Laura Pastor, de 32 años, es licenciada en Traducción e Interpretación de idiomas y habla cuatro lenguas. Sin embargo, el mercado laboral la ha rechazado y ha tenido que volver al hogar de sus padres dos veces por «culpa del Gobierno y de la reforma laboral», dice. Esta joven madrileña también probó suerte en el extranjero, como muchos otros, pero no tuvo suerte. Aunque aún no tiene decidido su voto para las próximas elecciones del 20 de diciembre, sí tiene una cosa clara: «No votaré ni al PP ni al PSOE». Además, afirma que su futuro será «mucho más difícil» con el PP en el poder y pide al nuevo presidente del Gobierno que «no le falle».
-¿Por qué ha tenido que volver a casa de sus padres después de estar independizada?
-Me independicé con unos ahorros que tenía, pues creí que podía subsistir durante un año sin ingresos gracias a estar cobrando el paro y a esos ahorros. Desgraciadamente no encontré nada lo suficientemente estable en un año y tuve que regresar. Después, encontré trabajo en Lisboa. Tras un año fuera, las cosas no me iban bien en lo laboral ni en lo personal y decidí volver a Madrid. Pensé que me sería fácil buscar trabajo gracias a la experiencia acumulada en el extranjero y a mis cuatro idiomas, pero hasta la fecha no he encontrado nada.
-¿Quién tiene la culpa de su regreso?
-El Gobierno. Ha demostrado su incapacidad para resolver una situación que afecta a millones de personas, sobre todo a jóvenes que invertimos un dinero en formarnos. Hoy en día, tener un contrato indefinido no vale nada, cualquier empresa puede despedirte sin darte explicación alguna. Se ha concedido a las empresas las herramientas adecuadas para retroceder en los derechos de los trabajadores, hasta el punto en que estaban hace varias décadas. No hay trabajo y, los que tienen la suerte de tener un empleo, tienen que realizar el trabajo de tres o cuatro personas y enfrentarse a jornadas de trabajo inhumanas.
-¿Qué le parece la gestión de este último Gobierno?
-Pésima. No tengo palabras para expresar mi descontento con la labor del presidente Mariano Rajoy y de todo su equipo. A los casos de corrupción se unen medidas bochornosas como la 'Ley Mordaza'. A la precariedad laboral y al desempleo se suman los numerosos casos de desfalco de las arcas públicas. Recortes, represión, precariedad, mentiras, falsificación y manipulación de datos, afirmaciones insultantes han sido el pan nuestro de cada día durante estas dos legislaturas.
-¿Qué políticas cree que le han afectado más?
-La reforma laboral, sin duda, lejos de crear empleo ha ayudado a las empresas a crear empleo precario, basado en la contratación de becarios por sueldos ridículos o inexistentes. Dichos contratos no se materializan finalizado el periodo de prácticas. No se ha prestado atención alguna a la cuestión de los autónomos, cuyas tasas se encuentran entre las mayores de toda Europa. Se nos anima a emprender, pero sin darnos un respaldo fiscal, ni legal, ni laboral.
-¿Su drama hubiera sido diferente con otro tipo de políticas?
-Por supuesto. Hay mucho por hacer. Ayudaría mucho derogar la reforma laboral y ofrecer contratos dignos. Limitar el número de becarios que puede contratar anualmente una empresa, bonificando a aquellas que conviertan esas prácticas en empleos estables o que hagan un contrato indefinido por cada contrato de prácticas. Sería fundamental invertir en I+D y basar el modelo económico en la industria. Han pasado años tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y no se ha hecho absolutamente nada para cambiar la dinámica económica.
-¿Qué partido representa sus intereses?
-Es una buena pregunta. Soy una de las españolas que estos días tuitea con el hastag #indecisos20D. Lo único que tengo claro es que no votaré al PP ni al PSOE. Creo que es necesario romper con el pasado, acabar con el bipartidismo que ha alimentado este tipo de políticas y probar algo nuevo. La señora Sáenz de Santamaría decía que le asustan los tripartitos, a mí en cambio me encantaría que hubiera una coalición de varios partidos para que, como suelo comentar con mi padre, que está tan indeciso como yo, «se vigilen unos a otros». Aún no he decidido mi voto. Tanto Podemos como Ciudadanos tienen aspectos de su programa que me satisfacen y puntos que me desagradan. Me temo que, por más que lea sus programas y reflexione, me decidiré en el último momento. Lo triste es que mi decisión no estará basada en quién quiero que gobierne, sino en quién puede desbancar del gobierno a quien no quiero que gobierne.
-¿Qué le pide al nuevo presidente del Gobierno?
-Lo mismo que le pedimos a Zapatero aquel aciago día en que decidimos fiarnos de él: «No nos falles». Me dolió mucho ver a los protagonistas del 15M absolutamente ignorados por todos los políticos. ¿Se han preguntado qué hubiera pasado si uno solo de los cabezas de partido hubiera descendido de sus altares corruptos a la Puerta del Sol y hubiera dicho tres simples palabras: «Vengo a escucharos».
-¿Cómo ve el futuro?
-Soy una persona positiva y vitalista, así que tengo varios proyectos a la vista que me ilusionan. Sigo formándome, sigo traduciendo y sigo teniendo metas que acabaré por conseguir. Tengo claro que, si el PP sigue en el Gobierno, lo voy a tener mucho más difícil.