La Junta de la Asociación de Diplomáticos Españoles (JADE) ha reprochado este martes al Gobierno el nombramiento de José Ignacio Wert como embajador de España ante la OCDE: «'Embajador por amor' debería ser una película de Hollywood y no una realidad de la Administración española», ha apuntado refiriéndose al hecho de que la esposa del exministro, Montserrat Gomendio, también está destinada en este organismo desde hace meses.
La asociación, que representa al 65 por ciento de los diplomáticos en activo, ha expresado en un comunicado su «preocupación» por el nombramiento, ya que lo considera «un ejemplo más dentro de la serie de personalidades de los dos partidos mayoritarios que, a lo largo de los últimos años y sin cualidades resaltables para el puesto, son premiados con embajadas como si se tratara de un grupo empresarial que recoloca a sus directivos».
«La Administración no puede convertirse en un sistema de puertas giratorias«, ha remarcado, al tiempo que considera una «imprudencia» el nombramiento de un embajador con un marcado carácter político a apenas cuatro meses de las elecciones generales porque «a nadie se le escapa que cualquier otro partido o coalición revocará el nombramiento, con el consiguiente perjuicio para el Tesoro Público, la embajada y nuestras relaciones con la OCDE».
Para la asociación de diplomáticos, «los nombramientos de embajadores de España deben realizarse de acuerdo con los principios de responsabilidad, transparencia y ejemplariedad que reclama la sociedad española».
«La JADE no discute la discrecionalidad que la ley otorga al Consejo de Ministros para nombrar a los representantes españoles ante terceros países u organizaciones internacionales, muy especialmente si las cualidades que adornan al candidato suponen una clara ventaja para los intereses de España y no una simple sinecura o canonjía. Pero debe recordarse que la discrecionalidad de los nombramientos no puede convertirse en arbitrariedad«, ha advertido.
En este sentido, ha recordado que la Administración del Estado cuenta con un cuerpo superior, la Carrera Diplomática, cuyos integrantes «se encuentran perfectamente capacitados para ocupar cualquiera de los puestos existentes en las distintas misiones de España en el exterior». «En consecuencia, los nombramientos de embajadores debieran llevarse a cabo entre los funcionarios diplomáticos», ha destacado.
Esto es porque, según la asociación, «son varios los casos recientes en los que el fracaso de una candidatura para un puesto internacional de relevancia han sido achacados a la inoperancia de la diplomacia española, cuando la realidad es que la diplomacia en
sentido estricto no fue llamada a intervenir».
«El nombramiento para puestos de representación exterior de personas de confianza o incluso la asunción por éstas de funciones de política exterior puede perjudicar, y ha perjudicado, los intereses de España, en tanto en cuanto no cuentan con la preparación y experiencias necesarias para moverse por la escena internacional», ha subrayado.