No habrá un espacio unitario a la izquierda del PSOE en las próximas elecciones generales, al menos, “de momento”. Las negociaciones aún podrían retomarse; y fuentes internas de IU creen que es posible llegar a algún tipo de acuerdo antes del 6 de noviembre, el límite legal que establece la Ley del Régimen Electoral General (LOREG) para registrar coaliciones. Eso sí, «por el momento» las negociaciones están rotas; y uno de los principales motivos de esta situación, al margen de la negativa de Podemos a abandonar su marca, tiene nombre propio: José Luis Centella.
El pasado martes, y de manera unilateral, Podemos remitió a todos los medios un comunicado oficial en el que daba por rotas las negociaciones con Izquierda Unida tras la primera reunión oficial para constituir una candidatura de unidad popular. «IU plantea como requisito irrenunciable la conformación de una coalición entre IU Federal y Podemos, en una lógica de acuerdos entre partidos que nunca ha estado en la hoja de ruta de Podemos», advertían los de Pablo Iglesias.
Fuentes cercanas a Izquierda Unida, sin embargo, reconocen a estrelladigital.es que el motivo de distanciamiento también tiene que ver con los nombres que Alberto Garzón quiere incluir en esa lista unitaria. El actual candidato de IU a la Moncloa lleva asociado a su nombre el de dos personas más: el de José Luis Centalla y el del senador andaluz José Manuel Mariscal. Éste último “no molesta” a Podemos, pero los de Pablo Iglesias ya han dejado claro a Garzón que no concurrirán en la misma lista que el secretario general del PCE. El diputado por Málaga «no puede desprenderse de Centella», advierten las mismas fuentes.
Tanto Podemos como Izquierda Unida reivindican la «unidad popular», e insisten en que quieren sumar, pero lo que ya ha quedado claro es que no se ponen de acuerdo en la fórmula para hacerlo. Ambas formaciones quieren liderar el proceso, y eso es imposible. La dirección de Podemos, respaldándose en los estatutos que se aprobaron en la Asamblea fundacional de Vistalegre, ya ha dejado claro que no concurrirá a las próximas elecciones generales del 20 de diciembre sin su marca.
Tras las pasadas elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo, la estrategia de Podemos era integrar dentro de sus listas a algunos dirigentes de la izquierda clásica con los que mantuvieran una buena relación, pero no integrarse ellos en esa izquierda a la que llaman partidista y que tanto rechazan, sobre todo después de que Cayo Lara cerrara las puerta a Iglesias antes de las elecciones europeas de mayo de 2014. Lo consiguieron con Tania Sánchez, y lo están intentado con Alberto Garzón, quien por el momento se resiste.
El diputado de la Izquierda Plural ya rechazó a principios de julio la oferta planteada por el líder de Podemos para formar parte de la lista que entonces estaba elaborando para participar en las primarias de su formación. Entonces, Garzón ya dejó claro que su visión para construir “la unidad de la izquierda” no era esa. Y advirtió de que seguiría trabajando para conformar una candidatura unitaria de izquierda con la que concurrir el próximo 20D.
El dirigente de Izquierda Unida desde el principio se mostró dispuesto a hacer concesiones. Entre ellas, enterrar las siglas, uno de los principales motivos del enfrentamiento interno que se lleva viviendo en la formación desde hace varios meses. Garzón no quiere formar una coalición con Podemos, sino ir más allá; y por ello anunció su intención de presentarse a las primarias de Ahora en Común, la plataforma ciudadana que se constituyó el pasado julio para lograr una candidatura de unidad de las fuerzas de la izquierda alternativa.
Los «noes», al menos públicos, de Iglesias a esta fórmula han sido infinitos. En junio ambos líderes mantuvieron una reunión que terminó igual que la de esta semana. El dirigente de Podemos ha admitido en varias ocasiones su buena sintonía con Garzón, pero también ha advertido de que no es extensible a todos los miembros de la formación. El pasado jueves Garzón e Iglesias se reunieron en secreto en casa del diputado nacional para “compartir el pulso de la situación”, pero de poco sirvió, porque cinco días después, Podemos se mantuvo inamovible ante la posibilidad de enterrar su marca, e insistió en que la única posibilidad era que Garzón se integrara en su lista.
Según fuentes cercanas a IU, el portazo no parece definitivo, pero de ser así, la principal incógnita que se plantearía en caso de que la candidatura de unidad popular finalmente no llegue a buen puerto, es qué será del futuro de Alberto Garzón. Equo ya ha elegido bando: se queda con Podemos. E incluso las coaliciones que IU ya ha formado con Podemos en Cataluña y Galicia parece que se mantendrán al margen de lo que ocurra en la esfera nacional. ¿El problema? es probable que esos votos no le sumen a Garzón. Un escenario pésimo al que se suma además su mala relación con IU Madrid, que ya ha advertido a estrelladigital.es que “ni hará campaña, ni pegará carteles” a favor de Garzón.