jueves, noviembre 14, 2024
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Curiosiades del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad

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La equivocación de una señora que creía haber cantado uno de los premios, la celebración de un cumpleaños, los vítores de un jubilado al que le ha tocado un quinto premio y el disfraz de bombo de una señora de 79 años que no cesa en su empeño de que le toque el Gordo, han sido algunas de las anécdotas que han marcado la celebración del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad de 2015 que se ha celebrado este martes 22 de diciembre en el Teatro Real de Madrid.

A las 8,00 horas abrían las puertas al público. Manoli, de 79 años y disfrazada de bombo se apresuraba para sentarse en una butaca de la primera fila y media hora después ya estaba la platea completa. Los asistentes, décimo original en mano, se acercaban al escenario para comprobar que la bola con su número estaba en las tablas. José Antonio y Luis eran los encargados de asegurarse de que así era.

Tras caer las bolas al bombo, y entre el júbilo del público, que pasaba de cantar cumpleaños feliz a uno de los asistentes a gritar 'que toque, que toque', a las 9,15 horas daba comienzo el Sorteo de Navidad.

No había pasado ni una hora cuando todas las cámaras se congregaban en torno a una señora sentada en la tercera fila que cantó uno de los premios pero al instante se dio cuenta de que se había equivocado. Su amiga, sentada al lado, negaba con la cabeza y explicaba que el número era muy similar.

Pocos minutos después, a las 10,09 horas, salía del bombo el 43.221 con un quinto premio de 60.000 euros. Un señor sentado en los palcos, al fondo de la platea, se levantaba con el décimo en la mano. Esta vez no había error, a Juan José le habían tocado 6.000 euros.

Este jubilado llevaba abonado desde hacía 40 años al número 43.221 y este martes le ha traído suerte estar siguiendo el Sorteo de Navidad desde el Teatro Real. Juan José aseguraba que tenía un pálpito: «Hoy le dije a mi mujer: no prepares comida que nos va a tocar y vamos a comer fuera».

Sin parar de sudar por los nervios y la emoción, Juan José preguntaba a un lado y a otro cuánto dinero le había tocado. «6.000 euros, un millón de pesetas», le decían. El premiado había comprado el décimo en la administración número 1 de Getafe (Madrid), no solo para él sino para toda la peña que lo juega. Él era el encargado de recoger los números cada año.

Mientras, Gema, Simón y sus dos hijos, Marcos y Claudia, no perdían la esperanza y aguardaban desde la última fila del teatro repasando los ocho décimos que jugaban este año. «Siempre he tenido la ilusión de venir –cuenta Simón a Europa Press–. Y este año ha coincidido que tanto mi mujer como yo podíamos».

Esta familia, que casi no se ha despegado de sus asientos durante las cuatro horas de sorteo, esperaba que les tocara el Gordo para «tapar algunos agujeros, pagar unas deudas y darse algún caprichito» pero se han tenido que conformar con 100 euros de la pedrea. «Hay otras suertes», se consolaba Simón al abandonar el salón pocos minutos antes de que se cantara el último número.

500 Asistentes

Juan José, Gema, Simón, así como el resto de las cerca de 500 personas que se han desplazado hasta el Teatro Real para asistir en directo al Sorteo, ya hacían cola desde muy temprano e incluso desde el lunes para poder coger un asiento en las primeras filas. A las 7,00 horas, más de 300 personas aguardaban en la fila a las puertas del Teatro.

Manoli, la señora de 79 años disfrazada de bombo era la primera. Llegó a las puertas a las 10,00 horas de este lunes, casi 24 horas antes del comienzo del sorteo para asegurarse uno de los 500 asientos de la platea que se asignan por orden de llegada.

«Mis hijas dicen que estoy loca, pero llevo viniendo cuatro años y es tanta la emoción que se siente», aseguraba. En ocasiones anteriores ya había acudido al sorteo ataviada con trajes de bruja, de duende o de seta. Si le hubiera tocado, habría destinado el dinero a ayudar a su nieto que se ha quedado en paro, a tapar algún agujero, al fundador de Mensajeros de la Paz, el padre Ángel, y a Sor Lucía.

