Casi 100.000 animales (el 12,23%) empleados en los 808.827 experimentos realizados en España durante 2014 no recobraron la conciencia ni se recuperaron, tras someterse a un procedimiento desarrollado en su totalidad con anestesia general, según consta en un informe hecho público por el Ministerio de Medio Ambiente, recogido por el diario 'El País', 'sobre usos de animales en experimentación y otros fines científicos, incluyendo la docencia en 2014'.
Se trata de un documento que todos los gobiernos tienen que elaborar a partir de una directiva europea de 2010 sobre la protección de los animales utilizados con fines científicos, que obliga a los Estados Miembros a comunicar a la Comisión Europea cada año, y antes del 10 de noviembre, su información estadística sobre la utilización de los animales en procedimientos.
Así, entre otras clasificaciones, los países deben dar cuenta de la severidad de los procedimientos y de las consecuencias de las actuaciones sobre los animales.
Por ello, en este informe se registra el grado de angustia, dolor, estrés o sufrimiento que ese procedimiento ha ocasionado al animal, clasificándolo en primer lugar en 'sin recuperación' (usos de animales que, tras someterse a un procedimiento desarrollado en su totalidad con anestesia general, no recobran la conciencia), en el que se encuentran 98.942 usos de animales.
Posteriormente, se encontrarían los experimentos en el que se usaron animales con un grado 'leve' (dolor de corta duración o sin deterioro significativo del bienestar del animal), 425.794 usos; después se encontraría el 'moderado' (sufrimiento moderado de corta duración o leve de larga duración) con 221.512; o 'severo' (moderado de larga duración co con un deterioro del estado general importante) con 62.579.
En total, el año pasado se utilizaron animales para fines científicos en 808.827 ocasiones, de los que 794.275 fueron por primera vez, mientras que se reutilizaron 14.552 veces.
Por otro lado, el número de animales no alterados genéticamente, aquellos que no presentan alteración genética, incluidos los animales parentales que son genéticamente normales que se hayan utilizado para la creación de una nueva línea o cepa genéticamente alterada asciende a 590.773.
Mientras, los animales alterados genéticamente sin fenotipo patológico, es decir, los utilizados para la creación de una nueva línea que presenten la alteración genética pero que no manifiesten ningún fenotipo patológico, así como los animales genéticamente alterados utilizados en otros procedimientos (distintos de la creación o el mantenimiento) pero que no manifiesten ningún fenotipo patológico fueron 187.070.
En cuanto a los alterados genéticamente, aquellos que han sufrido una manipulación intencionada o de una mutación espontánea y tienen dotación genética alterada, la cifra ascendió a 30.984 usos en animales.
En este informe se da cuenta respecto a los animales que son objeto de la experimentación. En concreto, más de la mitad de los experimentos se realizan con ratones (457.267 de 808.827 experimentos), seguidos por peces (131.561), ratas (61.388), y el pez cebra (58.793).
Como novedad, la normativa en vigor se aplica a animales y situaciones a las que anteriormente no se aplicaba, en particular al uso de los cefalópodos (4.800) o a los fetos de mamíferos en el último tercio de gestación o a la cría de determinados tipos de animales alterados genéticamente, cuando esa alteración genética es la causa de que manifiesten un determinado nivel de sufrimiento, dolor o angustia.
Además, el documento ofrece mayor detalle de los primates usados por primera vez, 416, en su gran mayoría macacos cangrejeros y en menor medida babuinos y macacos rhesus. El 52% de los primates empleados en España nacieron en Asia, el 39% en África y el resto en Europa. Todos nacieron en cautividad.
Según el informe, más de la mitad de los experimentos (448.149) se emplean en investigación básica, sobre todo del sistema gastrointestinal e hígado (106.438), del sistema nervioso (88.378), y de oncología (60.294).
Después de la investigación básica, los experimentos se centran en utilización reglamentaria y producción rutinaria, especialmente en controles de calidad y toxicidad y seguridad.
El tercer uso de los experimentos es en investigación aplicada, particularmente en cáncer humano (45.572), enfermedades infecciosas (20.144), y otras enfermedades humanas (19.979). En cuarto lugar, también se ensaya con animales para fines educativos en el ámbito de la enseñanza superior (11.149).
El ministerio explica que la normativa en vigor asume que el número de animales utilizados en procedimientos científicos puede reducirse si se utiliza el mismo animal más de una vez, en los casos en que ello no vaya en contra del objetivo científico ni tenga como consecuencia un bienestar insuficiente del animal.
No obstante, las ventajas de la reutilización de animales deben evaluarse con respecto a los efectos negativos sobre su bienestar, teniendo en cuenta lo experimentado por un animal a lo largo de toda su vida.
Así, de acuerdo con la normativa, un animal que ya haya sido utilizado en uno o varios procedimientos, no deberá ser reutilizado en un nuevo procedimiento, a menos que se cumplan una serie de condiciones: la severidad de los procedimientos anteriores no haya sido clasificado como 'severa', el animal está en buen estado y ha recuperado totalmente su salud general, el nuevo procedimiento no se clasifica como «severo', o que un veterinario ha realizado una evaluación favorable, realizada teniendo en cuenta las experiencias del animal a lo largo de toda su vida.