Diálogo. Acuerdo. Cambio. Esos son los tres axiomas que Pedro Sánchez ha repetido hasta la saciedad en su discurso para conseguir atraerse el apoyo de Podemos y de las demás fuerzas de izquierdas en la votación para su investidura, que tendrá lugar este miércoles tras el debate con los portavoces del resto de grupos parlamentarios.
El líder socialista, que ha basado su discurso en el acuerdo alcanzado hace una semana con Ciudadanos, no ha escondido que la aritmética no le es favorable y ha apelado a la creación de un gobierno con los “partidos del cambio”. “La suma de PSOE más Ciudadanos no es suficiente”, pero tampoco lo es “la suma de PSOE y otras fuerzas a mi izquierda”, decía Sánchez ante diputados, senadores y una abarrotada tribuna.
Sánchez se ha lanzado a por todas para pedir, implorar, ese apoyo cada vez que enunciaba una propuesta progresista digerible por esas fuerzas de izquierda. “Lo podemos poner en marcha la próxima semana”, repetía una y otra vez tras desgranar las ideas relacionadas con regeneración democrática o emergencia social, entre otras.
También ha aprovechado el candidato socialista para convertir el diálogo con el PSOE en una necesidad. Porque para Sánchez el que, sin duda, es imprescindible es su partido y por eso pedía diálogo -hasta 31 veces ha mencionado la palabra en el discurso- para conseguir que los demás partidos le aúpen a la Presidencia.
“Somos la piedra angular de nuestro actual sistema político. Cualquier solución de Gobierno pasa inevitablemente por nuestra participación directa”, sentenciaba Sánchez al inicio de un discurso en el que también tenía palabras para Mariano Rajoy.
Y es que con el único que ha descartado tanto el manido diálogo como el acuerdo es con el Partido Popular. Desde el comienzo de las negociaciones, explicaba Sánchez, tanto las políticas como el candidato del PP han sido “innegociables”. “El poder en democracia es una concesión temporal que nos dan los ciudadanos. No es una propiedad, señor Rajoy. Tampoco es una conquista”, atacaba.
Además del calor de sus compañeros socialistas, que rompían a aplaudir cada vez que anunciaba una medida de cariz socialdemócrata, el líder del PSOE contaba con otro apoyo visual, y quizá moral, en el arco parlamentario: Albert Rivera asentía en un gesto de conformidad cada vez que Sánchez enunciaba una de las propuestas de su pacto común –la señal de televisión no ha mostrado la cara del líder de Ciudadanos cuando Sánchez se saltaba el párrafo referente a la eliminación de las diputaciones.
Programa de gobierno
El discurso de investidura de Sánchez ha condensado en una hora y media una semana de discursos y de ruedas de prensa, una réplica del acuerdo con Ciudadanos con tintes de socialdemocracia y la constante apelación a Podemos para conseguir sus votos.
Lo estructuraba en cinco grandes bloques: empleo, regeneración democrática, papel de España en la Unión Europea y la resolución de la crisis de convivencia en Cataluña.
Los dos primeros puntos, que han consumido la mayor parte del tiempo, incluían algunas de las polémicas propuestas, como la modificación y derogación de determinados aspectos de la reforma laboral de Mariano Rajoy, en este caso con explicación meridiana sobre sus intenciones.
También ha enunciado las propuestas pactadas con Ciudadanos en materia fiscal, con la que pretende incrementar los ingresos públicos sin subir los impuestos a las clases medias.
Propuestas sociales
En el apartado más social, una de las propuestas más destacadas es el reconocimiento de la maternidad en las pensiones de las mujeres que han tenido hijos, que tendrán un bonus de dos años por cada hijo. También se ha propuesto una ayuda directa a mujeres demandantes de empleo con un hijo a su cargo.
Por otro lado, el líder socialista ha consolidado las propuestas de crear un Plan de Emergencia Social y ha anunciado sendos pactos de Estado por la sanidad, la ciencia y por la educación, además de proponer la derogación de la LOMCE, la última ley de Educación aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy.
Cataluña
Sin mencionar el referédum, Sánchez ha abordado “la crisis de convivencia de Cataluña” con la propuesta de un Estado federal para España, así como la revisión de algunas “peticiones de la Generalitat”.
Para esta modificación, el dirigente socialista propone una reforma constitucional en la que también se introduzcan otros aspectos, entre los que destaca el reconocimiento de nuevos derechos civiles y políticos, una propuesta de Podemos asumida por el PSOE.
Regeneración democrática
Las medidas de regeneración democrática, quizá el único punto coincidente entre Podemos y Ciudadanos, también han tenido un peso importante en el discurso de Sánchez. El líder socialista hablaba de «revolución» con su propuesta (de Ciudadanos, en realidad) de elección de cargos que ahora son de designación parlamentaria mediante una convocatoria pública.
También ha propuesto modificaciones en el sistema electoral y judicial, así como la derogación parcial de la llamada 'ley mordaza', la prisión permanente revisable y la supresión del artículo 315.3 del Código Penal, que penaliza algunos supuestos en el caso del ejercicio al derecho de huelga.