El presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valladolid, el cardenal Ricardo Blázquez, ha afirmado que un toro «no es asesinado» porque, aunque a los animales no se les debe tratar con crueldad, «no tienen derechos humanos».
«Los DDHH tienen su fundamento en la dignidad de la persona. Un animal bruto no tiene DDHH. A ninguno se le puede tratar con crueldad pero un toro no es asesinado», ha precisado Blázquez durante su intervención este miércoles en un acto en el periódico La Razón.
Blázquez opta por que un partido se abstenga para que el Gobierno no se vaya «al traste»
El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, el cardenal Ricardo Blázquez, ha apuntado la posibilidad de que un partido se abstenga en un momento dado para impedir que la gobernación de España se vaya «al traste».
«Una de las formas, digo yo, por las que se puede constituir un gobierno es que en un momento determinado un partido diga yo no puedo afirmar esto pero yo no quiero que la gobernación de mi país se vaya al traste, entonces yo me puedo abstener. Eso es una forma también de colaboración y de generosidad», ha afirmado este miércoles durante un acto en La Razón, al que han acudido los ministros en funciones de Interior, Jorge Fernández Díaz, y Agricultura, Isabel García Tejerina, y el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado.
El cardenal se ha mostrado «preocupado» por el hecho de que el país lleve tres meses con un gobierno en funciones, una situación «inédita» que le causa «incertidumbre». Por ello, ha pedido a las formaciones políticas «diálogo» y que antepongan «el bien común a los intereses particulares».
«Era preciso diálogo y generosidad entre los partidos. Hace más de tres meses y estamos sumidos en la incertidumbre. Nos preocupa no sólo el largo tiempo transcurrido sino también las exclusiones de la comunicación. Nos hayamos en una encrucijada», ha subrayado.
Asimismo, ha lamentado que «abundan las descalificaciones y los insultos personales» que, a su juicio, «nunca son razones» sino «signos de debilidad». También ha mostrado su inquietud por que esta situación pueda «dejar huellas en la convivencia» e incluso «remover los cimientos» del pueblo español.
En este sentido, ha recordado que la Constitución Española fue gestada «en un ambiente de consenso» y aunque ha reconocido que hay aspectos que con el paso del tiempo pueden ser «actualizados», no ve » razonable» poner en cuestión las líneas básicas de la misma pues el país quedaría «a la intemperie».
También ha admitido que algunas medidas tomadas por partidos del cambio en gobiernos locales con respecto al hecho religioso le producen «inquietud» y, por ello, ha pedido «responsabilidad» y «no excluir a la mitad de la población».
Por otro lado, ha puesto de relieve la importancia de Europa pero ha pedido que no se reduzca a aspectos económicos y que no olvide sus raíces cristianas y » solidarias». En esta línea, ha rechazado el cierre de fronteras, un actitud que, a su juicio, demuestra «miedo y debilidad».
Por otra parte, ha criticado los fundamentalismos y el laicismo. «Ni fundamentalismos intolerantes ni laicismos disolventes», ha enfatizado.
Así, ha puntualizado que la Iglesia no aspira a ser una privilegiada pero ha defendido el derecho a la libertad religiosa para todas las confesiones, incluido el derecho a la elegir la clase de Religión en los colegios.