martes, septiembre 24, 2024
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Rajoy intenta contener la «histeria» hasta que se haya formado un gobierno

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La «histeria» es un estado de ánimo constatable en el Partido Popular. La «indignación» por la cascada de casos de corrupción que afecta a la formación conservadora es evidente. Pocos 'populares' entienden que después de todas las medidas anticorrupción puestas en marcha por el Gobierno del PP, se sigan cometiendo errores de forma tan garrafales como el de blindar a Rita Barberá en el Senado. Un malestar del que el propio presidente de la formación es consciente. Y así lo ha puesto de manifiesto este lunes ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP, cuando ha pedido a los suyos «serenidad» ante los últimos casos de corrupción.

Rajoy sabe que su partido es una olla a presión a punto de explotar; y su objetivo no es otro que mantenerla cerrada al menos hasta que se haya conseguido formar gobierno. Los cincuenta minutos que ha durado el último Comité Ejecutivo Nacional son una muestra evidente de ello. Los 'populares' acababan de enterarse de que el exvicealcalde de Valencia y exmano derecha de Rita Barberá, Alfonso Grau, había sido detenido por un presunto delito de cohecho, y de nuevo, nadie en el partido ha pedido la palabra para mostrar su indignación. Rajoy se ha limitado a reconocer que la corrupción «es letal», pero ha advertido de que no cunda la «histeria».

Una semana antes, la segunda planta de Génova,13 recibió la visita de la Guardia Civil para investigar los ordenadores del exgerente, Beltrán Gutiérrez, que por cierto, sigue siendo trabajador de la casa pese a haber sido sustituido en 2014 por su implicación en el escándalo de las 'tarjetas black'. Y por el medio, dos importantes operaciones policiales contra la corrupción en el PP: Púnica y Taula. Una de las máximas responsables políticas de esa corrupción ya ha dado un paso atrás. Pero otra sigue desaparecida. Esperanza Aguirre no ha acudido este lunes a Génova tras su dimisión. Y Rita Barberá, pese a estar convocada, tampoco. Ni renuncia, ni da explicaciones, ni aparece por el Senado desde el pasado 13 de enero.

Pablo Casado da la cara

Otra vez, el encargado de dar la cara sobre lo que está ocurriendo en el PP de Valencia ha sido el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, quien ha reconocido estar «hasta las narices». Ya son «veinte los casos» de presunta corrupción en el PP con los que le ha tocado lidiar en estos cuatro años, primero como tertuliano y ahora como portavoz de la formación.

Sobre Alfonso Grau, Casado se ha limitado a decir que ya no es militante del PP «desde el pasado enero» y sobre las acusaciones que pesan sobre él ha afirmado: «Si ha hecho algo mal, que lo pague. Y le dejen ya de vincular con este partido». Pero con quien ya no puede disimular su indignación es con Rita Barberá. Él fue el encargado de anunciar que el PP no volvería a nombrarla presidenta de la Comisión Constitucional del Senado. Y le pidió que no se escondiera y que diera explicaciones. Este lunes ha ido un poco más allá e incluso le ha pedido que «reflexione» y «vea si aporta algo a su partido». «Hay vida fuera de la política», ha llegado a decir Casado.

A la salida del Comité también se han visto muestras de indignación por la corrupción. La presidenta de la gestora de Madrid, Cristina Cifuentes, ha pedido que «quien cometa un delito, que lo pague». El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, ha recordado a la salida que su propuesta es crear un grupo de sabios «españoles y extranjeros» para que elaboren una especie de Libro Blanco con las medidas que podrían tomarse contra la corrupción.

Pero de nuevo, la radiografía más clara ha procedido del País Vasco. Después de que el líder 'popular' de Vizcaya, Antón Damborenea, asegurara que están «hasta los cojones» viendo un día y otro a gente del PP «pringada» en casos de corrupción, la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Marimar Blanco, ha añadido dramatismo a la cuestión y ha recordado que hay miembros del PP que se «han dejado la vida» por trabajar por el partido «mientras otros desde los sillones se lo llevaban calentito».

«Pesadilla» y «abominable»

«Vomitivo» y «abominable». «Esto es una pesadilla». «Hay personas que se están dejando los cuernos por defender unas siglas manchadas por cuatro golfos». Estas son algunas de las reacciones que se han podido escuchar este lunes en Génova,13. Pero cuando llega el momento de demostrar el hartazgo ante el líder de la formación siempre ocurre lo mismo: silencio sepulcral. Rajoy es el único con potestad para marcar los tiempos. Y este lunes, ha lanzado un mensaje muy importante a los suyos: «Que no cunda la histeria».

Esto significa que por el momento no piensa actuar contra Rita Barberá, por mucho hartazgo que exhiban los suyos; y en especial su portavoz. Todo lo contrario, hace dos semanas la incluyó en la Diputación Permanente del Senado para conservar el aforamiento en caso de que se vuelvan a repetir las elecciones. Rita Barberá ya ha demostrado de lo que es capaz. «Cuidado con lo que decís». Éste es el contenido de uno de los SMS que la exalcaldesa de Valencia remitió a algunos miembros del PP valenciano. Los jóvenes como Pablo Casado, Andrea Levy y Javier Maroto no temen sus amenazas, pero Rajoy les ha pedido contención.

Una contención necesaria para mantener el orden hasta la formación del gobierno nacional. Rajoy volverá a ser el candidato del PP a la Presidencia, así lo ha expresado en numerosas ocasiones, y por el momento no hay nada ni nadie que se lo pueda impedir. Por ello, quiere mantener la tranquilidad y la serenidad dentro de sus filas. Hay un sector 'popular' que está deseando que se forme gobierno ya para iniciar el proceso de renovación interna que necesita el PP. Pero mientras no sea así, Rajoy seguirá siendo el único que marque el tiempo del Partido Popular.

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