En segunda posición se encontraban ya desde las 15,00 horas de este pasado lunes Ángel, de 65 años, y su sobrino Vicente, de 32. Para el joven era la primera vez pero para su tío, la duodécima. Ambos han viajado desde Alicante para vivirlo en primera persona porque creían que estar en el salón podía «hacer fuerza» y, sobre todo, porque es «un espectáculo».

De madrugada, sobre las 2,00 horas, llegaban Andrés, de 34 años, y José, de 25, amigos y residentes en Almansa (Albacete), que decidieron en el último momento coger del armario unos disfraces de perro y de astronauta, porque es «lo típico» y para resguardarse del frío, y presentarse en Madrid para asistir al sorteo. «Con el Gordo nos conformamos», bromeaban.

Junto a ellos, se frotaba las manos para entrar en calor Nicole, una estudiante de Alemania que está de Erasmus en Madrid este semestre. «Lo vi hace tres años en la tele desde mi país y ahora que estoy aquí tenía que aprovechar», contaba esta alumna del CEU que había comprado un décimo en Doña Manolita.

A las 6,00 horas los organizadores del Sorteo comenzaban a repartir chocolate con churros a los ciudadanos que esperaban en la fila. Cerca de veinte agentes de la Policía Nacional guardaban el perímetro para controlar que no se produjeran incidentes. Decenas de periodistas de hasta 97 medios de comunicación pasaban los controles para acceder al Teatro Real. Además, durante el Sorteo, en el interior del salón había tres efectivos del Samur aunque no han tenido que atender a nadie.

Cerca de los sanitarios, se movían impacientes de un lado a otro tres exalumnos del Colegio de San Ildefonso, emocionados al revivir los nervios y la ilusión de cantar en el Sorteo de Navidad.

«Hoy me siento un niño. Si alguno se queda afónico, salgo yo a cantar», exclamaba Fernando, que cantó el Gordo en 1954 y que aún se acuerda del número: 53.584. Manuel también recuerda el número con el que cantó el primer premio en 1984, el 50.076. Ahora, siempre que puede, asiste al Teatro Real para seguir el sorteo en directo, al igual que Isabel, que también cantó el primer premio en 1999.

Cerca de 300 cantores del Sorteo de Navidad pertenecen a la asociación de exalumnos de este colegio que desde 1771 lleva repartiendo suerte a través de las voces de sus estudiantes. Ahora, los antiguos estudiantes no solo siguen el Sorteo sino que también acuden a los ensayos y ofrecen apoyo a los nuevos alumnos a través de becas de estudio.

Isabel destacaba que este año algunos premios habían sido «muy madrugadores», como el segundo, pero el Gordo se ha hecho esperar hasta las 12,13 horas. El silencio se hacía en la sala cuando las niñas de San Ildefonso que estaban cantado el sexto alambre de la séptima tabla, Lorena Stefan y Nicol Valenzuela Vásquez se disponían a cantar el esperado premio.

Algunas filas se han levantado para aplaudir y celebrar con gritos de júbilo la llegada del 'Gordo' pero el entusiasmo ha sido efímero después de que los asistentes comprobaran que sus décimos no habían sido premiados. Nicol aseguraba que había sido un momento emocionante, que estaba muy contenta de haber cantado el Gordo aunque eso hubiera supuesto pasar «un poco de nervios».

Tras el Gordo, algunos asistentes comenzaban a abandonar la platea. Sin embargo, Olga y su hermano Antonio aún aguardaban nerviosos a que los niños de San Ildefonso cantaran su número. A Olga le hubiera venido muy bien porque se quedó en paro hace un mes. Al igual que a ella, a Manoli, a Andrés, a José, a Ángel o a Nicole, que tendrán que esperar un año más para gastar y compartir ese Gordo que en esta ocasión ha entrado a España por Roquetas de Mar.

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