miércoles, septiembre 25, 2024
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Los servicios secretos rastrean barrios y mezquitas a la caza de terroristas durmientes

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“La clave es la inteligencia. De poco sirve tener desplegadas de forma permanente ingentes cantidades de policías, guardias civiles o militares ante una amenaza difusa como la yihadista, que no tiene una estructura organizada a la que descabezar. Aquí hay que ir a lo preventivo, tratar de saber qué ocurre en las mezquitas, llegar a tiempo a los barrios donde el mensaje radical está calando e ir levantando todas las células, una a una”.

Un alto responsable español de la lucha antiterrorista describe así, pocas horas después de la cadena de atentados islamistas que este martes asoló Bruselas, las claves que guían hoy la actuación de las fuerzas de seguridad españolas a la hora de prevenir atentados.

Los servicios de inteligencia y el Ministerio del Interior –explica este mando policial a Estrella Digital- trabajan con el convencimiento de que España no corre ahora un peligro mayor que hace unos días porque los grupúsculos radicales actúan de forma local y dispersa, sin conexión entre sí, y apenas hay trasvase de terroristas entre países.

España no corre ahora un peligro mayor que hace unos días

Interior opera con la idea de que ahora para España “el peligro no está en Bruselas, sino en los nuestros, en los fanáticos que se han criado aquí y, sobre todo, en los que han viajado a los países de Oriente Próximo y ahora retornan aún más radicalizados y con ganas de atacar”. Por eso, sus responsables creen «fundamental» que los servicios secretos continúen «haciendo lo mismo que hasta ahora», trabajando «con las antenas bien desplegadas» en los suburbios de las ciudades y los centros de oración, para «actuar en cuanto se conoce la existencia de un grupo radical durmiente». Y califican de «muy importante» la relación con el Consejo de los Imanes.

“Sería absurdo pensar que vengan terroristas desde Bélgica a actuar a España”, recalca este mando, porque carecen de infraestructura y de apoyos –y muchas veces ni siquiera entienden el idioma– fuera del área en que sus células se han desarrollado. Además, las fuentes consultadas explican que España cuenta con la ventaja de que tanto Bélgica como Francia se han convertido ahora en países “tapones” para los islamistas al cerrar sus fronteras y vías de acceso.

“Con ETA aguantábamos el tirón, ahora es distinto”

Las fuentes consultadas distinguen la actual estrategia, desarrollada a partir de los atentados del 11 de marzo de 2004, con el enfoque histórico con que las fuerzas de seguridad abordaban el terrorismo doméstico: “Con ETA aguantábamos el tirón, esperábamos para seguir a los terroristas e intentábamos llegar hasta la cúpula. Ahora es distinto, aquí no hay una estructura, no existe una cabeza a la que llegar, y si la hubiera está en Siria o aún más lejos y no tiene casi relación orgánica con sus células. Por eso hay que conseguir, más pronto que tarde, que las células que nacen no actúen, acabar con ellas según se forman”. El mejor aval de esta estrategia son los más de 600 radicales islámicos detenidos por las fuerzas de seguridad desde el 11M.

Los profesionales que conducen sobre el terreno la lucha antiterrorista creen que en un momento como el actual de poco sirven los grandes dispositivos visibles ni los blindajes. Admiten la inutilidad de desplegar a cientos de efectivos policiales y militares en aeropuertos, estaciones y otros centros de transporte o infraestructuras sensibles. Eso “supondría más un mensaje político y mediático para calmar a la población que una medida efectiva”, puntualizan.

Aeropuertos y redes de transporte

Este experto recalca que “se puede blindar los aeropuertos pero eso no impedirá que, si una célula tiene ocasión, atente en el metro, en los autobuses públicos o que ataquen centros comerciales o supermercados”. “Insisto, el peligro no está en lo que pueda venir de fuera, sino en los nuestros en los que ya están aquí, y eso tiene que estar bajo control de los servicios de inteligencia”. Por desgracia, admite este responsable, la experiencia de tantos años de lucha primero contra ETA y después contra el yihadismo si algo ha enseñado a las fuerzas de seguridad es que «matar es muy fácil».

La cúpula policial española tampoco cree que lo ocurrido en Bélgica sea fruto de un despiste de las autoridades belgas atribuible al carácter federal o descentralizado del país. Y, para apoyar esta tesis, las fuentes consultadas ponen como ejemplo lo sucedido en Francia, que el pasado 13 de noviembre sufrió también el azote de los yihadistas a pesar de ser el Estado más centralizado de Europa.

A su juicio, la raíz del problema reside en la existencia en los suburbios de las ciudades europeas de bolsas de población de origen inmigrante formadas por “jóvenes de segunda o tercera generación, que en modo alguno se han integrado”. Jóvenes que no se sienten parte de las sociedades que habitan y que abrazan el yihadismo convencidos de que supone una vía para huir de sus problemas.

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