“Muerte al Estado” y “viva la anarquía”. El matrimonio formado por los anarquistas chilenos Francisco Solar, conocido como ‘Cariñoso’, y Mónica Caballero, alias ‘Moniquita’, terminó así su alegato al finalizar el juicio. La Audiencia Nacional les ha condenado a doce años de cárcel a cada uno por delitos de lesiones terroristas y daños terroristas por colocar un artefacto explosivo en la Basílica del Pilar de Zaragoza el 2 de octubre de 2013 y que causó varias heridas a una mujer. La bomba casera también afectó al patrimonio histórico y artístico de los bancos y la zona del coro del edificio.
Los magistrados Ángela Murillo, Paloma González Pastor y Juan Francisco Martel les han impuesto el pago de una indemnización de 22.775 euros a la mujer herida en el atentado y de 182.601 euros al Cabildo de Zaragoza. Sin embargo, la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal les ha absuelto de los delitos de pertenencia a organización terrorista puesto que considera que no está probado que pertenezcan a la organización anarquista insurreccionalista FAI-FRI. Tampoco ha quedado demostrado que intentaron atentar en el Monasterio de Montserrat de Barcelona. La Fiscalía, por su parte, solicitaba una condena de 44 años de prisión.
Actuaron de forma “autónoma”
Los magistrados alegan también que el matrimonio actuó de forma “autónoma” y “sin que conste que estuvieran integrados en algún grupo de afinidad FAI/FRI”. Sí reivindicaron el atentado bajo el nombre de ‘Comando Mateo Morral, en homenaje al anarquista que atentó en la calle Mayor de Madrid en 1906 contra Alfonso XIII el día de su boda, y declararon ante el juez que el artefacto explosivo que utilizaron contra la Basílica del Pilar lo trasladaron en transporte público desde Barcelona a Zaragoza. Minutos antes del atentado efectuaron una llamada telefónica a un centro de estética cercano a la Basílica para reivindicar la acción. La propietaria que atendió la llamada no consideró que “fuera creíble” y no se lo comunicó a las fuerzas de seguridad del Estado.
Consoladores bomba
Fuentes de la lucha antiterrorista explicaron a Estrella Digital que los comandos anarquistas funcionan como “grupúsculos” y que aunque no suponen una “amenaza real” es necesario mantenerlos “controlados para que no crezcan”. Además resaltan que no cuentan con un gran apoyo social.
Por otro lado, llama la atención las particularidades de las actuaciones de estos grupúsculos, como por ejemplo, la llamada a un centro de estética de ‘Moniquita’ y ‘Cariñoso’ para reivindicar su acción en Zaragoza. O el singular envío que realizó otro grupo ácrata. Bajo el ‘Grupo Anticlerical para el Fomento del Uso de Juguete Sexual-FAI-FRI’ enviaron dos consoladores-bomba al director de un colegio de los Legionarios de Cristo de Madrid y al arzobispo de Pamplona.
Aunque este tipo de movimiento anarquista funciona en todo el país, tienen su cuartel general en Barcelona y su objetivo principal es poner fin al sistema capitalista. Se organizan y desarrollan su preparación técnica a través de la red y cuentan con la ayuda que obtienen de colectivos ácratas de otros países como Grecia, Italia, Chile y Argentina. Utilizan desde artefactos explosivos caseros hasta las más distinguidas técnicas de vigilancia y contra vigilancia para evitar ser localizados por las fuerzas de seguridad del Estado.