La inédita situación de bloqueo político que vive España tiene un claro objeto de deseo, sobre el que pivota cualquier cuenta: los 89 diputados del PSOE. Sin embargo, a Pedro Sánchez la negativa de Albert Rivera y Ciudadanos a apoyarle, unido al desplante de Podemos, lo ha colocado en una complicada situación. La paradoja es que, a estas alturas del culebrón, la única mano que se le presenta tendida es la de Mariano Rajoy, que este sábado volvió a insistir en la necesidad de que los dos grandes partidos, 12 millones largos de votos entre los dos, hablen.
El problema para el secretario general del PSOE es que, repentinamente, el calendario se le ha vuelto en contra. La dilación en las sesiones de investidura colocan incómodamente el Comité Federal del 30 de enero en pleno periodo de negociaciones. Y la sombra de Susana Díaz cada vez se percibe más nítida en el futuro de Sánchez.
La líder andaluza, la favorita de los notables del partido, tiene un carisma político superior al del actual secretario General. Susana Díaz ha comenzado a hacer movimientos discretos en Madrid. Hay al menos dos enviados suyos haciendo gestiones y tanteando las posibilidades. El mensaje debe ser que la andaluza Díaz da un paso al frente para desbloquear una situación que ha desbordado a Sánchez, no para traicionar el sentir de los militantes y casi cinco millones de votantes del PSOE.
Según ha podido saber este diario, uno de los enviados de la presidenta de Andalucía tiene como misión sondear y ofrecer el mensaje político adecuado ante los principales medios de comunicación del país, en particular a la prensa escrita.
Por eso es llamativa la rotunda negativa de Albert Rivera a Sánchez, que observa cómo en unos pocos días todos sus planteamientos de coalición fracasan. De la conversación entre el líder socialista y el de Ciudadanos ha salido un “no” meridiano, cuando Rivera siempre se ha mostrado dispuesto a la negociación.
Graves errores
Fuentes socialistas achacan a Sánchez graves errores en la gestión política de los últimos meses, derivados de su carácter y de su enfoque personal. La negociación con la única mano que realmente tiene tendida quedó cegada tras la sobreactuación del último debate electoral.
Alfredo Pérez Rubalcaba fue el ‘coach’ que eligió Sánchez, tras los buenos resultados que obtuvieron ambos en el último Debate del Estado de la Nación. Fuentes socialistas explican que Rubalcaba eligió una línea dura “en la que Sánchez le dijera a Rajoy lo que él no se atrevió a decirle en el pleno sobre los “papeles de Bárcenas”. El problema es que “Sánchez se excedió y rompió todos los puentes. No puedes hacer Gobierno con alguien a quien has llamado indecente”, señalan las fuentes consultadas.
Coaccionado e insultado
La escenografía montada por Pablo Iglesias este pasado viernes ha acabado de cegar los caminos a Sánchez. Unánimemente el PSOE se sintió coaccionado e insultado por el líder de un partido que solo lleva dos años en política. Sin embargo, fuentes socialistas subrayan cómo Pedro Sánchez, obstinado en llegar a un pacto para no acabar su carrera política, antes de poder tomar contacto con sus asesores, dio “las gracias” y se tragó sapos como el de la “sonrisa de la historia” que le iba a hacer presidente de rebote, según dejó caer Iglesias.
Los veteranos del partido vieron una nueva muestra de su ambición desmedida y de falta de inteligencia política para leer la realidad de la situación, Una verdad que dejó clara el comunicado del PSOE del día siguiente: “no a la coacción”.