miércoles, noviembre 27, 2024
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Rajoy opta por un hombre de su máxima confianza para recomponer el PP vasco

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El Partido Popular vasco busca rumbo. Y para dirigir el timón, qué mejor que un hombre de confianza. Pese a que el nombre que con más fuerza sonó en las quinielas durante las primeras horas era el del exdiputado general de Álava, Javier de Andrés, finalmente el presidente de los conservadores, Mariano Rajoy, ha optado por una persona de su máxima confianza para sustituir a Arantza Quiroga y recomponer la delegación vasca. Una rápida decisión, que se «consensuó» este jueves durante una cena en Vitoria entre los máximos dirigentes vascos, y que pone en relieve el poder del Ministro de Sanidad no sólo en Euskadi, sino también en Madrid.

Su objetivo estaba claro desde hacía varios años: apartar a Quiroga de la presidencia del PPE. Pero hasta hoy no era tan evidente que la intención de Alonso fuera volver a trasladarse al País Vasco. El que fuera alcalde de Vitoria entre 1999 y 2007, lleva desde el 2008 en Madrid, y su carrera ha sido meteórica. El Congreso de los Diputados ha sido la clave de su éxito. Allí conoció a su 'madrina política': la todopoderosa Soraya Sáenz de Santamaría, quien le ha facilitado línea directa con Rajoy y le ha introducido en su círculo de máxima confianza. Durante su primera legislatura en el Parlamento Nacional formó parte del equipo de dirección liderado por la actual vicepresidenta del Gobierno. En 2011, cuando el PP ganó con mayoría absoluta, pasó a ser el jefe de los 'populares' en el Congreso. Aunque su carrera no llegó a su cénit hasta el pasado 3 de diciembre de 2014, cuando Rajoy tuvo que prescindir de Ana Mato como ministra de Sanidad por su supuesta implicación en el 'caso Gürtel', y le pidió al vasco que se uniera a su Ejecutivo. Alonso aceptó una cartera con la que apenas estaba familiarizado. Pero lo más relevante de su nombramiento fue que se convirtió en la apuesta de Santamaría y Rajoy para intentar dar representatividad al PP en el Gobierno.

Una posición inmejorable que le ha permitido seguir maniobrando en la sombra en el País Vasco, y mantener intacta su cuota de poder. Este miércoles, cuando Quiroga anunció que tiraba la toalla y que no estaba dispuesta a continuar al frente del PPE sin el apoyo de su partido, -ni siquiera hasta las elecciones generales-, lo que menos pensaron sus compañeros vascos es que él estuviera dispuesto a dejarlo todo en Madrid y regresar a la política regional. No había duda de que la dimisión de Quiroga se trataba de una victoria del PP alavés. Y por eso todo el mundo miró a su apuesta inicial en el País Vasco para liderar esta etapa: Javier de Andrés. A quien Alonso ya había intentado colocar hace un año y medio de secretario general en sustitución de Oyarzábal, y Quiroga no se lo permitió.

Era muy probable que si Rajoy podía convencer a cualquiera de sus dos aliados vascos en Génova y Moncloa (Javier Maroto, su vicesecretario sectorial, o Alfonso Alonso, su ministro de Sanidad), iba a contar con ellos para ese puesto. Pero lo que no estaba nada claro es que ninguno de los dos quisiera embarcarse en esa nueva aventura. Javier Maroto ya descartó este miércoles públicamente que él fuera el elegido, dejando claro que eso supondría volver a Euskadi. Y Alonso ya rechazó este puesto en 2013, cuando el PP tuvo que buscar sustituto a Antonio Basagoiti. «Javier de Andrés no ha sido el nuevo presidente del PPE porque finalmente Alonso ha aceptado serlo él», insisten fuentes 'populares'. Y no es una mala decisión. A menos de dos meses de unas elecciones generales críticas para el PP, él ya tendría un hueco asegurado.

