jueves, noviembre 28, 2024
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Marimar Blanco, el guiño de Rajoy a las víctimas del terrorismo de ETA

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Mariano Rajoy quiere reconciliarse con las víctimas de ETA después de años de discrepancias motivadas por la política antiterrorista. Que el 'número 14' de la lista electoral del PP por Madrid lo ocupe Marimar Blanco no tiene otra lectura dentro de la formación conservadora.

La presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo y hermana del concejal del PP de Ermua asesinado por ETA en 1997 es considerada un «icono» dentro del partido, según fuentes 'populares'. Rajoy la ha situado en un puesto en su candidatura por Madrid que, salvo debacle absoluta del PP, es prácticamente de salida. Con este gesto el presidente del Gobierno espera contribuir a atajar algunos enfrentamientos internos que se han traducido en una hemorragia de votos desde las últimas elecciones europeas. Y, de paso, cerrar el ciclo de desencuentros con las víctimas que se inició con su llegada a la Moncloa, después de que el Gobierno socialista anterior lograra arrancar a ETA el anuncio del cese definitivo de la violencia..

Desencuentros que tienen nombres propios. Sólo habían pasado nueve meses desde la arrolladora victoria del PP en las elecciones de 2011 cuando se registró el primer encontronazo con el colectivo. La concesión del tercer grado al secuestrador de José Antonio Ortega Lara, Josu Uribetxebarria Bolinaga, fue la primera piedra en el camino de esta histórica relación. Más de 500 personas se concentraron en septiembre de 2012 frente al Ministerio del Interior, convocados por Voces contra el Terrorismo y Mujeres por la Justicia, para pedir la dimisión del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Se empezó a acusar al Gobierno de Rajoy de ser permisivo con ETA. Y se fraguó el principio del fin.

Sólo un año después, el Tribunal de Estrasburgo acabaría por romper definitivamente esta relación. El 21 de octubre de 2013, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dio la razón a la etarra Inés del Río en su recurso contra la 'doctrina Parot ' y falló que la interpretación jurídica utilizada para alargar la estancia en prisión de la etarra vulneraba el Convenio Europeo de Derechos Humanos. La sentencia era vinculante, sentaba jurisprudencia y además España se había comprometido a acatar el fallo.

El Gobierno de Rajoy no tenía mucho margen de maniobra. Casi 60 históricos etarras quedaron libres inmediatamente. Las víctimas de ETA trataron de frenar el golpe y exigieron al Ejecutivo 'popular' que no acatara la sentencia. Pero fue imposible y el desfile de condenados por delitos de terrorismo que salían a diario de las prisiones fue mucho más de lo que algunas personalidades, dentro del Gobierno, podían soportar.

Rajoy invitó a la presidenta de la Asociación de Víctimas contra el Terrorismo (AVT), Ángeles Pedraza, y a la propia Marimar Blanco al Palacio de la Moncloa para intentar convencerles de que el primer sorprendido con la sentencia era él. Pero no fue suficiente. El ala más conservadora del PP levantó las espadas y desde entonces la relación no ha vuelto a ser la misma.

Tanto fue así que incluso se produjo el nacimiento de un nuevo partido que aspira a disputarle al PP la hegemonía por la derecha: Vox, para más inri fundado por Santiago Abascal, una de las caras jóvenes más conocidas por su resistencia a ETA en el País Vasco en los años más difíciles, y por una de las víctimas más emblemáticas, José Antonio Ortega Lara, que fue concejal del PP en Burgos.

En ese período también se produjo la marcha de uno de los principales referentes del PP durante la 'era Aznar': Jaime Mayor Oreja -ex ministro del Interior y durante muchos años dirigente del PP vasco- renunció en enero de 2014 a encabezar de nuevo la lista del PP para las elecciones europeas. Sus encontronazos con el actual ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, a quien recordó con insistencia que ETA aún «no había sido derrotada», le empujaron a tomar esa decisión.

La solución, incluir a las víctimas

A partir de ese momento, los desplantes de las víctimas de ETA a Rajoy han sido infinitos. Los conservadores han sido incapaces de volver a reunir al colectivo en algunos de sus actos. Lo han intentado en sus últimas convenciones nacionales y ha sido imposible. Incluso la complicada relación del PP con este colectivo le ha costado el puesto a Arantza Quiroga. La expresidenta del PP vasco presentó en el Parlamento de Vitoria una ponencia en la que exigía a Bildu el «rechazo expreso de la violencia» en lugar de una «condena». Fue la gota que colmó el vaso y su sentencia. 

Llegados a este punto, la solución que le quedaba al PP era incluir al colectivo dentro de su propia estructura. Y ahí es donde Marimar Blanco ha ocupado una posición clave. Los homenajes han dejado de ser suficientes, así que para aprovechar la implicación que la hermana de Miguel Ángel Blanco tenía en la formación, la han subido al barco. Quizás en una posición más privilegiada de lo que algunos querrían.

Marimar Blanco ya forma parte del Comité Ejecutivo Nacional del PP desde el 16º Congreso Nacional que los 'populares' celebraron en Valencia en junio de 2008. Y ya figuró en las listas del PP de Euskadi. Pero esta es la primera vez que Rajoy incluye a una víctima del terrorismo en su propia lista, en la de Madrid. Reside en la capital desde hace más de 15 años y trabaja para el partido. Hasta ahora nunca había ocupado una posición muy llamativa en la formación conservadora, pero siempre había tenido trabajo. Diplomada en Técnico de Empresas y Actividades Turísticas por la Escuela de Turismo de Burgos, es asistente del Grupo Parlamentario Popular en la Mesa del Senado desde el año 2000.

El líder conservador va a por todas. Se enfrenta a unas elecciones decisivas en su carrera política y teme convertirse en el primer presidente del Gobierno que opta a la reelección y no lo consigue. Ese miedo deja poco margen de maniobra a un político como Rajoy, a quien tanto le costó llegar al poder, y que podría perderlo si se cumplen los presagios de algunas encuestas que manejan internamente los conservadores. Ni un voto se puede perder, ese ha sido el grito de guerra que ha marcado la configuración de la principal lista para los comicios del 20D.

La única opción, ganar

Hace unas semanas, Rajoy pidió «comprensión» a los suyos. Les dijo que sería «justo». E incluso reconoció que era «un momento complicado» porque era «difícil» encajar los intereses de todos. Las encuestas hace tiempo que anuncian tormenta. Antes del verano, los sondeos internos que manejaba el PP eran desoladores: 110-112 escaños. El ambiente que hoy se respira es algo más relajado, ya se habla incluso de 130-140 escaños. Pero aún así, eso significa que las opciones de entrar en el Congreso de los Diputados se reducen significativamente respecto a 2011.

Por ello, la confección de las listas electorales para el 20 de diciembre era tan importante para muchos. Rajoy necesitaba demostrar a las víctimas del terrorismo que iba en serio, y por ese motivo, Marimar Blanco ocupa hoy el número 14 de su lista, una posición muy jugosa si tenemos en cuenta lo apretada que iba la candidatura por Madrid, donde Rajoy ha tenido que incluir no pocos compromisos.

Por si esto fuera poco, hace escasas semanas, el vicesecretario sectorial del partido, Javier Maroto, se reunió con Ángeles Pedraza y otros responsables de la Asociación de Víctimas del Terrorismo para prometerles una referencia expresa a las víctimas y a la necesidad de condenar el terrorismo en el programa popular para el 20D, que se presentará en breve.

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