sábado, septiembre 28, 2024
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‘Kennedy’ Rivera

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Donde decía WASP diga JASP. De eso saca pecho Albert Rivera, que ayer desglosó parte de su programa con maneras de mitin en los desayunos informativos de la agencia Europa Press. Donde decía «White Anglosaxon Protestant», diga «Joven Aunque Sobradamente Preparado», según una vieja fórmula publicitaria; y guapo y telegénico, añada. Los manuales de publicidad y de comunicación política Albert Rivera se los tiene trillados, según se ve. Rivera anunció este martes en Madrid los cuatro tramos del IRPF que propone y que el nuevo tipo máximo marginal será del 43%. Como dijo, para estupor de algún asistente, “los españoles son accionistas de España”. Cuando menos, curioso, dicho en boca del presidente de una formación llamada Ciudadanos.

Quizás marcado por el entorno, el regio Hotel Villamagna, Rivera hizo énfasis en las “empresas” a la hora de promulgar su buena nueva: “La Administración debe estar al servicio de los ciudadanos y las empresas”. En ese sentido, Albert Rivera, insistió en términos propios de la jerga empresarial. Así, la Administración, en general, debe ser “productiva”, considera. En ese contexto aseguró que, en su opinión, la Administración no lo es y puso de relevancia que en la era digital se generen tantos documentos de papel.

Pero todos estos que se reseñan no son más que detalles en medio de la magnificencia de las aspiraciones del candidato de Ciudadanos a la Presidencia del Gobierno. Rivera aseguró que en España, en la historia última de la democracia, ha habido “tres proyectos. El de Suárez, el de Felipe González y el de Aznar”. El cuatro gran proyecto de país es el suyo. El de Albert Rivera.

Un proyecto, al parecer, alejado de “rojos y azules”, basado en tres ejes, en los que la educación, la regeneración del sistema electoral y el de la Justicia son fundamentales.

Sobre la educación, al margen de reclamar un pacto de Estado “como tienen en Finlandia, desde hace 60 años”, poco más avanzó que su intención de que los críos salgan de los colegios hablando inglés, como elemento básico. En cuanto al sistema electoral, todo lo que indica tiene un aire de inspiración anglosajona (¿WASP?), sistema en el que se prima la cercanía al votante. “Hay demasiados senadores, en otros países solo hay uno o dos por región”, planteó, por ejemplo. «El Senado, o se reforma o se cierra».

Sin embargo, apenas se explayó sobre los puntos del programa, invitando a los asistentes a estar en Cádiz (eso sí, no ofreció billetes de tren ni bonos de hotel) al personal, donde este fin de semana se presentarán las líneas maestras del programa de Ciudadanos.

Cataluña

Albert Rivera fue campeón de un torneo de debate universitario, es decir, que su verbo es florido, ameno y bien estructurado. Pero el acento catalán no se queda en el puente aéreo, como es natural. La situación política en Cataluña era uno de los pasajes de su intervención más esperada. “El 155 está ahí, aunque no quiero que se utilice, no vamos a renunciar a las herramientas del Derecho”, aseguró sobre el desafío que se está desarrollando en el Parlamento de Cataluña.

Rivera ha estado ocho años haciendo una oposición bastante singular al poder absoluto de Convergencia aliado con ERC. Su labor ha llevado a Ciudadanos a ser los líderes de la oposición. Es decir, que es una voz autorizada al respecto del independentismo.

Por eso resonó con contundencia su opinión de que todo este proceso –forzado ayer incluso contra el reglamento del Parlamento catalán por su presidenta, Forcadell– “no es más que una cortina de humo para tapar la corrupción de la banda organizada de la familia Pujol. Ahí las metáforas fueron brillantes: “Nos han puesto una enorme estelada para taparlo todo y hemos entrado al trapo”. Por eso resaltó que uno de los puntos interesantes de la moción presentada por el bloque independentista quiere anular la jurisdicción de los tribunales españoles, justo cuando la Justicia está acorralando al partido casi hegemónico, Convergencia, y sus presuntas comisiones del 3%. “¿Quién coño es la UDEF, dijo Pujol, pues la que estaba en el salón de su casa el otro día revisando los papeles”, exclamó Rivera en uno de los momentos más celebrados por la concurrencia.

La concurrencia a este tipo de actos en un buen termómetro del auge de los políticos. Las mesas estaban literalmente apiñadas y repletas en el amplio salón del Villamagna. Políticos, empresarios, embajadores, gente del común, pocos se han querido perder este lunes las palabras del Kennedy barcelonés, al amor de los buenos augurios de las encuestas para su partido. Pululando entre las mesas pobladas de gentes de atuendo formal, estaban los seleccionados del casting habitual de Ciudadanos. Una homogénea compañía de chicos y chicas, todos ellos entre la talla S y la M, americanas y camisas sin corbata, armados con iphones relucientes y dando eco en las redes a las palabras del líder, que hablando de las constituciones y glosando la americana, unió todos los cabos de su programa exclamando en inglés: “We are the people!”. Y esto fue unido a algo que parece mentira que haya que decir como noticioso en la España del primer tercio del Siglo XXI: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”.

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