miércoles, noviembre 27, 2024
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Campaña en redes sociales para desvelar el lado oscuro de la Guardia Civil

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La Guardia Civil es la organización pública que recibe mayor confianza de los españoles (con un 6), según el Barómetro de abril del Centro de Investigaciones Sociológicas. Una valoración alta a pesar de las precarias condiciones que se denuncian desde dentro del cuerpo policial. 

La Asociación Unificada de Guardias Civiles ha iniciado una campaña bajo el lema #CaraOcultaGuardiaCivil con el fin de concienciar a la sociedad del «necesario cambio que ha de producirse en un Cuerpo de seguridad militarizado que ejerce funciones de policía hacia el exterior, pero que convive con férrea disciplina militar en su interior». Desde la UUGC dicen sentirse como «ciudadanos de segunda abandonados por el actual Gobierno del PP y todos y cada uno de los que le precedieron». 

«La organización también tiene un lado oscuro que debe conocerse, y es el que afecta a los derechos de sus trabajadores, que todavía hoy se ven forzados a llevar a cabo su actividad en unas condiciones laborales más propias de un Estado dictatorial y represivo que de una democracia», afirman desde la Asociación.

A la falta de derechos se une, además, la carencia de medios básicos para la seguridad de los guardias civiles, que deben realizar su trabajo sin chalecos antibalas, en vehículos con más de 400.000 kilómetros y en instalaciones en un estado lamentable, según denuncian.

La AUGC dice que los guardias civiles son los policías peor pagados en España, el Cuerpo que menos opositores recibe, el que cuenta con menos mujeres y el que presenta el mayor índice de suicidios (447 desde 1982, uno cada 26 días).

La explicación de que no se conozca estas situaciones es la existencia de «férreos mecanismos de control que posee el generalato y los políticos que se pliegan a su poder de presión hacen que esta precariedad resulte casi imperceptible desde el exterior, que permanezca oculta a una sociedad que ignora que esos guardias civiles que velan por su seguridad son, en realidad,ciudadanos de segunda».

Percibe la AUCG una desconexión entre los miembros de quienes configuran los más altos puestos y el resto de las escalas, «donde impera el ordeno y mando», tomándose cualquier iniciativa por parte del agente como una desobediencia que ha de ser desterrada. En este sentido, «la aplicación del Código Penal Militar, que puede llevar a la cárcel a un agente por una simple discusión con su jefe, es una de las herramientas represoras más poderosas que se aplican contra los guardias civiles».

Esta asociación profesional ve «un sistema policial caduco y obsoleto propio del siglo XIX en su interior», pero con imagen proyectada hacía el exterior de modernidad y eficacia.

«Esta sociedad no necesita guardias civiles desfilando, sino guardias civiles realizando su función policial, con formación y material adecuado», afirman. 

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