Rosario Porto y Alfonso Basterra, los padres adoptivos de la niña Asunta, que falleció hace más de dos años en las inmediaciones de Santiago, han sido condenados a 18 años de prisión.
El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha confirmado que la sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago, ha condenado a ambos por un delito de asesinato con la concurrencia de la agravante de parentesco.
El magistrado Jorge Cid Carballo ha emitido la sentencia cuando están a punto de cumplirse dos semanas desde que el jurado popular declarase culpables a ambos padres de la muerte de Asunta, un veredicto que llegó tras cuatro jornadas de deliberación.
Así, el jurado consideró probado, por unanimidad, que tanto Alfonso Basterra como Rosario Porto suministraron de común acuerdo y repetidamente a Asunta, durante al menos tres meses antes de su muerte, un medicamento que contenía lorazepam y que el padre fue el encargado de comprar este fármaco, al menos en tres ocasiones entre julio y septiembre.
Del mismo modo, apoyaron el hecho de que ambos, «puestos de común acuerdo para acabar con la vida de su hija», le suministraron una cantidad tóxica de este medicamento el día 21 de septiembre de 2013 en el transcurso de una comida familiar y que, después de las 18.15 horas, Asunta fue hasta la vivienda de Montouto (Teo) en compañía tanto de Rosario Porto como de Alfonso Basterra.
El veredicto también consideró probado que los acusados «asfixiaron a su hija Asunta» en la vivienda de Montouto en un periodo comprendido entre las 18.33 y las 20.00 horas del 21 de septiembre, aplicándole compresión sobre la boca y la nariz. Finalmente, determinó que fue atada de brazos y piernas en un momento próximo a la muerte con cuerdas plásticas de color naranja y que, cuando falleció, la víctima «no pudo defenderse» porque estaba bajo los efectos del lorazepam.
Asunta Basterra falleció entre las 16.00 y las 20.00 horas del día 21 de septiembre de 2013 por asfixia, sofocada con un objeto «blando y deformable», según recoge la autopsia, que determinó también que no había sido agredida sexualmente. En el momento de su muerte, además, tenía en su organismo una dosis «tóxica» de lorazepam -principio activo del Orfidal- que anuló su capacidad de defenderse.
En un momento próximo a su muerte -inmediatamente antes o después- el cuerpo de la niña fue atado y posteriormente trasladado a una pista forestal del lugar de Feros, donde fue «colocado» en el talud de una cuneta. Dos hombres que circulaban por la zona la encontraron pasadas las 1.00 horas del día 22.
Los análisis toxicológicos permitieron determinar que Asunta había sido sedada de forma continuada con dos benzodiacepinas en los tres o cuatro meses anteriores a su muerte, en los que registró varios episodios en los que acudió a clase con síntomas de somnolencia.