Da igual las veces que Pablo Iglesias le anuncie a traición a Pedro Sánchez la configuración de su Gobierno. También da igual las veces que le diga que no a su acuerdo con Ciudadanos. Menos aún le preocupa que Podemos le imponga como línea roja un referéndum en Cataluña que sabe que su partido nunca aceptará. Pero, sin duda alguna, lo que más ha descolocado este martes en el bronco debate que han protagonizado Sánchez e Iglesias en el Congreso ha sido la desesperación que ha mostrado el socialista por conseguir el apoyo de la formación morada, pese a la humillación a la que le ha sometido el líder de Podemos.
«Le tiendo la mano». Ésta ha sido la última oferta que el secretario general del PSOE ha hecho a Iglesias en su último turno de intervención. Y lo ha hecho después de que el líder de Podemos haya identificado al primer presidente de Gobierno del PSOE con los GAL: «El señor Felipe González tiene el pasado manchado de cal viva». Con esta acusación, que ha encendido a la bancada socialista, Iglesias pretendía advertir al líder del PSOE de que no haga caso de la «vieja guardia» de su partido, que le aconseja no pactar con Podemos. También le ha advertido sobre el «enriquecimiento rápido» de la formación socialista. Eso sí, lo ha hecho minutos después de haber dicho que él «respetaba» la siglas del PSOE y a su fundador.
La respuesta de Sánchez tampoco se ha hecho espera. Aunque quizás no con todo el talante que se esperaba ante la dura acusación de Iglesias. «Yo me siento muy orgulloso de Felipe González», ha enfatizado, provocando los aplausos de sus compañeros. Asimismo, ha recordado los atentados terroristas que han sufrido dirigentes socialistas en el pasado. Por eso reprochó al líder de Podemos que este martes llamase preso político a Arnaldo Otegi en el momento de salir de prisión, subrayando que en España no hay presos políticos. «Con muchísimo respeto a sus votantes: el próximo lunes 8 se cumplen ocho años del asesinato de Isaías Carrasco, un trabajador de un peaje asesinado por ETA por aquellos a los que usted dijo ayer que eran presos políticos«, ha recordado Sánchez.
Una alusión que ha conseguido sacar a Iglesias de sus casillas. «Ha utilizado la memoria de las víctimas del terrorismo, una actitud miserable e impropia de quien quiere ser presidente». Y ha insistido en su ataque a Felipe González: «Cuídese de él». Los gritos y las protestas desde la bancada socialista han sido ensordecedores: «Fuera, fuera». A Patxi López le ha costado reaccionar, tanto que Iglesias ha tenido que pedir respeto a los socialistas por los insultos y protestas, pero al final lo ha hecho. El presidente del Congreso ha rogado silencio y ha pedido que se mantengan las formas en el Hemiciclo.
Por lo demás, Sánchez e Iglesias han insistido en que sus posturas son inamovibles, al menos hasta después de la votación del próximo viernes. Podemos ha reiterado su «no» al PSOE, aunque le ha emplezado a empezar a entenderse a partir de la próxima semana. «Tras su fracaso negocie con nosotros un gobierno con IU y Compromís. No vete abstenciones. Deje de escuchar los cantos de sirena que le llevan al naufragio. Rectifique y trátenos como un socio con el que se comparten decisiones y responsabilidades», ha insistido Iglesias. El PSOE, por su parte, ha vuelto a amenazar a Podemos con ser el responsable de que Rajoy siga gobernando en España. Además, Sánchez ha insistido en que la suma de la izquierda no da para formar un gobierno, pese a que a él le gustaría, y ha recordado a Iglesias que él no será presidente del Gobierno con la «abstención de ERC».
Iglesias recurre a su orígenes para humillar a Sánchez
Un debate mucho más agresivo que el que minutos antes había mantenido con Rajoy. Cabe recordar que el apoyo de Podemos es el que implora el líder socialista para ser investido esta semana. Iglesias ha recurrido a sus orígenes, y a un discurso de izquierdas puro, para distanciarse del socialista y acusarle de haber olvidado sus principios y de haber «capitulado» ante «las oligarquías» y «los poderes fácticos financieros» por pactar con Ciudadanos, al que se ha referido como «la naranja mecánica». No obstante, le ha tendido mano si decide rectificar y formar un gobierno «progresista».
«Merecer el odio de los que envenenan al pueblo debe ser una honra», ha defendido el líder del partido emergente, citando precisamente al fundador del PSOE, Pablo Iglesias, con quien comparte nombre, para exigir a Sánchez que rompa su acuerdo con Ciudadanos que le acerca al PP, y esté «a la altura de sus siglas». También le ha pedido que desconfíe de Ciudadanos y su líder, Albert Rivera, a quien ha descrito como el verdadero «triunfador» de esta investidura «a costa del señor Sánchez», pues, según Iglesias, «no dudará en entregarle al PP en cuanto tenga ocasión». A un partido «fundado por siete ministros de la Dictadura», ha recordado.