lunes, septiembre 23, 2024
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Los agentes de Policía piden un «protocolo de riesgos»

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Se puede decir que 2015 no ha sido el mejor año para ser Policía. El resumen de 2015 deja a cinco agentes fallecidos en acto de servicio, según fuentes oficiales, aunque la hemeroteca muestra una realidad más trágica aún. De hecho, desde comienzos de año la prensa no ha parado de recoger muertes de agentes en situaciones muy dispares. Las últimas y las más sonadas se produjeron el pasado 12 de diciembre, cuando dos policías nacionales perdieron la vida en un ataque terrorista contra la embajada española en Kabul. Por desgracia, los fallecimientos se han convertido en un tónica habitual y 2015 pasará a la historia como un «año muy malo para la Policía Nacional», según Javier Estévez, portavoz del SUP (Sindicato Unificado de Policía). El «elevado» número de fallecidos y las «escasas» medidas de seguridad han dado como resultado un último curso para «olvidar».

Las muertes de Jorge García Tudela e Isidro Gabino San Martín Hernández en el ataque suicida lanzado por un grupo de talibanes hace apenas dos semanas son sólo una pequeña muestra del 'annus horribilis' que ha vivido la Policía Nacional. Accidentes en prácticas de tiro, atropellos, apuñalamientos a agentes sin chaleco… Éstas son sólo algunas de las situaciones que, aunque no tan impactantes como un atentado, también han causado la muerte de multitud de personas que velan por la seguridad de toda la ciudadanía española.

Como si de un presagio se tratara, el capítulo muertes dentro del cuerpo comenzó bien temprano, el 2 de enero. Ese día, un hombre de 28 años, natural de Costa de Marfil, arrojó a las vías del tren a un agente que trataba de identificarle. El convoy de Cercanías que entraba en ese momento en la estación de Embajadores, en el centro de la capital, alcanzó de lleno al agente, Francisco Javier Ortega, que falleció en el momento a los 28 años de edad.

Muertes evitables

Llama la atención el gran número de accidentes que se han producido en los ejercicios de tiro durante el último año. Uno de los más significativos ocurrió el pasado 17 de septiembre cuando José Antonio Sánchez de Anca, un agente extremeño del Cuerpo Nacional de Policía de 34 años de edad y que trabajaba en la Brigada de Información, murió en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla tras haberse disparado por accidente mientras manipulaba su arma reglamentaria en unas prácticas de tiro.

Para Javier Estévez, portavoz del SUP, la muerte de José Antonio «se podría haber evitado», al igual que la de muchos otros compañeros. «A lo largo del año se producen muchas defunciones que son eludibles en su gran mayoría. La falta de material como chalecos antibalas, una vieja reivindicación del gremio, hace que muchos agentes se encuentren vulnerables hacia cualquier ataque», afirma Javier.

Otra de las situaciones más comunes y que acarrean un gran número de fallecimientos en los cuerpos de seguridad son los atropellos en carretera. Este fue el caso concreto de Ismael Moreno Marín, un subinspector de la Comisaría General de Policía Judicial, de 39 años de edad, que perdió la vida en un accidente de tráfico cuando se encontraba en acto de servicio el pasado mes de junio. «Los atropellos están a la orden del día dentro de la Policía Nacional y la Guardia Civil», relata el portavoz del SUP. El último agente muerto en estas circunstancias se produjo el pasado 30 de noviembre. La víctima fue un agente del Cuerpo Nacional de Policía, de 60 años de edad, que resultó arrollado por un turismo cuando se encontraba en la calzada para auxiliar a un conductor que había tenido una salida de vía cuando circulaba por el carril izquierdo. 

Sin chalecos antibalas

En 2015, las grandes protagonistas, además de las defunciones dentro del cuerpo, son las reivindicaciones históricas del gremio. «No es normal que no tengamos chalecos antibalas para todos nuestros agentes. Además llevamos tiempo reivindicando un armamento intermedio como las pistolas eléctricas que reducen al delincuente sin necesidad de poner en riesgo nuestra integridad. Si no utilizamos la pistola, el único arma que tenemos para defendernos es un cuchillo, y aseguro que no somos Jackie Chan», dice en tono de broma Javier Estévez. 

Pero la falta de material no es la única preocupación de los sindicatos. De hecho, sólo es uno de los factores que podría evitar más muertes «innecesarias». «No entiendo porque la Policía no tiene un protocolo de riesgos laborales como cualquier otra empresa. En muchos casos no sabemos cómo actuar en situaciones en las que deberíamos tener un modus operandi para evitar riesgos», denuncia Javier. 

La inestabilidad política que rodea al país tras las elecciones del 20 de diciembre no sólo afecta a la ciudadanía, los organismos dependientes del Gobierno Central como la Policía Nacional también están «expectantes» ante los que pueda pasar en los próximos días. «A nosotros nos da igual que partido gobierne. Si es cierto que la mayoría absoluta no nos ayuda y que el nuevo escenario político es sinónimo de dialogo y negociación, algo que favorece a nuestras reivindicaciones. Lo que si nos gustaría es que las Cortes se formaran lo antes posible para poder comenzar a trabajar», finaliza Javier Estévez, portavoz del SUP. 

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