A Pedro Sánchez le han descolocado el tablero en un sólo día. Los sorprendentes anuncios realizados este viernes por el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, y el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, le han pillado con el pie cambiado. Su estrategia de humillar a Rajoy en el Congreso de los Diputados durante el pleno de investidura, antes de sentarse con el resto de fuerzas a negociar su «gobierno del cambio», ha saltado por los aires. Ya no sólo no podrá ir a votar «no» al PP, sino que además tendrá que resolver en tiempo récord el enigma que ha puesto sobre la mesa Iglesias: o le da la vicepresidencia y la mitad de los ministerios (incluido uno en el que se aborde el referéndum independentista catalán) o habrá que convocar unas nuevas elecciones en las que los socialistas sean retratados por todos como los culpables del desenlace.
Un día complicado para los socialistas, que ya lo han marcado en rojo en el calendario. Arrancó con una inesperada comparecencia de Iglesias y concluyó con un terremoto ocasionado por Mariano Rajoy, después de que rechazara el ofrecimiento del Rey para ser el primero en someterse al complicado debate de investidura. Pedro Sánchez no podrá acudir al Parlamento nacional a sacar los colores al líder 'popular' por ser el presidente de una formación que acaba de ser imputada por asuntos relacionados con corrupción. Aunque esto no es lo peor que le ha ocurrido al PSOE este viernes. El adelanto por la derecha protagonizado por Iglesias ha agudizado la presión interna sobre Pedro Sánchez. Los socialistas ya hablan hasta de «humillación».
Se parece mucho más a un intento de humillación al Partido Socialista que a una voluntad real de negociar nada. El PSOE merece respeto.
— Edu Madina (@EduMadina) enero 22, 2016
En el PSOE no sólo no ven aún a Iglesias como su vicepresidente, sino que lo que no conciben en absoluto es el bautizado «Ministerio de la Plurinalicionalidad». Y menos aún ponerlo en manos de una persona como Xavier Domènech, miembro destacado de En Comun Podem, claro defensor del derecho a decidir. Los 'barones' socialistas ya han dejado claro a Sánchez que con la unidad de España no se juega. Según fuentes socialistas, los principales líderes regionales del PSOE esperarán a ver lo que ocurre este fin de semana (está previsto que Iglesias y Sánchez evalúen la propuesta de la formación morada), para replantearse su estrategia. Mientras tanto, dichas fuentes creen que la oferta de Iglesias no es más que un «órdago para poner en una posición inaceptable al PSOE y forzar unas nuevas elecciones».
Una visión similar a la desgranada por el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban. La otra fuerza política que el PSOE y Podemos necesitarían para sumar los «síes» suficientes en el Congreso de los Diputados. «No sé si es falta de experiencia negociadora -que no lo creo- que cuente en una rueda de prensa sus exigencias, ministerios, vicepresidencia y cargos antes de hablar con el PSOE. Tengo dudas de si quiere negociar o reventar todo», ha destacado el vasco.
Mirará «a izquierda y derecha»
Este viernes, Iglesias se ha limitado a hablar de un gobierno PSOE-Podemos-IU, pero lo cierto es que no suman los escaños suficientes para desbancar al PP. Los nacionalistas, tanto vascos como catalanes, también serán necesarios en la ecuación, aunque ni PSOE ni Podemos se atrevan a anunciarlo públicamente. Los mentideros políticos llevan una semana apuntando a un acuerdo con el PNV, pero nada está confirmado. Por el momento, Sánchez ya ha permitido a los independentistas tener grupo propio en el Senado, y ha advertido de que mirará a «izquierda y derecha» para formar un gobierno del «cambio», pero aún no ha desvelado su estrategia.
Su intención era pronunciarse después de que Rajoy pasara por el 'potro de tortura'. Así se lo ha comunicado este viernes por la mañana al rey, pero todo ha cambiado en escasas horas. El PP ha optado por dilatar los tiempos y parar una semana más el reloj a la espera de lograr más apoyos. El próximo miércoles 27, el rey iniciará una nueva ronda de consultas y Sánchez deberá aclararle si está en disposición de ser el candidato a la Presidencia. El rey no tiene ninguna imposición legal de proponer en primer lugar al candidato más votado en las elecciones, sino al candidato que sea capaz de reunir más apoyos. Y éste ha sido el argumento utilizado por el presidente del Gobierno en funciones para declinar el ofrecimiento de Felipe VI.
Un argumento que le ha valido los calificativos de «irresponsable», «trilero» y «antisistema» por parte de los dirigentes de Ferraz, donde la noticia ha caído como un jarro de agua fría. «En el nuevo tiempo que se ha abierto en la política española se van a vivir muchas circunstancias inéditas como la que ha tenido lugar este viernes cuando, por primera vez, el candidato del partido más votado en las elecciones ha declinado someterse a la investidura. Esto nos tiene que hacer entender que hace falta hablar mucho», ha advertido el presidente del Congreso, Patxi López.