Izquierda Abierta, partido integrado en Izquierda Unida impulsado entre otros por el excoordinador general Gaspar Llamazares, considera que su organización debe centrarse en buscar que se haga realidad el cambio político que, a su juicio, han demandando los ciudadanos en las urnas y dejar la celebración de su XI Asamblea federal hasta que se aclare el panorama político y se despeje la posibilidad de que haya nuevas elecciones.
«La clave del momento político reside en la voluntad de sumar y confluir desde el respeto y la autonomía. Hay que crear ilusión, no ajustar cuentas», asegura esta formación en un comunicado en el que, no obstante, califica de «imperativa» la «reinvención» de Izquierda Unida.
Sin embargo, aboga por no abrir ahora ese debate, como ha propuesto el candidato a La Moncloa, Alberto Garzón. «Sería injusto priorizar el debate interno cuando está en juego la gobernabilidad del país y cuando existen opciones para una política de cambio», avisan.
Para este sector, «el emplazamiento a la próxima Asamblea como salida a la situación política creada parece más una huida hacia delante para liberar de responsabilidad a la actual dirección real de la organización, no solo por los resultados, sino también por el proceso que ha conducido a los mismos».
«Y es aún menos aceptable tratar de crear un gobierno de excepción en IU para intentar conducir un proceso que –según parece– algunos ya han decidido», añade, en referencia a Garzón y sus afines.
«No sobra nadie»
A su juicio, la «reinvención» de la organización debe hacerse «con quienes hasta hoy han convivido en este barco y han intentado llevarlo a buen puerto» e incluir también a Izquierda Abierta porque en IU «no sobra nadie».
«El capital político acumulado por la militancia de esta organización y su esfuerzo deben ser tratados con la consideración que merecen, justo en estos precisos momentos», aducen, incidiendo en que no se trata de un debate «entre lo viejo y lo nuevo en IU» ni «entre los que quisieran un acuerdo con Podemos y los que no».
«El debate es entre mantener la dignidad y la confianza en esta organización y los que quieren malbaratar un capital que no les pertenece. El debate es entre quienes queremos y defendemos -ahora y desde hace mucho tiempo- una convergencia social y política más allá de nuestras siglas y quienes quieren usar las siglas para
aventuras políticas y/o personales», asegura.
En su análisis de los resultados del 20D, Izquierda Abierta, resalta que IU-Unidad Popular han logrado casi un millón de votos y que, tanto en Cataluña como en Galicia, IU formaba parte de las coaliciones electorales que tan buenos resultados han logrado.
«Sin duda, tanto la aceptación pública del candidato, Alberto Garzón, como las demandas de una parte del electorado que reclamaba un discurso inequívocamente de izquierdas han jugado a favor del mantenimiento electoral y político de IU», admite, pero pide no autoengañarse y asumir el que resultado no ha superado los objetivos iniciales.
«Se hacen imprescindibles los debates sobre el futuro de IU y sus alternativas, así como sobre la estrategia que llevó a esta organización a las puertas de las elecciones en condiciones tan desfavorables», añade, a la vez que subraya que los resultados han evidenciado que «sigue habiendo opciones para una política alternativa, incidiendo en que ninguna fuerza por sí misma puede pretender sostenerla con una bandera de la exclusividad».
«Solo si los partidos colocamos los intereses generales por encima de los propios habrá una oportunidad para ofrecer la esperanza de cambio real a la ciudadanía de nuestro país», concluye el partido de Llamazares, que llama a impulsar un proceso cuyas condiciones básicas y elementales sean: «la igualdad entre los actores, la inclusión sin condiciones y la integración de los activos sociales que siguen sin pertenecer a ningún partido».
«En este sentido, la discusión sobre los objetivos y presupuestos programáticos comunes resulta fundamental. Se trata de crear ilusión, no de ajustar cuentas. Por eso, y conociendo el calendario político posible, hay que ponerse a trabajar desde ya en un encuentro electoral que sume todo lo posible, sin prepotencias ni exclusiones», indica.