El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, sale de su letargo e inicia de nuevo conversaciones para lograr ser investido. El 'popular' ha mandado un mensaje al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, instándole a hablar y éste inmediatamente le ha llamado por teléfono. Tal y como ha informado la formación naranja, ambos dirigentes se han emplazado a explorar fórmulas para que se inicie la legislatura y se posibilite la «gobernabilidad de España».
Claro que este acuerdo no supone ninguna sorpresa. El problema de Rajoy nunca ha sido Ciudadanos, sino la otra fuerza que necesita para ser investido de nuevo presidente del Gobierno: el PSOE. Los equipos de PP y C's han acordado iniciar conversaciones una vez concluya la segunda ronda de audiencias que el próximo miércoles comenzará el Rey con los partidos políticos con vistas a proponer un candidato para el Pleno de investidura en el Congreso de los Diputados. Pero con el PSOE sigue sin haber movimiento.
La negativa del presidente del Gobierno en funciones a presentarse como candidato a la Presidencia esta semana sólo obedece a una explicación: las esperanzas que tiene puestas en que el Comité Federal del PSOE del próximo sábado frene el acuerdo con Podemos. «El descontento en las filas del PSOE es notorio y las voces críticas son sólo la punta del iceberg», ha advertido este lunes el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado.
Una semana más, las preguntas sobre los movimientos que está siguiendo el líder 'popular' para llegar a un acuerdo de investidura se amontonan sin respuesta en la sede nacional del PP.
Los dirigentes conservadores se encogen de hombros cuando llega el momento de responder sobre las conversaciones entabladas por Rajoy y las ofertas que está haciendo al PSOE para sumarle a su cruzada. Destacados dirigentes del PP reconocen abiertamente que ellos sí hablan con miembros de ese partido (muchas de estas conversaciones se circunscriben al ámbito televisivo), pero Rajoy se resiste a descolgar el teléfono.
Los 'populares' están convencidos de que la llamada debe de salir de Ferraz.El argumento esgrimido es que Rajoy ya invitó al líder socialista a La Moncloa tras el 20D y sólo pudo hablar con él 20 minutos porque estaba enrocado en el 'no'.
Según Pablo Casado, el PP se mantiene a la espera de que Pedro Sánchez le incluya en la ronda de negociaciones que ha dicho que va a emprender con el resto de formaciones. «Habrá que ver si en esa ronda incluye al PP o nos deja fuera en un nuevo pacto del Tinell o cordones sanitarios», ha advertido el 'popular', aunque sabe que no será así.
La intención de los socialistas es reunirse con las fuerzas con las que puede formar un «gobierno progresista», y no parece que el PP esté entre ellas. Y los 'populares' son conscientes de ello, de ahí que ahora su gran preocupación sea no evidenciar inmovilismo.
Lo cierto es que por el momento todo depende de lo que ocurra el próximo sábado en el Comité Federal del PSOE; y así lo reconocen ya en el Partido Popular. Por este motivo, Casado ha aprovechado la comparecencia de este lunes para poner en relieve las discrepancias de Susana Díaz, Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba, Eduardo Madina y José Luis Rodríguez Zapatero con Pedro Sánchez. «El facebook de Rubalcaba echaba humo», ha ironizado el dirigente 'popular'.
Podemos y Pedro Sánchez, enemigos del PP
El PP tiene claro quiénes son sus principales enemigos: Podemos y Pedro Sánchez. «No el PSOE», aclaran fuentes 'populares'. «Nuestro problema es con Sánchez, no con su partido, del que siempre destacamos su larga historia», insisten en el partido de Mariano Rajoy.
La oferta de los 'populares' al PSOE y a Ciudadanos sigue sobre la mesa. Por esa razón, Casado se ha esforzado mucho este lunes en arremeter contra el hipotético acuerdo PSOE-Podemos. «Esa investidura sería suicida para el PSOE y para España. El Partido Socialista lo fundó Pablo Iglesias y podría finiquitarlo otro Pablo Iglesias», ha advertido el 'popular'.
El vicesecretario del PP ha arremetido con fuerza contra Podemos y su «arrogancia en las carteras». «Lejos de ocuparse de la política social, Pablo Iglesias no pidió para Podemos el Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales o Vivienda, sino los del aparato del Estado como los que llevan el CNI y la televisión publica y los relativos a Interior, Defensa y Justicia. Y curiosamente sin hacer ninguna asamblea previa, de espaldas a la democracia participativa», ha ironizado.
Sin embargo, Casado se ha cuidado mucho de guardar las formas con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, de quien ha llegado a decir que es el único que mantiene una postura «responsable y constructiva». Incluso ha recordado los pactos a los que han llegado el PP y la formación naranja en Murcia, Madrid, Castilla y León o La Rioja, hablando «siempre» de los temas que interesan a la gente. La razón era evidente, Rajoy tenía previsto ponerse en contacto con él ya.
El líder de la formación naranja ha anunciado que entablará conversación con Sánchez y «buscará el consenso con PSOE y PP». No obstante, los 'populares' confían todo a que finalmente Ferraz explote y bloquee el acuerdo PSOE-Podemos. «Las voces críticas del PSOE pueden ser la punta de un iceberg: lo que sobresale es mucho menor de lo que hay debajo del agua. El descontento en las filas socialistas es notorio y esperamos que, al final, en un partido que alardea de tener democracia interna (como todos) y en el que las resoluciones se aprueban entre todos haya un acuerdo entre aquellas personas que 'sotto voce' están diciendo que no están de acuerdo con la estrategia seguida por Pedro Sánchez», ha insistido Casado.
Repetición de elecciones
Un peligroso juego que podría terminar con Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, aunque en el PP no le dan más de «25 horas». Por el momento, los socialistas han asegurado que «no gobernarán a cualquier precio», que su intención es «gobernar en solitario» y que en el Comité Federal del PSOE del próximo sábado no ocurrirá nada porque la estrategia de pactos sigue intacta.
En Génova no confían nada en Pedro Sánchez. «Quiere ser presidente a toda costa», aseguran fuentes conservadoras, que únicamente ven posible una rebelión de la 'vieja guardia' para evitar este movimiento.
De producirse esta situación, sólo existirían dos opciones: o que el PSOE finalmente deje gobernar al PP (momento en el que Rajoy aceptaría presentarse al debate de investidura) o la repetición de elecciones.
En el PP creen que unas nuevas elecciones no serían buenas para España, pero al igual que Podemos, no es a lo que más temen. Saben que sus resultados mejorarían, aunque eso tampoco solucionaría el problema, porque es probable que Ciudadanos perdiera apoyos. «El bloque izquierda-derecha no se desequilibraría mucho», señalan en el PP.