Su intención desde el inicio fue intentar colocar a sus aliados en la estructura de poder regional, pero se encontró con un hueso duro de roer. Arantza Quiroga se dio cuenta en octubre de 2013 que Alonso estaba intentando hacerle la cama: el por entonces portavoz parlamentario hizo un viaje al País Vasco acompañado por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría para reunirse con el PNV sin que Quiroga estuviera presente. Un gesto que la ya expresidenta popular vasca intentó contestar varios meses después apartando de la secretaría general al confidente de Alonso en el País Vasco, Iñaki Oyarzábal.

Un castigo que Alonso nunca perdonó. El actual ministro de Sanidad se la juró a Quiroga, y por fin pudo cumplir con su amenaza. Ya intentó desestabilizarla el año pasado durante la elección del nuevo secretario general, cuando consiguió ponerla al borde del precipicio. Pero no ha sido hasta ahora cuando ha conseguido darle el golpe de gracia. La influencia del PP alavés en Génova es indiscutible, y el desenlace parecía previsible. La ponencia en la que la ‘popular’ exigía a Bildu el «rechazo expreso de la violencia» en lugar de una «condena» ha sido la gota que ha colmado el vaso. «Nuestra posición es clara y no debemos renunciar a ella nunca: se debe exigir la condena expresa del terrorismo y su historia criminal. Bildu pretende diluir responsabilidades y blanquear su pasado y nosotros no podemos consentirlo». Así fue como Alonso dejó claro en la Cadena Cope que iba a por todas.

Según apuntan fuentes 'populares', la decisión de que el ministro de Sanidad sea el encargado de dar la batalla en el País Vasco se «consensuó» este jueves por la noche en una cena en Vitoria protagonizada por los principales líderes vascos: el alavés Alfonso Alonso, el vizcaíno Antón Damborenea y el guipuzcoano Borja Sémper. Allí se diseñó la estrategia y se llegó a la conclusión de que el ministro era la persona idónea. Su elección por el momento no pasará por un Congreso regional, puesto que estos cónclaves no están previstos hasta 2016, sino que se procederá como ha ocurrido en otras autonomías donde el PP también ha tenido que sustituir al presidente sin mucho margen de maniobra: su nombramiento será ratificado este viernes por la Junta Directiva del PP de Euskadi.

Alonso ha acudido este jueves a la reunión oficial del partido acompañado por Maroto y Javier de Andrés. Y escoltado por ellos ha realizado sus primeras declaraciones ante los medios de comunicación. Puesto que el ambiente en el PP vasco ahora es irrespirable, y no es cuestión de volver a reabrir viejas heridas, Alonso ha anunciado que Nerea Llanos, pieza clave del PP vizcaíno, seguirá al frente de la Secretaría General. Eso no ha impedido que el líder del PP de Vizcaya, Antón Damborenea, metiera el dedo en la llaga y considerara «un poco difícil» que Alonso pueda compatibilizar su cargo de ministro de Sanidad con la presidencia del PP Vasco.

Por el momento, a la dirección nacional del PP le vale con tener a un hombre de confianza liderando a los conservadores vascos, independientemente de dónde viva. Fuentes conservadoras apuntan a la posibilidad de que Alonso siga ejerciendo de Ministro de Sanidad entre semana y dedique los fines de semana y festivos a la presidencia del PP vasco. Es un arreglo temporal que podría cambiar en menos de dos meses, cuando haya que formar nuevo Gobierno. De esta manera se evita que Rajoy tenga que cambiar el Ejecutivo a escasas semanas de las elecciones generales. Por el momento, el destino de Alonso es Euskadi. Pero habrá que esperar a ver qué ocurre si el PP vuelve a ganar las elecciones. El dirigente alavés es uno de los 'populares' con más proyección a nivel nacional; y es muy probable que Rajoy vuelva a introducir su nombre en el bombo de ministrables.

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