó en 1985 en la alcaldía de Cornellá de Llobregat, donde estuvo 19 años, el último de ellos compaginando el cargo con el de presidente de la Diputación de Barcelona. En 2004 fue nombrado por José Luis Rodríguez Zapatero ministro de Industria, Turismo y Comercio. Puesto que abandonó para presidir la Generalitat de Cataluña hasta 2010. Entre 2000 y 2011 fue el primer secretario del PSC, y el mismo mes que dejaba la dirección de los socialistas catalanes era designado senador por el Parlamento de Cataluña.
Y también es el caso de Juan Alberto Belloch, que a sus 65 años parece estar dispuesto a volver a vestir la toga. Después de una vida entera dedicada a la política, y consciente de que probablemente no vuelva a entrar en ninguna lista en las próximas elecciones generales, Belloch parece dispuesto a reincorporarse en el carrera judicial, donde ejerció durante 15 años. En concreto hasta 1990, cuando fue nombrado vocal en el Consejo General del Poder Judicial y optó por el camino de la política profesional. Desde entonces ha sido ministro de Interior, ministro de Justicia con Felipe González, diputado nacional y alcalde de Zaragoza durante tres legislaturas, cargo que ha estado compatibilizando desde diciembre de 2011 hasta este mayo –cuando dejó la alcaldía- con el de senador.
Aunque no son los únicos exministros socialistas con escaño actualmente. Un caso llamativo es el de Joan Lerma. Este valenciano lleva en el Senado desde 1996, cuando dejó la cartera de Administraciones Públicas que ocupó durante un año bajo el mandato de Felipe González. Antes, entre 1982 y 1995 fue presidente de la Generalitat Valenciana. Aunque ya está a punto de cumplir los 20 años en la Cámara Alta, donde fue portavoz del PSOE entre 2004 y 2008. Y otro caso a destacar es el de la también valenciana Carmen Alborch, la que fuera ministra de Cultura entre 1993 y 1996. Desde 2008 es senadora electa por Valencia y ocupa la secretaría tercera de la mesa de dicha institución.
Aunque el último ‘fichaje a dedo’ del PSOE para el Senado no fue menos llamativo. Esta vez procedente de las Cortes de Castilla y León, que fueron quienes le designaron para el puesto. Óscar López, el que fuera ‘número tres’ de los socialistas entre 2012 y 2014, encontró la paz que anhelaba en la Cámara Alta. Después de asesorar al Grupo Socialista en el Parlamento Europeo como experto en relaciones internacionales, regresó a Madrid de la mano de José Blanco. Entre 2004 y 2011 fue diputado nacional, cargo que compaginó con la secretaría general del PSOE en Castilla y León durante tres años. Aunque su verdadera relevancia mediática no llega hasta que Alfredo Pérez Rubalcaba le nombra ‘número tres’ del PSOE. Él ya fue designado senador en julio de 2011, aunque abandonó el escaño en febrero de 2012 para dedicarse al partido. Dos años después, los socialistas eligen una nueva cúpula y López se queda sin hueco. En septiembre de 2014 vuelve al Senado –pese a que una buena parte del PSOE de Castilla y León desaprobó su designación-; y hoy es el portavoz socialista en la Cámara Alta.
Aunque en el Senado, PP y PSOE no sólo «cobijan» a expresidentes, exministros y exalcaldes. Sino que la Cámara Alta también es un buen resguardo para los eternos perdedores de elecciones. En el caso de los conservadores hay un caso clamoroso, el de Javier Arenas. El PSOE, por su parte, cubrió esta cuota con el madrileño Tomás Gómez, que decidió abandonar el Senado en noviembre de 2013 como acto de protesta por la decisión del PSOE de apoyar al juez Francisco Gerardo Martínez Tristán como nuevo vocal del Consejo General del Poder Judicial. Además, ha estado a punto de fichar para el Senado también al líder de los socialistas gallegos, José Ramón Gómez Besteiro. Un nombramiento que el partido descartó la semana pasada, unos días después de que el también expresidente de la Diputación de Lugo de fuera imputado por los delitos de tráfico de influencias, cohecho, prevaricación y contra la ordenación del territorio por su presunta implicación en el conocido como caso Garañón.