La nueva política ha chocado con la fiesta nacional. Varios ayuntamientos surgidos de las elecciones locales del pasado 24 de mayo amenazan seriamente con retirar las subvenciones y ayudas municipales a espectáculos taurinos y escuelas de tauromaquia. El Ayuntamiento de Palma de Mallorca es uno de los consistorios municipales que le ha presentado batalla a los toros después de que el pasado 30 de julio declarara simbólicamente a la capital balear como ciudad antitaurina.
Este mismo jueves el Coliseo Balear sufrió el azote de los antitaurinos con protestas antes y durante el festejo. Cerca de un centenar de manifestantes se congregaron en las imediaciones de la plaza de toros para clamar contra estos espectáculos. Incluso un antitaurino saltó al ruedo con el lema 'Mallorca sin maltrato animal' pintado sobre el torso después de que Morante de la Puebla lidiara el primer toro. El joven fue detenido por las fuerzas de seguridad.
Aunque Palma ha sido declarada ciudad antitaurina por el Ayuntamiento, el consistorio no tiene competencia para prohibir los espectáculos taurinos, ya que la plaza es privada y solo una ley autonómica o estatal podría cambiar la situación. Sin embargo, el equipo de gobierno de la ciudad, compuesto por socialistas y nacionalistas, asegura que trabajará hasta que se cambie la ley autonómica y poner fin a los espectáculos taurinos en Baleares.
Por otro lado, la plataforma antitaurina Mallorca Sense Sang ha lanzado una campaña de firmas -ya ha registrado unas 130.000- como paso previo a los a la Iniciativa Legislativa Popular que presentará en el Parlamento autonómico.
Mientras tanto, y tras varias inspecciones llevadas a cabo por un veterinario en la Plaza de Toros de la ciudad, el gobierno municipal ya ha avanzado que abrirá más de un expediente sancionador a los gestores de la Plaza al haberse detectado «múltiples deficiencias».