Sobreactuaciones. No han pasado dos meses desde la formación de los nuevos ayuntamientos y los actos de cara a la galería se cuentan por decenas. No acaba ahí la cosa, no solo de representaciones vive la nueva política, la del cambio, también se está alimentando de las más antiguas y viles perdiciones de la antigua política. Dícese de colocaciones a dedo, saltarse la ley a voluntad propia o paralizar aquello que no conviene, aún a riesgo de ser dañino para los propios ciudadanos.
Una de las últimas actuaciones mediáticas de la nueva política es la protagonizada por el Ayuntamiento de Barcelona. Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, apelaba a sus “profundas convicciones republicanas” para justificar la retirada del busto de Don Juan Carlos del salón de plenos del consistorio. En la nueva política la monarquía no gusta, la república según ellos representa a más gente. Da igual que España sea una ‘Democracia Monárquica’ cuyo partido de Gobierno (partido más votado en las tres últimas elecciones celebradas) sea monárquico.
Colau no ha sido la única. De retratos va la cosa, y es que el nuevo alcalde de Cádiz, José María González Santos, más conocido como ‘Kichi’, retiró el retrato del antiguo rey por el de Fermín Salvochea, un anarquista y antiguo alcalde de Cádiz durante la Primera República. Aunque esto no fue todo, el líder de ‘Por Cádiz sí se puede’, ordenó que se quitase la bandera de siete metros que ondeaba en la plaza de Sevilla. Sí la medida fue sorprendente y mediática la explicación de el ‘Kichi’ fue cuanto menos ocurrente. González Santos que su decisión no era un gesto político, sino una medida para evitar que se dañara a causa del viento de levante y que la pondría cuando éste finalizase.
En Madrid la situación no es distinta, el Ayuntamiento de Madrid no ha tenido todavía tiempo para estudiar una hipotética bajada del Impuesto sobre Bienes e Inmuebles (IBI) en 100 euros, que repercutiría sobre todas las familias (también para aquellas con dificultades económicas). Mientras, no ha faltado tiempo para crear una página web del Ayuntamiento, ‘Versión Original’, en la que desmentir y ampliar todas las informaciones que se hubiesen dado en relación al consistorio.
Las críticas le han llovido desde todos los medios (menos los no afines), incluso de su aliado en el Gobierno el partido socialista de Madrid. El PSOE consiguió convencer a Carmena para cambiar la web, no así a la portavoz del consistorio, Rita Maestre, que contradiciendo a la propia Carmena y retando al PSOE dijo que la web no se cambiaría. Así ha sido. Al menos PSOE consiguió que se corrigiera alguna de las mayúsculas faltas de ortografía de la web: Entre ellas poner ‘a supuesto’, o ‘¿cuanto?’ (sin la tilde que le corresponde).
Las famosas fiesta de toros de San Sebastián también se han visto afectadas por los nuevos alcaldes y es que Podemos quiere terminar con estos festejos. El partido pretende introducir la abolición de las corridas en su programa electoral, a lo que se han opuesto colectivos pro toros que consideran que va en contra de las libertades y que son seña de identidad en algunos lugares de España.
Articular discursos solo en femenino durante los próximos cuatro años es el gran reto al que se enfrentan dos ediles de Somos Corvera, en Asturias. Rogelio Crespo y Luz María Bulnes, suprimen el uso del masculino en sus comunicaciones “como un paso más en la lucha contra el lenguaje sexista”.
Espinar y ética en la nueva política
No solo en los ayuntamientos se han visto decisiones y actuaciones de cara a la galería, también en el Senado. Hace unos días el nuevo senador de Podemos, Ramón Espinar, vendía que renunciaba a su sueldo de senador y sólo percibiría los emolumentos como diputado autonómico. Así lo expreso un comunicado del partido y se hicieron eco otros miembros de la formación. Según exponía Podemos, la decisión va acorde con la limitación de sueldos fijada por el partido. Nada más lejos de la realidad.
Lo que ocurrió realmente fue que: es la propia ley la que obliga a Espinar a renunciar a uno de los dos sueldos. Dice la ley que los Senadores designados por la Comunidades Autónomas “sólo podrán recibir la remuneración que le corresponda como Senadores, salvo que opten expresamente por la que hubieran de percibir, en su caso, como parlamentarios autonómicos”. Entonces, ¿Por qué renunció Espinar? Porque como senador percibiría cerca de 2.900 euros mensuales, mientras que, como diputado madrileño percibe 3.500 euros.
Como senador percibiría cerca de 2.900 euros mensuales, mientras que, como diputado madrileño percibe 3.500 euros
El trono de Colau
Desde la toma de la llegada de la nueva política a las instituciones se han visto muchas actuaciones y muchas decisiones de cara a la galería. Aunque en ninguno como en el Ayuntamiento de Barcelona, con Colau al mando.
Una de sus primeras actuaciones de cara a la galería fue hace algo más de un mes, la alcaldesa estrenaba cetro de poder paralizando un desahucio en Nou Barris, o al menos eso quiso que pareciera. En realidad, los desahucios en dicho distrito habían sido suspendidos por el anterior alcalde, Xavier Trías. Ciu reaccionó puso de relieve ante el “oportunismo de Colau” con un comunicado en el que expresaba que «a instancias del Gobierno de Xavier Trías y con la intervención del Distrito y de los Servicios Sociales se han suspendido los desahucios y notificado a los afectados».
Entre sus otras muchas decisiones controvertidas Colau ha fichado a dedo a su marido, algo muy criticado en la vieja política ahora es normal en la nueva. Adrià Alemany entró a formar parte del ayuntamiento como cargo de confianza aunque como se trata de la nueva política Colau destacó que “no hay nada ilegal ni inmoral” en su contratación, y debe ser cierto porque se ha repetido en otros muchos ayuntamientos como el de Madrid.
La contratación de su marido no ha sido la única decisión que ha tenido una importante repercusión en los medios. Colau fichó como nueva directora de comunicación a Águeda Bañón una activista postporno, cuyos mayores éxitos son los de hacerse fotos mientras orinaba en diversas calles. Además, bajo órdenes de Colau se ha paralizado el plan de la Rambla para desilusión de empresarios que llevaban esperando el reordenamiento de la emblemática Rambla casi 30 años.
Por último, la decisión de mayor trascendencia ha sido la de parar la concesión de licencias turísticas. La medida tomada a principios de julio dejó congelados, con la tramitación del permiso de obras ya iniciadas, más de 25 hoteles. La propuesta de Colau es doblemente negativa: en primer lugar, al impedir que los proyectos prosigan adelante impide que se genere empleos y riqueza, más en una de las ciudades turísticas más importantes de Europa. En segundo lugar, porque al generar inseguridad jurídica desincentiva nuevas inversiones que puedan generar empleo y riqueza en la ciudad.
En definitiva, en la nueva política hay mucho ruido y mucha escenificación pero de momento pocos resultados efectivos para la ciudadanía. Aunque por desgracia no solo es todo de cara a la galería porque los vicios de la antigua política lejos de desaparecer siguen instalados en los consistorios del llamado cambio.