Pedro Sánchez vuelve a hacer historia. Después de conseguir para el PSOE los peores resultados de su historia, de ser el primer candidato a la Presidencia sin haber ganado las elecciones y de haber firmado un acuerdo «histórico» con Ciudadanos. Ahora ha conseguido convertirse en el primer candidato a la presidencia que no logra ser investido en el Congreso de los Diputados. Un fracaso histórico: la primera investidura fallida de la democracia.
La única variación respecto a la votación del miércoles la ha protagonizado Coalición Canaria, que en estas 48 horas entre ambas votaciones parlamentarias ha pasado de la abstención al voto positivo. Tal y como estaba previsto, Sánchez tampoco ha alcanzado la mayoría simple (más síes que noes) que le hubiera permitido comenzar a gobernar. De hecho, se ha vuelto a quedar lejos: 131 votos positivos frente a los 219 en contra que han sumado el PP, los independentistas y todas las fuerzas de izquierdas.
Igual que en jornadas anteriores, el secretario general del PSOE ha vuelto a ser recibido con aplausos y ovaciones de su bancada. Pero esta vez el desenlace estaba más cerca. Sánchez les ha hecho un gesto con la boca para sofocar el entusiasmo y les ha guiñado un ojo. Él era más consciente que nadie de lo que iba a ocurrir dos horas después. «Mi único fracaso hubiera sido rechazar el ofrecimiento del Jefe del Estado». De esta manera, el líder socialista ya sabía la palabra que más iba a escuchar a partir de este viernes.
Sánchez ha insistido en el «gobierno transversal» y ha apostado por su acuerdo con Ciudadanos. A partir de este lunes se abrirá un nuevo escenario, pero el líder socialista ya ha marcado el camino. «El acuerdo con Ciudadanos está abierto a que se sigan sumando más fuerzas», ha insistido este viernes Sánchez, cerrando, al menos de momento, la puerta a un acuerdo con Podemos, IU y la abstención de nacionalistas e independentistas.
«Lo ha intentado», así le defienden los suyos, aunque el Partido Popular insiste en acusarle de anteponer su «supervivencia» al «interés general del Estado». De hecho, uno de las grandes polémicas de esta última sesión de investidura ha estado motivada por esta cuestión.
Rajoy le acusa de «corrupción»
Después de que el secretario general del PSOE acusara a Rajoy de haber utilizado durante la pasada legislatura las instituciones públicas de manera «partidista», como un ejemplo más de corrupción, el líder 'popular' no lo ha obviado y ha arremetido con fuerza contra el socialista. «Usted ha perdido las elecciones, ha perdido esta investidura, nos ha hecho perder a todos el tiempo, ha generado falsas expectativas y las ha defraudado. Ha puesto las instituciones al servicio de su supervivencia y eso también es corrupción», ha rematado el 'popular', que ha despertado la ira en la bancada socialista.
Los socialistas han entendido que Rajoy estaba calificando de corrupto el ofrecimiento del Rey y cuando Rafael Hernando (PP) ha intentado pedir la palabra por alusiones y aclarar esa cuestión, el presidente del Congreso, Patxi López, no se lo ha permitido. Fuentes 'populares' posteriormente han aclarado que a lo que Rajoy se refería no era al ofrecimiento del monarca, sino a la «utilización» -a su juicio- que Sánchez ha hecho del mismo.
«Su fiesta ha llegado a su fin». Así ha sido como Rajoy ha despertado a Sánchez de su sueño. La bancada 'popular' estaba exultante. La ovación y el aplauso a su jefe de filas ha sido ensordecedor. Los 'populares' insisten en que su intención es dialogar a partir del lunes con Pedro Sánchez y Albert Rivera (Ciudadanos), aunque también son conscientes de la dificultad de esta negociación.
El 7M: cartas otra vez boca abajo
Por el momento, Rajoy no tiene «ninguna intención» de acudir al Congreso a protagonizar una nueva investidura fallida. Y fuentes 'populares' insisten en que Ciudadanos «no suma». El Partido Popular está ofendido con el líder de Ciudadanos y su «acoso y derribo» contra Rajoy. «Lo que más nos ha sorprendido hoy es que Rivera haya empleado más tiempo en atacar al PP que en defender su acuerdo con el PSOE», ha explicado un miembro de la cúpula 'popular'.
La estrategia del PP pasa por menospreciar los 40 escaños de Ciudadanos y por recordar a Rivera que no es «imprescindible» para formar «ningún gobierno». Tampoco le tienen ningún miedo en la oposición. Así como el PP reconoce que Pablo Iglesias acabará siendo un «magnífico parlamentario», de Rivera, el calificativo que se le atribuye desde el PP es el de «blandito».
De nuevo las cartas están sobre la mesa y boca a bajo. A partir de este viernes todas las opciones vuelven a estar en el bombo de apuestas. El PP es el único que tiene claro que sin el apoyo del PSOE no tiene nada que hacer. El líder de los socialistas, por su parte, ya ha advertido de que lo seguirá intentando. Eso sí, todavía está por ver qué ocurre en el seno interno de Ferraz y la supervivencia que le dan a su candidato.