El 35% de las empresas españolas cree que la financiación a partidos políticos a cambio de contratos públicos o influir en decisiones políticas es una práctica generalizada en España, cinco punto porcentuales más que la media en la Unión Europea, según los resultados de un Eurobarómetro sobre la percepción de las empresas de la corrupción, publicado este miércoles.
Las empresas en España se encuentran entre las que más convencidas se muestran de que la corrupción en su país es una práctica generalizada, algo que sostiene el 93% de las empresas, al igual que en el caso de Chipre. Sólo las empresas en Italia (98%), Grecia (96%) y Rumania (95%) creen que la corrupción está más extendida que en el caso de España y muy por encima de la media europea, que se sitúa en el 71%.
En el polo opuesto, se sitúan las empresas de Dinamarca, donde sólo el 11% de las empresas sostiene que la corrupción es generalizada en su país, seguidas de Finlandia y Luxemburgo (31% en ambos casos).
Colocar amigos y familiares en la administración
El tipo de corrupción más extendido en España sin embargo según las empresas españolas es la práctica de favorecer a amigos y familiares en puestos en la administración o instituciones públicas, algo que sostiene el 57% de las empresas en España, el mayor porcentaje en toda la UE y muy por encima de la media del 39%.
El 42% de las empresas españolas cree que la práctica corrupta más extendida es favorecer la colocación de amigos y familiares en las propias empresas, un punto menos que la media en la UE; el 50% cree que se trata del fraude fiscal frente al 39% de media y el 25% cree que el soborno es la práctica más extendida, tres puntos porcentuales más que la media europea.
El 55% de las empresas en España admite que la corrupción es un problema a la hora de hacer negocios en el país, igual que en el caso de las chipriotas, frente al 40% de media en la UE. Se trata del octavo porcentaje más elevado en toda la UE, solo superado por Rumanía y Grecia (74% en ambos casos), Bulgaria (61%), Italia (60%), Eslovenia (59%), Eslovaquia (58%) y Francia (56%).
Las empresas que menos creen que la corrupción afecta a su capacidad de hacer negocios en su país son las danesas (2%), británicas (8%) y suecas (11%).
Aunque el 40% de las empresas en la Unión Europea cree que la corrupción es un problema en su país, no se trata del principal problema que identifican para hacer negocios y ven más problemático de hecho el tipo impositivo (67%), la evolución cambiante de legislación y políticas (64%) y la burocracia administrativa compleja (62%).