Elisabeth Lastras es de esas jóvenes españolas que cumplieron a pies juntillas con la supuesta fórmula mágica para triunfar en la vida. Se licenció en Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid, con especialidad clínica. En su quinto año de carrera se fue de Erasmus a Alemania. Incluso alargó un año más sus estudios para hacer prácticas en un hospital e intentar meter cabeza en el mundo laboral. Pero nada de eso le sirvió. Las únicas opciones que le ofrecía el sistema español eran seguir estudiando un máster u opositar. Optó por lo segundo y lo intentó dos años seguidos sin éxito. En ese momento volvió a replantearse qué hacer con su vida y aprovechó que su novio era alemán para probar suerte fuera de España. En febrero de 2012 se mudó a Berlín y comprobó que el 'sueño alemán' no es tan bonito como lo pintan.
-¿Por qué tomó esa decisión?
-Es difícil estar en un país en el que ves que no tienes ningún futuro laboral. Que no sabes qué va a pasar contigo. No quería ser una carga para mis padres. Mi padre es autónomo y la crisis ha sido dura para él.
-¿Qué es lo primero que hizo al llegar?
-Estudiar bien alemán. Mi primer objetivo era ponerme a trabajar para poder pagar el alquiler.
-¿Trabajar de qué?
-Ese fue uno de los primeros 'shocks' que sufrí. Psicología, en Alemania, lo tienen planteado de otra forma. Tú terminas tus estudios y si quieres trabajar de psicoterapeuta tienes que cursar una formación extra de cuatro años y pagarla. Estamos hablando de unos 8.000-10.000 euros por formarte durante cuatro años más. Además, el nivel del idioma debe de ser perfecto. Al principio fue muy difícil. Sobre todo darte cuenta de que nada era como tú pensabas.
-Entonces, ¿qué opciones le ofrecía el mercado laboral alemán?
-Lo primero a lo que accedí fue a prácticas sin remunerar en la Universidad Técnica de Berlín. Estuve allí durante seis meses, aunque para poder sobrevivir trabajaba a la vez de camarera en uno de esos famosos 'minijobs'. Trabajaba muchas horas por un sueldo mísero y sin seguro médico. No lo pasé nada bien. No conocía el idioma y estuve haciendo trabajos que no pensaba hacer nunca en España. Nunca pensé que iba a trabajar de camarera en Alemania. Y no porque no crea que es un trabajo decente, sino porque yo pensaba que en Berlín se me iban a abrir más puertas. He tenido que trabajar mucho. Hoy trabajo con niños con autismo. No es la panacea, pero yo ya me siento mejor.
-¿Piensa volver a España?
-Mi pareja está haciendo un doctorado en Berlín, pero en cuanto lo termine esperamos por lo menos irnos de Berlín. No sabemos si al sur de Alemania, o si debemos de ir pensando en irnos a Madrid. Aunque queremos esperar a que cambie la situación en España para poder regresar.
-¿Cree que su experiencia en Alemania la favorecerá a la hora de reincorporarse en el futuro al mercado laboral español?
-No lo sé… no confío en el sistema laboral español.
-¿Piensa que su situación podría haber sido diferente con otro tipo de políticas?
-Creo que sí. Se nos tenía que haber apoyado más a los jóvenes. Acabamos de estudiar, no teníamos experiencia; y de repente nos vimos en el limbo. Totalmente solos. No estábamos estudiando, no podíamos hacer prácticas. Y a la vez no teníamos experiencia y no podíamos trabajar. Nos decían que teníamos que estudiar más, pero tampoco nos daban ayudas para estudiar. Yo me sentí muy sola cuando terminé la carrera.
-¿Qué espera del nuevo Gobierno?
-Que mejore la situación del país para poder plantearme volver.
-¿Qué partido cree que defiende mejor sus intereses?
-Si te soy honesta, ni PP ni PSOE. Han sido ellos los que han hecho que España esté en la situación en la que se encuentra ahora. No confío ya en ninguno de los dos.