El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha descartado la famosa ‘gran coalición’ a la alemana (PP y PSOE) que se ha colado en el fin de campaña. Una respuesta de última hora a la otra coalición que ha protagonizado la contienda electoral: «coalición de izquierdas» o «coalición de perdedores», como la han bautizado los conservadores. Las desquiciadas encuestas y los dispares ‘tracking’ (sondeos de poca muestra que hacen los partidos) conocidos hasta la fecha sólo dejan una cosa clara: no habrá mayorías absolutas y a quien quiera gobernar le tocará pactar. El Partido Popular ha sido el último partido en admitirlo públicamente, pero ya se ha puesto a jugar sus cartas.
El PP ha pasado de sólo «querer pactar con los ciudadanos», -cómo ha insistido en precampaña Rajoy-, a barajar varias opciones. Este jueves, los conservadores filtraron que no se podía descartar un acuerdo con «un PSOE derrotado por Podemos y sin Pedro Sánchez». Además, confirmaron que la relación con el secretario general del PSOE no es buena tras el ‘cara a cara’ del pasado lunes, y destacaron que con quien de verdad comparten «una misma visión del país» es con la presidenta de la Junta de Andalucía y del PSOE andaluz, Susana Díaz. Una filtración que ha pillado descolocados a los socialistas que han salido en trompa a desmentirlo. También lo ha negado Rajoy, pero cuando el daño ya estaba hecho. «No sé quien lo ha propuesto. Yo desde luego no. Nadie ha propuesto en el PP esa coalición y, por lo tanto, esa noticia la doy por no leída«, ha asegurado en una entrevista en RNE.
Los conservadores saben que este tipo de informaciones debilita al PSOE. La guerra del PP ahora es filtrar que la segunda posición en sus ‘tracking’ no la ocupa ni Pedro Sánchez, ni Albert Rivera (Ciudadanos) -que hasta hace pocos días sí la ocupaba-, sino que ahora el partido fuerte es Podemos.
Rajoy ha insistido este viernes desde Bruselas, donde ha participado en la última reunión del Consejo Europeo, que va a intentar ganar las elecciones y después conformar un «gobierno estable». Y ha insistido en los «datos objetivos», que son que PSOE y Podemos van a buscar una coalición y Albert Rivera, líder de Ciudadanos, ha afirmado» que no va a votar ni a unos ni a otros, «con lo que no se sabe qué va a hacer con su voto». «El PP lo que tiene que hacer es ganar las elecciones, que es la única alternativa a esa coalición de PSOE y Podemos», ha enfatizado.
Ya no hay ninguna duda de que la única opción del PP tras el 20D es buscar el apoyo de Ciudadanos. En este sentido, Rajoy ha insistido en que es «poco comprensible» que Rivera, al anunciar que no va a apoyar al PP tras los comicios, pueda permitir un gobierno de Podemos y el PSOE. Aunque también ha admitido que si no tiene mayoría suficiente para gobernar, lo primero que hará será buscar apoyos.
Santamaría apela a la «neutralidad» para no opinar
La que no ha querido hacer ninguna valoración a este respecto ha sido la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. «Desde esta mesa no puedo abordar cuestiones partidistas. No es lugar para valorar unas elecciones y unos resultados que no se sabe cuáles van a ser. La neutralidad obliga, y más en un día como hoy», ha recalcado Santamaría en rueda de prensa tras el último Consejo de Ministros antes de que el Gobierno pase a estar en funciones, cuando ha sido preguntada por si el Ejecutivo ‘popular’ teme que se pueda producir una situación similar a la de Cataluña, donde casi tres meses después de las elecciones aún no se ha podido formar gobierno.
También se le ha preguntado por la posibilidad de un gobierno de coalición, donde en el resto de Europa funciona, y aquí parace imposible. Santamaría ha insistido en su silencio. «No me gustaría encontrame al terminar la rueda de prensa críticas en los medios de comunicación por abordar una determinada cuestión como me ha ocurrido otras veces», ha zanjado la vicepresidenta.
Cambios en la Ley Electoral
Santamaría, sin embargo, sí ha abierto la puerta a cambios en el artículo de la Ley Electoral que prohíbe publicar encuestas preelectorales desde cinco días antes del fin de campaña. Eso sí, la vicepresidenta ha advertido de que el asunto es «sensible», y que por ello conviene hacerlo por «consenso». «Estamos abiertos a discutirlo y a llegar, si es posible, a un acuerdo, pero no puede ser unilateral porque se trata de una cuestión muy sensible», ha explicado.