«Yo no tengo ninguna línea roja». Así de contundente se ha mostrado el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, este martes a primera hora en una entrevista concedida a la Cadena Cope. El líder del PP ha aprovechado la primera intervención pública de este año para pedir al PSOE y a Ciudadanos su apoyo para liderar un Gobierno que haga «algunas de las grandes reformas que necesita España y que quedarían para mucho tiempo», incluso acometer una reforma constitucional. Pero no ha dado más pistas.
Pocas horas después, tras el comité de dirección del PP, ha comparecido en rueda de prensa en la sede nacional el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, y ha sido preguntado precisamente por esta cuestión. El 'popular', en un intento de parafrasear a Rajoy, ha incluido matizaciones que el líder del PP no había hecho en la radio. Casado ha aclarado que «corresponde» al presidente del Gobierno en funciones «ver qué puntos se pueden discutir» y ha añadido que Rajoy «no ve líneas rojas más allá de nuestros valores principios y programa».
En este sentido, el vicesecretario 'popular' ha recordado que en España se han llegado a «grandes acuerdos», como el Pacto de Toledo o la reforma del artículo 135 de la Constitución. Ha aclarado que el PP no recogía en su programa un reforma concreta de la Carta Magna, porque ellos consideran que el «sistema es válido», pero sí ha admitido que hay aspectos que sí se podrían «perfeccionar». Entre ellos, ha citado a la unidad de mercado, los Reglamentos de las Cámaras, la Ley electoral, y el modelo de financiación autonómico y local. Y ha insistido en que esos aspectos sí los recoge su programa.
La reforma constitucional que propone el PSOE va más allá. Habla de una España federal, pero ni Rajoy ni el PP se han querido pronunciar al respecto. «Creo que el presidente del Gobierno hace bien diciendo que se puede hablar de todo siempre y cuando no se renuncie a lo que viene siendo el PP y siempre hemos defendido», ha dicho Casado, sin percatarse de que Rajoy no ha sido tan explícito. Aún así, el vicesecretario del PP ha insistido en que en esta negociación «tiene que haber alturas de miras y destacar lo que nos une». «La soberania nacional y la unidad no se va a poner en juego», ha insistido Casado, que ha asegurado que «en esto», el PP, Ciudadanos, y la «mayoría» del PSOE «vamos de la mano».
Está previsto que Rajoy abra una nueva ronda de negociaciones, pero el PP asegura desconocer cuándo será. Por lo pronto, lo más urgente será decidir al presidente del Congreso. Y los conservadores ya han dejado claro que no están dispuestos a renunciar a la Presidencia. «El PP es el que tiene que presidir el Congreso de los Diputados», ha insistido Casado. Muy en la línea de Rajoy, que ya ha avanzado que no apoyará a un candidato socialista, ni siquiera a exlehandakari, Patxi López, que gobernó el País Vasco gracias al apoyo del PP. «Tenemos plena confianza en Rajoy. Es bien conocido por sus dotes de negociación», ha zanjado Casado.
Oferta al PSOE y Ciudadanos
Rajoy ha llamado a «hacer de la necesidad virtud» y ha subrayado que con un Gobierno que contase con el apoyo de más de 200 diputados se daría un mensaje de credibilidad y «tranquilidad» a los mercados y además se podrían hacer «grandes reformas que se consideren necesarias» y «para muchos años», incluso una reforma constitucional. De hecho, ha dado a entender que es con PSOE y con Ciudadanos con quien podría pactar una reforma constitucional, pero no con otros partidos: «Con 300 diputados se podría hacer otra reforma totalmente distinta, que muchos no podríamos apoyar», ha dicho.
No obstante, no ha desvelado qué le ofrecerá al líder socialista, Pedro Sánchez, cuando vuelva a reunirse con él para intentar recabar su apoyo para ser investido. Eso sí, ha dejado claro que ese Gobierno debería estar presidido por el PP, puesto que ganó las elecciones y en concreto por él mismo, que fue el candidato que se presentó. También ha asegurado que, tenga o no asegurados los apoyos, se presentará a la investidura si así se lo encarga el Rey, porque es su «obligación» y porque es como funcionan las instituciones democráticas, aunque ahora «algunos» crean que se puede hacer «cualquier cosa».