Un morlaco de 640 kilos bajo el nombre de 'Rompe-suelas', de la ganadería extremeña Hermanos del Excelentísimo Señor Conde de la Corte, apura sus últimas horas en Tordesillas antes de convertirse mañana, a partir de las 11.00 horas, en protagonista involuntario del polémico festejo del Toro de la Vega, que año tras año concita posturas diametralmente opuestas entre detractores y defensores de un rito que, estos últimos, defienden como una «expresión cultural» que se remonta al siglo XVI.
El astado, como manda la tradición y tras el disparo de cohetes, será desencajonado en las calles de la villa e iniciará entonces, en un rito de hace más de cuatro siglos, un encierro que le conducirá hasta La Vega, escenario habilitado para que lanceros a caballo y a pie, debidamente acreditados, pugnarán con el animal con el fin de darle muerte antes de que abandone los límites del pinar.
El festejo del 'Toro de la Vega' se presenta, un año más, pleno de polémica, la misma que llevará a cientos de antitaurinos a acudir a la villa, en la que cada año por estas fechas se dan cita cerca de 30.000 personas, con el fin de expresar su rechazo y reclamar su supresión, en la línea de lo demandado por las 120.000 firmas que el Pacma presentó hace unos días al secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez.
El enfrentamiento dialéctico ha salpicado incluso este año al propio partido socialista, cuyo máximo responsable ha asegurado sentirse «avergonzado» por el mantenimiento de este ancestral rito que, como así ha precisado, tratará de prohibir si accede a La Moncloa mediante una ley contra el maltrato animal y que el regidor de Tordesillas celebra pero «no en representación del PSOE».
Amenazas e intentos de agresión
El aludido incluso fue intento de una agresión hace unos días en Madrid por antitaurinos, durante la presentación en la Casa de Valladolid del Congreso Internacional del Toro de la Vega, y no ha cesado de recibir insultos y amenazas, hasta el punto de verse obligado a cerrar sus cuentas en redes sociales y poner los hechos en manos de la Guardia Civil.
Por ello, y pese a encontrarse en plenas fiestas de La Virgen de la Peña, Tordesillas vive este martes una tensa jornada que seguirá muy de cerca multitud de medios de comunicación y sobre todo un contingente de unos 150 efectivos de la Guardia Civil y de la Policía Local con el objetivo de garantizar, por un lado, el normal desarrollo del espectáculo y, por otro, de evitar enfrentamientos entre antitaurinos y vecinos de la villa.
A ello se ha sumado este año, como novedad, un helicóptero de la Guardia Civil dotado de una cámara de alta resolución que sobrevolará Tordesillas para no perder detalle de cuanto ocurra y poder luego utilizar las imágenes, si fuera necesario, para identificar a quienes protagonicen actos de violencia, los mismos que el pasado año obligaron a retrasar el inicio del festejo y que se tradujeron en enfrentamientos y en un pequeño incendio que, de forma intencionada, se produjo en la carretera vieja de Salamanca, en una zona protegida de la ribera del Duero.
Orígenes
Los defensores a ultranza se amparan en un rito que los orígenes sitúan incluso en 1335, cuando el Rey Pedro I de Castilla decretó que los torneos de lance con toros que ya se hacían en muchas localidades se debían celebrar a campo abierto, terminando la justa «con el despeñamiento del morlaco».
Las primeras referencias expresas aparecen en el año 1534 en el libro de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Santiago Apóstol de Tordesillas, en el que se lee que los festejos consistieron en «dos toros por la mañana a la Vega y seis por la tarde». De ese mismo siglo se conservan otros escritos que hablan de sacerdotes que salían a caballo a participar en el torneo.
Ya en el siglo XVII se encuentra una cita que habla de un solo toro en la Vega, mientras que hay constancia, en el siglo XIX, de que el 'torneo' se celebraba según los modos que se siguen actualmente.
Otras versiones, como la apuntada recientemente por la escritora Rosa Montero en un artículo de opinión, situarían el origen de la modalidad del festejo en la decisión de una aristócrata que, tras morir uno de sus hijos corneado por un toro, se diera muerte a otro «de la forma más cruel». La autora pone la versión en boca de los propios organizadores del 'torneo' en los años 70 del pasado siglo.
En los años 90 se dieron dos casos de toros indultados por sobrepasar los límites sin que los participantes les hubieran dado muerte (en 1993 y 1995), aunque lo más común es que los toros acaben muertos a lanzadas poco después de superar el hito que marca el inicio del 'torneo'.