lunes, septiembre 23, 2024
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Santamaría preside en Afganistán el cierre de la mayor misión militar que inició Aznar

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La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha viajado este sábado a Afganistán para presidir el acto militar que pone fin al despliegue del contingente español en el país asiático. El periplo de la 'número dos' del Ejecutivo ha estado salpicado de incidencias por la avería de una pieza del avión de Air Europa que trasladaba a la comitiva y que provocó retrasos de catorce horas. Sáenz de Santamaría regresa tras recorrer 16.000 kilómetros para pasar apenas hora y media con los soldados. Eso sí, trae consigo la bandera de la base de Herat, cuyo destino es el Museo del Ejército. 

La misión española, iniciada hace más de trece años por el Ejecutivo de José María Aznar tras los atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas y el Pentágono, es de las más largas, caras y luctuosas que han llevado a cabo las Fuerzas Armadas. Desde que el 24 de enero de 2002 aterrizara en Kabul el primer contingente, formado por 340 soldados, más de 29.000 efectivos han prestado servicio en el país asiático. Cien de ellos se han dejado allí la vida, junto con dos intérpretes, por culpa de accidentes y ataques terroristas.

En la actualidad, España mantiene desplegados en Afganistán a 443 militares que operan en la base de Herat y en el Cuartel General que la OTAN tiene en Kabul. A lo largo de estos trece años, la operación, que en sus inicios estuvo bajo mando de la ONU y se llamó Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), ha cambiado de nombre. Desde 2003 está comandada por la Alianza Atlántica, que en 2006 tomó el control de todo el territorio afgano. España también tuvo tras el 11-S una participación fugaz en la operación Libertad Duradera, que incluyó el envío de aviones de transporte, buques y helicópteros al servicio de la ofensiva estadounidense contra los talibanes.

Según explicó hace unos días el ministro de Defensa, Pedro Morenés, el proyectado repliegue que van a iniciar afectará sobre todo a los soldados desplegados en Herat. Sólo una veintena de efectivos quedarán destacados en el Cuartel General de Kabul, en tareas de asesoramiento. Mantener los sucesivos contingentes militares en Afganistán ha costado a los españoles más de 3.700 millones de euros desde 2002.

Si en sus comienzos los soldados españoles tenían como zona de operaciones Kabul y sus alrededores, con el tiempo fueron ampliando su radio de acción. Desde 2015 prestan servicio dentro de la operación Resolute Support (Apoyo Decidido), que en el caso español tiene como principal escenario la provincia de Herat. También ha habido contingentes desplegados con carácter temporal en Mazar-i-Shariff y en Qala-i-Naw.

Reconstrucción

En la primera de estas ciudades las Fuerzas Armadas tuvieron en 2004, durante el mandato de José Bono como ministro de Defensa, un batallón encargado de velar por la seguridad durante las elecciones afganas. El 19 de agosto de 2005 España asumió en Qala-i-Naw el liderazgo de un Equipo de Reconstrucción Provincial (PRT, por sus siglas en inglés), dedicado a pacificar y a crear las condiciones para el desarrollo de infraestructuras.

En todo este tiempo, el objetivo central de las misiones también ha variado. Hoy el despliegue internacional, en el que participan unos 13.000 militares de 42 países, ya no busca crear unas condiciones mínimas para la pacificación y reconstrucción del país. Desde 2007 el país vive un período llamado de ‘afganización’ de sus instituciones. La misión de los contingentes es ahora entrenar, asistir y apoyar a las autoridades locales (incluido su ejército), al objeto de que con el tiempo puedan asumir las riendas de su propio destino.

Más de cien bajas

La operación de Afganistán ha sido la más luctuosa para las Fuerzas Armadas españolas. Según Defensa, ha causado 102 víctimas entre sus filas. El peor desastre fue el accidente aéreo del Yak-42, en el que murieron 62 soldados que regresaban a casa tras cumplir su misión. La vergonzosa gestión que hizo de este accidente el equipo del entonces ministro de Defensa, Federico Trillo –que llegó a ordenar el enterramiento de las víctimas sin estar identificadas- causó una grave herida dentro del estamento militar.

El 16 de agosto de 2005 se produjo otro siniestro en el que perdieron la vida 17 militares cuando sobrevolaban Herat en un helicóptero. También ha habido numerosas víctimas de atentados, entre ellos la soldado Idoia Rodríguez –la primera mujer militar caída en el exterior- que murió a causa del estallido de una mina anticarro al paso del vehículo blindado en el que viajaba.

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