lunes, septiembre 23, 2024
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«La sociedad debe apreciar más sus servicios»

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Es un tipo menudo, discreto, hijo de una de las familias argandeñas. De los que toma café y cañas en su pueblo –los de Arganda se resisten a ser de ciudad–, junto a sus amigos y amigas de siempre. Un hombre con permanente una sonrisa en los ojos y en los labios. Siempre afable y accesible; seña de identidad que comparte con sus hermanos.

Cuenta que “el Morcillo” era “la camioneta”. Porque en Arganda se iba a Madrid en camioneta. La empresa de transporte era la Lopez Morcillo.

Una empresa que montaron su abuelo y Juan López López, amigos de Arganda, que poseían cada uno un autobús. Fue antes de la guerra, luego continuó hasta llegar, en tercera generación, a Juan Manuel López y él, consjero delegado de Argabús.

Hemos hablado, no solo hoy, de muchas cosas; también de la actualidad y, como no puede ser de otra forma, del drama de los refugiados. Coincidimos en que la mejor fórmula es invertir en sus países, que el problema se resuelve en el origen. Y que Europa tiene mucha culpa de lo que pasa en Oriente Medio.

-¿Cómo se vive la transición entre una camioneta a una gran empresa como es Argabús?

-Siento sin duda orgullo, sobre todo por lo que ha significado en el crecimiento de Arganda, es difícil entender el crecimiento del municipio sin sus autobuses, y viceversa.

¿Ha cambiado tu forma de vivir siendo gran empresario?

-Todo el negocio se hace en la Comunidad de Madrid. Condiciona porque la gente te conoce y te señala. A quien te conoce no le importa, pero a quien no te conoce le condiciona su forma de relacionarse contigo, porque la gente a veces cree que, por ser quien eres, tienes que ser de una manera concreta.

– ¿Por qué nunca ha asumido un papel protagonista en Arganda?

-Es posible que sea por complejo, porque el papel protagonista nos lo ha dado el pueblo por Argabús, con todo lo que tiene de malo y de bueno. Formo parte de una familia que ha pasado por muchos momentos, y hemos crecido en la discreción, sin afán de protagonismo.

Han pasado por distintas corporaciones dirigidas por distintos colores políticos.

– Nos movemos con los tiempos, es una suerte que en Arganda se hayan producido cambios políticos porque eso nos ha permitido saber adaptarnos a todo aquel o aquella con quienes nos toca trabajar. Siempre hemos querido colaborar con los representantes del pueblo.

– ¿Cuáles son las grandes dificultades de los empresarios hoy?

-Con la crisis seguimos teniendo los mismos problemas; la lentitud de la Administración, la poca imaginación de la gente, el lastre que llevamos cuando no se nos deja evolucionar.

-¿Animarías a la gente a hacerse emprendedora? ¿Qué les aconsejarías?

Los emprendedores verdaderos fueron nuestros abuelos, que iniciaron una aventura cuando la gente no sabía conducir, ni había autobuses. El riesgo lo corrieron ellos.

Entiendo que lo que tira para adelante de la economía es que haya gente innovadora y gente que arriesgue en nuevos proyectos.

¿El sector en el que trabajas está bien tratado?

-El transporte es un servicio básico, y la sociedad es sociedad porque presta una serie de servicios básicos, el transporte entre otros. En el transporte pasa como en el resto de los servicios, las mismas quejas. Nosotros debemos llegar cada día a más gente y con mejor servicio y por lo tanto debemos intentar ser cada día mejores. Pero la sociedad, en su conjunto, también debe apreciar más sus servicios.

¿Cómo es el día a día de alguien que dirige una gran empresa?

-No hay dos días iguales, a esto hay que dedicarle todo el tiempo. Decía John Lennon que él «envidiaba al pescador que se levantaba, pescaba, se comía su pesca y esperaba hasta el día siguiente para hacer lo mismo». No tenía ningún tipo de aliciente, pero el hombre seguramente era feliz. Y Lennon le envidiaba porque, seguramente, tenía algo dentro que le empujaba todos los días a levantarse y componer algo distinto. MI día a día es, cada día, distinto, en Madrid o en Arganda, con reuniones y problemas todos los días. Cada jornada es una pelea diferente.

– ¿Cómo se concilia con la vida familiar?

Fatal. Si no tienes al lado alguien que entiende todo eso, se lleva muy mal. Es que en mi vida no se puede mirar el reloj, porque no se puede cortar cuando ya son horas de estar en casa. En mi caso se entiende, va hacer 18 años que me casé y la cosa funciona. Por suerte para mi, creo que he sabido elegir bien.

¿Cómo te relajas?

-Para relajarme y disfrutar, todos los domingos, quedo con amigos a andar por la montaña, y una vez al año paso una semana por los Pirineos o por los Picos de Europa. Es el efecto “camino de Santiago”, es pasar tiempo contigo mismo.

¿Cómo es la incorporación de la mujer en tu mundo, que durante mucho tiempo ha sido de hombres?

Hay dificultades, no me gustan las cosas por obligación. Pero es verdad que hay que potenciar su incorporación, porque ahora mismo para las empresas puede ser un trastorno contratar a determinado perfil de mujer. La Administración tiene que ser consciente que a la empresa, si no se la ayuda, va a esquivar esas contrataciones.

No puedo evitar hacerte una pregunta política, ¿Cómo ves lo que está pasando, después de las elecciones del 20 de Diciembre?

-Pues me parece un espectáculo bochornoso. Vivimos un contrasentido.

-¿Un empresario que tuviera a esos políticos de trabajadores los despediría?

-Si, se gastaría el dinero en despedirlos. Duele despedir a la gente. Pero a los que están sentados hoy negociando habría que despedirlos. Nos sobran egos en el mundo político y también sobran egos en el mundo empresarial. Hay gente que solo quiere figurar. Hay un chiste que está circulando » Corre, llegad a un acuerdo rápido, no vaya a ser que la gente se de cuenta que sin gobierno vivimos mejor»

¿De qué te ríes?

-De todo.

Una manía.

Tener amigos.

-¿Qué talento no tienes y te gustaría tener?

Algunos dicen que cuento chistes bien y yo creo que no….

-Que poder mágico te gustaría tener?

-El de cambiar algunas personas.

¿A quien invitarías a un café?

-Me estoy leyendo un libro de Amando de Miguel y me gustaría tomarme un café con él para poder escucharle.

¿A quién no le darías ni agua?

No aguanto el populismo gratuito.

Nombre de una persona

-Mi padre, Julián Morcillo.

Definición.

-Un luchador, una persona de su tiempo que supo ir amoldándose y que fue capaz de enseñarme muchas de las mejores cosas que he aprendido en mi vida.

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